Andréi Kurkov: "La guerra está ahora en mis huesos"

El escritor ruso-ucraniano Andréi Kurkov en un acto durante la última Feria del Libro de Fráncfort.

Alberto García

Cuando las tropas rusas entraron por varios puntos fronterizos de Ucrania, Andréi Kurkov se quedó atónito. La noche anterior, por muchos tambores que sonaran, lo veía imposible. Nacido en San Petersburgo en 1961 y residente desde pequeño en Kiev, es el autor ucraniano más vendido en el extranjero. Tiene 19 libros traducidos a varios idiomas con gran éxito de ventas. Predominan en sus textos los episodios reales de la historia narrados a través de personajes y tramas disparatadas.

Desde ese 24 de febrero de 2022, sin embargo, le falta la soltura para fabular. Tampoco ha sido capaz de leer desacomplejadamente las novelas de suspense, los ensayos o las crónicas personales que tanto le gustan. Profesor en la Universidad de Standford, California, y galardonado por varios organismos internacionales, Kurkov se mudó temporalmente a una zona más segura de Ucrania y pasa alguna temporada fuera, pero sigue con atención lo que ocurre en las trincheras.

En este tiempo ha publicado Diario de una invasión y se acaba de rescatar Samsón y Nadiezhda (Alfaguara), un relato detectivesco ambientado a principios del siglo XX. Atiende por correo electrónico a tintaLibre y asegura que seguirá escribiendo en ruso porque no quiere permitir que esa lengua se la apropien en Moscú, siendo patrimonio de tanta gente. También alega una “censura de las emociones” a la hora de sentarse frente al teclado que le impediría crear nuevas obras cómicas como Muerte con pingüino o El jardinero de Ochákov.

Samsón y Nadiezhda es una mezcla de aventura, intriga y recreación del pasado. ¿Cuáles han sido las influencias? ¿Hay toques de la Odisea, de Tristam Shandy y de la literatura rusa, con esas grandes epopeyas y múltiples personajes?

En primer lugar, 1919 fue una época loca en Kiev. Era el segundo año de la guerra civil sobre las ruinas del imperio ruso y la segunda ocupación de los bolcheviques. Las normas que querían instalar eran bastante absurdas y, a veces, extremadamente crueles. He tratado de capturar la esencia de aquella vida posterior, y el surrealismo ayuda a crear una imagen de esa terrible realidad que estaba naciendo. Si se remonta a alguna tradición, quizás sea a la de la novela policiaca retro, de la que siempre he sido fan.

He leído la anécdota de que su primera aproximación literaria fue una oda a su mascota. ¿De dónde le viene esta afición?

De colegial ya empecé a escribir. Redacté un poema sobre mi hámster, que se quedó solo cuando sus hermanos, uno por uno, murieron prematuramente. Desde entonces, los animales no han sido una gran cosa en mi vida, pero les valoro como personajes de mis novelas.

Trabajó como traductor de japonés y como guardia de la KGB. ¿Cómo eran esos empleos?

Aprendí el idioma japonés en la Escuela de Traductores y por eso me registraron en la KGB. Querían enviarme al ejército en su unidad de radio-reconocimiento a una de las islas cerca de Japón, pero me las arreglé para evitarlo. En cambio, serví en una prisión en Odesa como guardia. Lamentablemente, nunca he usado realmente el japonés.

¿Cómo recuerda la década de los noventa, cuando todo se vino abajo y hubo una década de pobreza e incertidumbre?

Fue otro momento peligroso para Ucrania, con negocios al estilo de la Mafia y muchas muertes inexplicables. Pero también fue una época de gran creatividad, con escritores, cineastas y artistas que produjeron un trabajo increíble después de que se levantaran las restricciones de la era soviética. Ya no había censura y, de hecho, no había dinero para el arte. ¡A veces los delincuentes patrocinaban a los artistas y músicos de rock!

Volviendo a su libro la acción tiene lugar en Kiev en 1919, con los cosacos y el Ejército Rojo de los soviets. ¿Se podría traer la historia al presente y escribir algo similar?

No creo. En 1919, había seis ejércitos diferentes luchando entre sí en Ucrania, más que en la propia Rusia, donde la guerra civil se libró principalmente entre el Ejército Rojo y el Ejército Blanco. La situación actual es menos complicada. Incluso si piensas en la guerra de hoy, la vida cotidiana es relativamente estable.

A lo largo del libro sobrevuela un peligro constante, el control de los ciudadanos. ¿Cómo ha sido ese miedo a hablar o a ser visto en determinados círculos a lo largo del siglo?

Sí, la novela trata sobre el complicado y doloroso nacimiento del sistema soviético, que se caracterizó por la represión y el control hasta 1991. Es cierto que estas características existieron también en el imperio ruso, pero ese régimen aún dejó cauces hacia condiciones más libres. La Unión Soviética era literalmente hermética. Especialmente en la época de Stalin.

Una sensación que impregna el libro es que Kiev es un personaje más. ¿Qué significa esta ciudad para usted? , ¿qué sabe de la gente que vive allí ahora?

Gracias por la observación. Sí, es un personaje. Amo esta ciudad. Es mi hogar. Intento pasar el mayor tiempo posible en Kiev. Mi familia está allí. Ahora es una zona de guerra, como el resto del país. Como escritor, cuando estoy en Kiev puedo continuar con mi vida como antes, pero, por supuesto, piensas en lo que está pasando en otras ciudades y esperas el próximo ataque aéreo. De hecho, pienso en la guerra esté donde esté. Pienso en la terrible pérdida de la vida, la belleza y la cultura de Ucrania. La guerra está ahora en mis huesos y creo que es así para muchos habitantes de Kiev. Sigo muy de cerca su vida cultural y las “batallas internas”, como la guerra por parte de los intelectuales contra el famoso escritor Mijaíl Bulgákov y los intentos de cerrar su museo.

Por motivos ajenos a la novela, hay que hablar necesariamente de la guerra. ¿Cómo recuerda el intento de invasión rusa, hace ya un año?

Me sorprendió. No podía imaginar lo que iba a pasar a continuación. Estaba atónito. Despertado por las explosiones alrededor de Kiev, me quedé de pie junto a mi ventana, mirando a la calle durante aproximadamente una hora, incapaz de pensar con claridad o hacer nada. Luego comencé a recibir llamadas de medios extranjeros. Decidí concentrarme en el momento, para averiguar bien lo que ocurría y hablar con estos canales de noticias. Traté de ocuparme dando entrevistas y escribiendo. Nos mudamos a la frontera occidental de Ucrania para que me fuera más fácil viajar al extranjero en caso de eventos. Todo el tiempo supe que era afortunado. Otros habían perdido tanto... Lo que perdimos fue nuestra tranquilidad. Lo más importante era mantener una actitud positiva.

Sus novelas han estado prohibidas durante mucho tiempo en Rusia. Antes de que todos viéramos tan claramente los métodos de este país, ¿cómo era el régimen del Kremlin?

Perdona si respondo con la recomendación de dos libros donde abordo el tema: Bickford’s Fuse y The Geography of a Single Bullet (sin publicar en español). Hablan del régimen soviético, que es la base de la vida postsoviética en Rusia. Y en otra novela El último amor del presidente se trata la política ucraniana, muy conectada con la de Rusia hasta hace poco. Comenzamos a darnos cuenta en 2004, durante la revolución naranja. Nunca he vivido en Rusia (excepto cuando era un bebé por menos de dos años) y apenas la visité después de la independencia de Ucrania. Lo que entendí del régimen, desde la distancia, fue que la motivación de cada movimiento era el mantenimiento del poder y la codicia financiera de Putin. Su régimen heredó una red amplia pero intrincada de servicios especiales que el Kremlin podía usar para realizar un seguimiento de los acontecimientos. Si la imagen o las finanzas del Kremlin se beneficiaban de una empresa, se permitía que continuara. Si la empresa se consideraba una amenaza para cualquiera de ellos, se eliminaba. Probablemente dedicó mucho tiempo y esfuerzo para desarrollar estrategias y promover sus objetivos fuera de Rusia. Eso significaba sembrar inestabilidad siempre que fuera posible y, al mismo tiempo, hacer que el dinero y la energía rusos fueran esenciales para el crecimiento económico occidental. O, quizás lo más diabólico, cimentar relaciones amistosas y personales con personas influyentes en los negocios, las finanzas y el gobierno occidentales.

En Abejas grises la trama se sitúa en la guerra del Donbás. ¿Podría escribirse algo así ahora? ¿Cómo ha cambiado la situación?

No creo que pudiera rehacerlo. De hecho, el tema –la zona gris y la coexistencia de un hombre y una guerra– ahora ha desaparecido. Ha sido destruido por la agresión rusa. Estamos en otro nivel de guerra donde no hay zona gris: todos mueren y se destruyen. No puedo imaginar escribir ninguna ficción sobre lo que está sucediendo en este momento en Ucrania. Creo que pasarán muchos años antes de que pueda ver esta terrible situación de una manera que me permita escribir algo ficticio al respecto.

Ya dijo al inicio de la invasión que no podía escribir ficción. ¿Cómo le afectó personal y profesionalmente la guerra?

Desde febrero de 2022 no puedo escribir ficción. Ha sido exiliada de mi mente, aunque no esté en el exilio. Me quedé en Ucrania tanto como pude durante 2022 y haré lo mismo este año. Tuve la experiencia de ser una persona desplazada y refugiada, lo que me ayudó a comprender mucho más sobre la guerra y su naturaleza. Estos meses he intentado mantenerme fuerte, calmado, y trabajar tanto como fuera posible. Ahora me siento cansado, pero sigo escribiendo no ficción sobre Ucrania y la guerra. También sueño con volver a escribir ficción. ¡Espero poder volver a la serie de novelas de Samsón este año!

También ha confesado que no puede concentrarse

Imparto un curso de Literatura Comparada en la Universidad de Stanford, así que he tenido que empezar a leer de nuevo y estoy contento. He releído la novela Moscoviada, de Yuri Andrujovich, y me ha impresionado mucho.

Dicha novela describe las actuaciones del Ejército Rojo. ¿Cómo ve ahora al ejército ucraniano? ¿Se esperaba esta respuesta?

El ejército ucraniano está bien entrenado y es heroico. Sienten (espero) el apoyo de una población que también intenta ser heroica. Solo necesita equipo suficiente y moderno para ser invencible. Quizás sea importante recordar que el rechazo inicial al ataque ruso fue posible en gran parte gracias a los soldados voluntarios que ya estaban luchando en 2014 y 2015, el verdadero comienzo de esta guerra.

Los principales actores consideraban que una Ucrania sumisa era la clave para la estabilidad, pero Ucrania no quiere someterse

Quiero preguntarle sobre el presidente Zelenski. Estaba en un momento de caída de su popularidad y ahora es una figura clave. ¿Qué opina de él, tanto por su ascenso al poder como por su papel en el conflicto?

Zelenski está jugando el papel de un líder fuerte y decidido. Eso es lo mejor que puede hacer en este momento, y lo hace bien. La guerra lo hizo político, no la victoria en las elecciones presidenciales. Entiendo lo estresado que está ahora, pero me alegra poder decir palabras positivas sobre él. No voté por él y no estaba contento con su victoria en las elecciones. Ahora creo que es bueno que sea el presidente del país en un momento así. No solo por su talento como actor, sino también porque es joven y está lleno de energía. Cuando lo comparas con Putin ves que es la guerra entre viejos y jóvenes, entre el pasado y el futuro. Y el futuro, Ucrania, no puede perder en esta guerra.

Ha insistido en decir que el fin será la victoria y que eso significa recuperar todo el territorio ucraniano. ¿Qué supone para usted este concepto, que ha ido cambiando a lo largo de los meses?

Tiene razón. Ese tipo de victoria es la única victoria posible. Cualquier otra cosa será una continuación de la confrontación militar que hemos tenido desde 2014. Cualquier compromiso también recompensará la agresión de Rusia y dará un mensaje muy peligroso a otros estados rebeldes. No pienso tanto en términos de victoria: demasiados ucranianos han perdido la vida, sus hogares, sus medios de subsistencia. Prefiero verlo como una restauración de la justicia y una base para relaciones estables entre países.

¿Qué piensa sobre la reacción de los rusos? ¿Tienen alguna posibilidad de rebelarse? ¿Cuál ha sido la posición de los escritores o intelectuales? ¿Ha recibido mucho apoyo?

No soy un experto. Entiendo que no tienen tradición de democracia ni de sociedad civil. Putin ha retratado muy hábilmente estos sistemas como la raíz de toda permisividad y maldad. Y tienen el hábito de que les digan qué hacer. Como la mayoría de las personas, los rusos son felices cuando su situación material es estable (incluso en un nivel bastante bajo de prosperidad económica), pero también hay personas que desean una mayor libertad para lograr lo que sea. Quizás este individualismo ha sido completamente desarraigado por el régimen de Putin. A diferencia de la época soviética, cuando las personas que buscaban la libertad eran enviadas a los campos, los servicios especiales se aseguraron de que los personajes difíciles fueran comprados, sobornados o chantajeados para que silenciaran o abandonaran el país. Y, por supuesto, muchos han sido encarcelados o incluso asesinados. Los escritores rusos que viven fuera de Rusia suelen apoyar mucho a Ucrania. Los intelectuales dentro del país parecen incapaces de pensar racionalmente. Han firmado cartas públicas apoyando la guerra de Putin. A menudo me pregunto qué haría yo en su lugar. Supongo que no habría permanecido en Rusia el tiempo suficiente para averiguarlo.

Otros elementos clave en el conflicto son Estados Unidos y los países de la OTAN. ¿Cómo cree que están actuando? ¿Hay peligro para ellos también?

Después de la desintegración de la URSS y la escisión de sus estados satélites, EEUU, Europa y la OTAN tenían muchas esperanzas de que hubiera estabilidad en Europa central y vieron la sumisión silenciosa de Ucrania a Rusia como clave para esta estabilidad. Estaban interesados en el beneficio económico para ellos mismos y esperaban que Rusia se convirtiera en un país razonablemente próspero y democrático que formara una relación de beneficio mutuo con Ucrania, pero no sucedió. Era bastante lógico. Y Occidente no reaccionó. Estados Unidos y Europa cometieron un terrible error al continuar comprometiéndose con Rusia como un socio igualitario, incluso cuando era obvio que en realidad era un Estado canalla y una amenaza para el derecho internacional y la estabilidad mundial. Sin embargo, los gobiernos ucranianos consecutivos tampoco lograron que la democracia y el Estado de derecho fueran fundamentales en el futuro del país. La sociedad civil ucraniana se enfrentó dos veces a los intentos, respaldados por Rusia, de subvertir la democracia. A través de las revueltas, lograron algo positivo, quizás lo más importante: creer en el poder de las personas que se unen. En mis momentos más cínicos, me pregunto si Occidente no hizo más para controlar el expansionismo de Rusia porque temían al poder popular demostrado en Ucrania. No estoy sugiriendo que ni la revolución naranja ni la revolución de la dignidad estuvieran completamente libres de elementos subversivos. Pero esos hechos permitieron que una masa crítica de la población viera alternativas al dogma y al control.

Ha comentado que la guerra provoca apatía y llama la atención que todavía sigamos pendientes de lo que ocurre, cuando vivimos en un mundo donde las noticias desaparecen de un día para otro. ¿Es este caso diferente?

Para quienes no están involucrados personalmente, es difícil mantener el interés en Ucrania. También es cierto que están sucediendo otras cosas terribles en el mundo a las que se les presta poca o ninguna atención debido a la agresión de Rusia. Es lamentable. Pero los líderes occidentales y la OTAN saben que deben concentrarse allí porque la ley y el orden internacional dependen de ello. Además, en Europa hay suficientes refugiados ucranianos que siguen recordando que el problema no ha desaparecido y que la gente necesita apoyo.

Volviendo al oficio de escritor, ¿qué papel juega la creación en algo tan duro como esto?

Muchos artistas, escritores y músicos pueden expresar sus sentimientos sobre la guerra a través de su trabajo y esto también ayuda a su audiencia a sobrellevarla. En este momento se está produciendo una poesía maravillosa en Ucrania. Halyna Kruk, de Leópolis, acaba de ser traducida al inglés con la antología Un curso intensivo de cócteles molotov. Otros visitan las áreas cercanas al frente, hablando con soldados y civiles, o recaudan fondos, como Serhiy Zhadan y Victoria Amelina.

Usa a menudo el humor. ¿Es posible hacer uso de él en todas las circunstancias?

Los ucranianos no han perdido el sentido del humor, aunque a veces la tragedia lo adormece. Todos los días, las redes sociales y las noticias muestran nuevos videoclips de soldados ucranianos haciendo payasadas. También aparecen nuevas anécdotas.

Es absurdo preguntarlo, pero, ¿cómo imagina que terminará esto? ¿Vendrá algo mejor que Putin?

Eventualmente, sí. Cuando las fuerzas destructivas dentro de Rusia se hayan devorado entre sí. Después de la salida de Putin habrá una guerra entre mini-putins como Prigozhin, Shoigu, Kadyrov. Y solo después de esta guerra puede haber cambios positivos en Rusia porque ninguno de

ellos llegará a la cima del poder.

Por último, ¿qué le remueve cuando ve que un país como Ucrania haya pasado de ser muy desconocido o casi sin importancia a estar en boca de todo el mundo?

Hubiera preferido que siguiera siendo poco conocida, pero su papel en la confrontación era probablemente inevitable. Los principales actores consideraban que una Ucrania sumisa era la clave para la estabilidad. El único problema es que Ucrania no quiere someterse. Afortunadamente, el mundo occidental ahora se da cuenta de que su estrategia original tenía graves fallas y ven la necesidad de defender la democracia y el estado de derecho en la geopolítica.

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