Nostálgicos, adanistas e incompetentes
Nostálgicos y adanistas, disfrazados de demócratas, amenazan la democracia. Moisés Naín, en La revancha de los poderosos, escribe: ¿“Qué es este nuevo enemigo que amenaza nuestra libertad, nuestra prosperidad, y hasta nuestra supervivencia como sociedades democráticas”? La respuesta —escribe el autor— es el poder, en una forma nueva y maligna.
Los nueve puntos referenciados en la introducción de este libro (imprescindible), editado en 2022, son la constatación de que se están asentando nuevos regímenes donde populismo, polarización y posverdad son los elementos básicos que, como un cáncer, se han instalado en gran parte de la sociedad de muchas naciones. Han pasado cuatro años de aquel libro y la situación no se atempera; es más, entramos en un periodo, el próximo 2026, en el que se acentuará o se quebrará el derrotero.
El devenir dependerá de cómo ejerzamos los ciudadanos nuestra responsabilidad; solo el voto no será suficiente, la denuncia debe ser continuada; insisto en la fórmula válida y universal que no tiene propietario: “El que puede hacer que haga”, ojo, sin mentiras ni intrigas.
Esos nuevos especímenes, y alguno viejo, se apoyan en nostálgicos irredentos, que intentan recuperar rancios sistemas del pasado –caso chileno–, que fueron impuestos a los ciudadanos. El éxito de otros se debe en parte a una izquierda incapaz, que traicionó las esperanzas de sus votantes; en otros casos se debe a gobiernos que han utilizado la democracia de forma espuria y en su provecho, ¿caso Trump?
Abusan de la democracia usándola como caballo de Troya; así destruyen el sistema desde dentro, con parte de la sociedad entregada a estos advenedizos de pretensiones desmedidas
No olvidemos a esos gobiernos de nuevo cuño, sin experiencia alguna, de maneras adanistas, como si nada hubiera existido antes de ellos. Aquí hemos tenido una experiencia cuando algún movimiento del pasado, caso del 15 M, fue abducido por nuevos postulantes; lo hicieron suyo aportándolo como gran novedad de cuño propio. Éxito garantizado en el corto plazo, ruina a medio plazo cuando la realidad saca de su ficción a sus promotores y, lo peor, arrastra a los ciudadanos al hastío; sueños enterrados y ocasiones perdidas.
Abusan de la democracia usándola como caballo de Troya; así destruyen el sistema desde dentro, con parte de la sociedad entregada a estos advenedizos de pretensiones desmedidas. Su absoluta falta de respeto a los derechos humanos y el intento de silenciar a ese adversario siempre molesto, la prensa, son alertas que les delatan.
Una derecha que se abraza a la ultraderecha para alcanzar el poder; una izquierda que olvida sus principios y se abraza a extremistas que se dicen de izquierdas y que viven fuera de la realidad. En ambos casos: ruina. Esos corruptores de la democracia están en todos los estamentos sociales, adoran a los sátrapas y solo pretenden un cierto caos para alcanzar el poder.
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Mariano De la Puente Mayenco es socio de infoLibre.