Casi 500 personas murieron en la ola de calor de junio solo en Madrid y Barcelona, según un estudio europeo

Varias personas pasean por la calle, a 16 de junio de 2025, en Madrid.

La fuerte ola de calor que sufrió Europa hace diez días disparó la mortalidad en Madrid y Barcelona, así como en otras grandes ciudades del continente. Estas dos urbes españolas registraron un incremento de la mortalidad prematura, directamente relacionado con el calor, de 458 personas, según un estudio publicado este miércoles por el Imperial College London y la London School of Hygiene & Tropical Medicine, dos instituciones punteras en el estudio del cambio climático y la salud. El análisis se ha realizado en 12 ciudades europeas y en total estima que en ellas sec produjeron 2.305 víctimas por calor.

Los autores subrayan que el cambio climático es el responsable de la alta mortalidad porque ha incrementado la temperatura máxima de esta ola de calor entre 2 °C y 4 °C. "Independientemente del cambio climático, esos días habrían sido calurosos en Europa, pero el calentamiento global ha provocado que la ola de calor haya sido mucho más peligrosa", matizó durante una rueda de prensa Ben Clarke, investigador del Centro de Política Ambiental de lmperial College.

En concreto, el cambio climático ha aumentado un 65% las muertes de esta ola de calor frente a un escenario sin calentamiento global, según los autores. Las víctimas en ese contexto teórico habrían sido 503, es decir, 1.500 menos. Más del 80% de las víctimas han sido mayores de 65 años.

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Todavía está por ver si este evento extremo marcará el verano más mortífero de los últimos años, puesto que el verano de 2022 fallecieron unos 60.000 europeos por calor. En este caso, las 2.300 víctimas que recoge el estudio se han registrado en un periodo de tan solo cinco días, entre el 23 de junio y el 2 de julio, y en las ciudades de París, Londres, Milán, Madrid, Barcelona, Atenas, Roma, Lisboa, Sassari, Frankfurt, Budapest y Zagreb.

Los mayores excesos de mortalidad que han encontrado los autores están en Milán (499), París (373) y Barcelona (340). En Madrid estiman 118 víctimas prematuras por calor para esos días. Las cifras para las dos ciudades españolas están en la línea del estudio continuo que hace el Instituto de Salud Carlos III y su Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo), que estima que en esos cinco días murieron por altas temperaturas 453 españoles, aunque en ese caso los cálculos son para todo el país. Esta herramienta permite ampliar el abanico y desde el 1 de junio hasta el 7 de julio, el MoMo calcula 1.016 víctimas por calor en España, más que en ese mismo periodo de 2022.

Durante la rueda de prensa, los expertos de las universidades británicas abordaron la enorme diferencia de muertes entre Barcelona y Madrid, pese a que la capital sufrió temperaturas más altas a finales de junio (la primera estuvo en aviso amarillo y la segunda en naranja). "Las temperaturas no fueron tan altas en Barcelona y esto es una muestra muy clara de la vulnerabilidad de la población frente a Madrid. El efecto del calor en Barcelona es más profundo porque la población es más vulnerable", comentó Garyfallos Konstantinoudis, profesor del Imperial College.

La elevada cifra de víctimas en París o Milán, donde las temperaturas fueron también más suaves que en Madrid, demuestran también que la adaptación de la población al calor salva vidas. Hay numerosos estudios que avalan esta teoría, como el hecho de que el verano más mortífero por calor en Europa fue el de 2003, cuando murieron 70.000 personas, pese a que los veranos del último lustro han sido mucho más cálidos que ese.

Los investigadores también fueron preguntados si es posible que en los próximos años la situación vaya a peor: "Es razonable pensar que si el calentamiento global continúa a este ritmo, esto no va a dejar de pasar. Las ciudades deben prepararse", respondió Ben Clarke. Pierrre Masselot, investigador de la London School of Hygiene, añadió que para reducir la mortalidad en las ciudades hay que sacar los coches, preparar refugios de calor y aumentar la vegetación. "Pero ninguna de estas medidas es tan efectiva como reducir la emisión de gases de efecto invernadero", dijo.

Para calcular el número de víctimas relacionado con la ola de calor, el estudio publicado este miércoles analiza los datos de los servicios sanitarios locales sobre fallecimientos durante los días de la ola de calor y los comparan con los registros pasados del histórico. Para desagregar entre las muertes que además se deben al cambio climático, los autores han elaborado una estimación de las víctimas en un escenario contra factual sin calentamiento global, y han comparado ambas cifras. El estudio se ha sido realizado en apenas una semana, por lo que no ha podido pasar un proceso de revisión por pares, pero los cálculos se basan en estimaciones que se han utilizado en decenas de análisis similares que sí han sido avalados en revisiones por pares.

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