Las primeras elecciones tras la victoria de Trump avisan de que EEUU se está cansando de su presidente

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habla en el Despacho Oval de la Casa Blanca.

El socialista, musulmán y objetivo de las críticas de Donald Trump Zohran Mamdani ganó el pasado martes las elecciones a la alcaldía de Nueva York pese a ser un completo desconocido hasta hace unos meses: cuando lanzó su campaña, las encuestas apenas le daban un 1% de posibilidades de ganar. Y, aunque es cierto que el resultado de Nueva York no puede extrapolarse al resto de Estados Unidos, tanto de estos como del resto de comicios que tuvieron lugar el martes en el país sí pueden sacarse conclusiones que guiarán en el próximo año la política estadounidense, hasta las elecciones de medio mandato que se celebrarán en noviembre de 2026.

En tres elecciones clave, los candidatos del Partido Demócrata arrasaron este martes en las urnas. Este era el primer examen para la formación tras la contundente derrota que sufrió en las presidenciales del año pasado, y, por tanto, suponía una prueba crucial. Los demócratas han centrado sus respectivas campañas en diferenciarse de Trump y en lanzar propuestas para hacer frente a la principal preocupación para la población: el coste de la vida. Y les funcionó. 

El propio Trump hizo autocrítica, admitiendo  que los republicanos tuvieron "una mala noche". "No creo que fuese una buena noche para los republicanos", dijo en la Casa Blanca antes de un encuentro con miembros del partido, "pero fue una tarde interesante, y aprendimos mucho, y de eso es de lo que vamos a hablar". El índice de aprobación del presidente está en su peor momento, tanto de este mandato como del primero. 

Sigue siendo la economía 

Los votantes manifestaron en las encuestas que están descontentos con la deriva del país, y quienes así lo dijeron votaron mayoritariamente demócrata. Y dentro de ese descontento, la economía sigue siendo la principal preocupación de la población, según una encuesta de AP Voter, que sugiere que muchos están profundamente preocupados por los altos precios y las menores oportunidades laborales. Así, de la misma manera que muchos auparon a Trump de vuelta a la Casa Blanca para que cumpliese con su promesa de bajar la inflación e impulsar el crecimiento, las finanzas siguen guiando el voto de los estadounidenses. 

En los últimos meses, la bolsa se ha disparado, pero la inflación sigue siendo elevada y el empleo se ha ralentizado. Además, el cierre del Gobierno federal y las amenazas de Trump de despedir a más empleados públicos han creado más incertidumbre. Como resultado, casi todos los condados de Nueva Jersey y de Virginia, que eligieron a sus nuevas gobernadoras el martes, se desplazaron hacia la izquierda frente a los resultados de 2024.

Uno de los grupos más afectados por las políticas económicas de Trump son los hispanos. Los latinos sorprendieron impulsando la victoria de las candidatas demócratas tanto en Virginia como en Nueva Jersey, pese a que fueron uno de los grupos más importantes entre los que votaron a Trump el año pasado. En las elecciones presidenciales de noviembre de 2024, el porcentaje de latinos que votaron por Trump subió del 36% de 2020 al 48%, según datos del Pew Research Center (y frente al 51% que consiguió la exvicepresidenta Kamala Harris).

En la ciudad de Manasas Park, en Virginia, los latinos (que suponen el 46% de la población) aumentaron su apoyo al Partido Demócrata en 22 puntos porcentuales frente a los comicios presidenciales del año pasado. En Nueva Jersey, la también demócrata y próxima gobernadora, Mikie Sherrill, consiguió el 68% de los votos en este grupo de población.

"Los latinos están abandonando al Partido Republicano", opina el estratega político y autor del libro El siglo de los latinos, Mike Madrid. No es el único en señalar que los hispanos han apoyado a los demócratas en estas elecciones mucho más de lo que se pensaba, aunque al mismo tiempo indican que no está claro si esa conclusión se puede extrapolar a todo el país.

"El cambio en el voto latino es muy importante. Trump consiguió avances muy importantes, el 46% de los votos. Pero la situación ha dado un giro de 180 grados. Los republicanos a nivel estatal están empezando a entrar en pánico por los planes de cambios en los distritos electorales, porque esos planes en Texas solo funcionan si logran los votos de latinos que consiguieron en 2024", ha asegurado Jessica Tarlov, estratega política estadounidense, que ha trabajado en el Partido Demócrata, en la cadena de televisión Fox.

Además de los comicios en Nueva York, Nueva Jersey y Virginia, el martes se celebraron otras elecciones cuyos resultados también apuntaron en la misma dirección: en Pensilvania, los votantes decidieron mantener al Supremo de mayoría demócrata durante los próximos diez años, y en Maine, rechazaron aprobar que los votantes tengan que presentar un carné de identidad en las urnas, como Trump pide. En California, como cita Tarlov, optaron por respaldar la propuesta del gobernador para redibujar los distritos electorales a favor de los demócratas, en respuesta a la misma iniciativa que los republicanos están teniendo en Texas.

Las señales que marcan el camino a las 'midterms'

Muchos de quienes apoyan a Trump han tratado de quitar importancia a los resultados de esta semana, asegurando que los demócratas han ganado en bastiones claramente demócratas. Pero hay señales significativas que apuntan que la victoria ha sido más que solo eso: en Virginia, la demócrata y próxima gobernadora, Abigail Spanberger,  no solo se convertirá en la primera mujer en ocupar ese puesto, sino que consiguió el mayor número de votos que jamás ha obtenido el partido en la historia reciente del estado. 

Y en Nueva Jersey, la moderada y demócrata Sherrill ganó por goleada al aliado de Trump, pese a que en 2024 el presidente consiguió las mejores cifras de los últimos veinte años por parte de un republicano. Pero, además, es la primera vez que se elige a un gobernador o gobernadora del mismo partido durante tres mandatos seguidos.

En todo caso, no solo los latinos han cambiado de opinión: los demócratas gastaron millones de dólares para intentar movilizar a negros, hispanos y asiáticos, y las encuestas a pie de urna revelan que funcionó: las candidatas demócratas ganaron con amplios márgenes entre esos grupos de población.

Otro grupo aparentemente descontento con Trump es el de los trabajadores federales. Spanberger obtuvo en Virginia resultados mucho mejores que otros candidatos demócratas previos, posiblemente impulsada por el enfado de los miles de trabajadores federales que viven allí y que no están cobrando por el cierre del Gobierno federal. Virginia está justo al sur de Washington DC, y de un territorio a otro se puede viajar en bus, metro, bicicleta e incluso andando. Según una encuesta de CNN, la demócrata consiguió el 61% de los votos entre aquellos que tienen a un trabajador federal o contratista del Gobierno como conviviente, frente al 52% de quienes no lo tienen. En ese mismo sentido, en los suburbios del norte de ese estado, Spanberger ha logrado resultados mucho mejores que Harris el año pasado (ocho puntos por encima) y también que el anterior candidato demócrata a gobernador (nueve puntos). 

¿Es el resultado extrapolable?

No es posible saber si lo que ha empujado a Nueva York, Virginia y Nueva Jersey a votar más a la izquierda que en las elecciones presidenciales del año pasado es una señal de lo que podría ocurrir el año que viene durante las elecciones de medio mandato al Congreso, pero sin duda es un aviso. Porque los demócratas podrían continuar capitalizando el descontento hacia Trump, y porque de la misma manera que Mamdani se ha hecho un hueco en Nueva York en apenas unos meses, otros candidatos ahora desconocidos podrían surgir de aquí al próximo noviembre, entusiasmando al electorado. 

"No es un mensaje solo sobre los demócratas, sino sobre todo el país. Creo que los estadounidenses están horrorizados por lo que están viendo de esta Administración", vaticinó en la noche electoral la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, una de las pocas demócratas que desde el principio apoyó al joven Mamdani.

"Aquellos votantes a los que no les gusta nadie [ningún candidato, se entiende] tendieron a votar a los republicanos el año pasado, cuando había un demócrata en la Casa Blanca. Ahora la historia es muy diferente. Los demócratas van a conseguir grandes avances durante los dos próximos años, quizás durante los próximos cuatro", pronosticaba ya a finales de octubre la empresa estadounidense de encuestas Public Policy Polling, cuyos últimos sondeos revelan que los votantes están descontentos y planean pagarlo con quien está en el poder.

No es sólo Mamdani: el mensaje que las victorias demócratas le lanzan a Trump

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Trump no iba en ninguna papeleta, como él mismo se encargó de resaltar en la noche electoral, pero sí se había implicado en las elecciones, animando a no votar por Mamdani en Nueva York o a hacerlo por el candidato republicano de Nueva Jersey. Y ahora los demócratas aprovecharán que no obtuvo el resultado deseado, como hizo el ahora alcalde electo de Nueva York en su discurso de victoria.

“Donald Trump, como sé que estás viéndome, tengo cuatro palabras para ti: ¡sube el volumen! [turn the volume up, en inglés]”, aulló Mamdani, pasando a repasar los principales mensajes de su campaña, muchos en clave nacional. “Haremos que los propietarios se responsabilicen, porque los Donald Trump de esta ciudad se han acomodado en eso de aprovecharse de sus inquilinos. Acabaremos con la cultura de la corrupción que ha permitido que multimillonarios como Trump evadan impuestos y exploten las exenciones de impuestos. Estaremos del lado de los sindicatos y ampliaremos la protección a los trabajadores porque sabemos, al igual que Donald Trump, que cuando la clase trabajadora tiene derechos de hierro, los jefes que intentan extorsionarla se vuelven muy pequeños. Nueva York seguirá siendo una ciudad de inmigrantes, una ciudad construida por inmigrantes, impulsada por inmigrantes, y desde hoy, liderada por un inmigrante. Así que escúchame, presidente Trump, cuando digo esto: para atraparnos a cualquiera de nosotros, tendrás que pasar por todos nosotros”. 

A día de hoy, los republicanos tienen una mayoría de 219 representantes en el Congreso y los demócratas cuentan con 213. Eso significa que la posibilidad de que los demócratas recuperen el control de la Cámara de Representantes el año que viene dependerá solo de un puñado de elecciones que ya han empezado a tratar de dominar. La carrera para las midterms ha empezado.

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