Memoria Histórica
De Alianza Popular al PP de Feijóo: la derecha sigue blanqueando el franquismo cincuenta años después
La historia del Partido Popular —y la de Vox— no se puede entender sin su herencia franquista. Tras la muerte del dictador Francisco Franco, de la que este jueves se cumplen cincuenta años, las derechas españolas se agruparon en tres partidos políticos relevantes: Alianza Popular, Unión de Centro Democrático y Fuerza Nueva. Alianza Popular, el precursor del actual PP, representaba al franquismo mayoritario, ya que además de estar fundada por siete exministros del régimen, como Manuel Fraga —el padrino político del actual líder del PP, Alberto Núñez Feijóo—, Cruz Martínez Esteruelas, Federico Silva Muñoz, Laureano López Rodó, Gonzalo Fernández de la Mora y Licinio de la Fuente, en su asamblea estatutaria reivindicó el legado del dictador.
Alianza Popular representó en sus inicios a la derecha inmovilista que se oponía a una ruptura total con el régimen, defendiendo posturas que buscaban una reforma lenta y controlada. Prueba de ello es que el 31 de octubre de 1978, la formación se partió en tres a la hora de votar la nueva Constitución española. De sus 16 diputados, ocho votaron a favor, cinco en contra y tres se abstuvieron. Fraga fue uno de los que se abstuvo porque, a su juicio, la Carta Magna suponía un "grave peligro" para la unidad nacional, "por las objeciones importantes de vacío religioso y moral" en su articulado, las "dudas y fallos" en el modelo económico y social y la "representación de un modelo por lo menos discutible y que podía haber quedado para la ley electoral". Se trata de la misma Constitución que el actual Partido Popular reivindica como propia.
En enero de 1989, tras siete años de mandato del socialista Felipe González, el propio Fraga renunció a las sus siglas de AP para transformarse en el actual PP. "Sé que a muchos de vosotros os está sangrando el corazón. El mío también sangra. Pero ha llegado el momento de cambiar de nombre. Alianza Popular se llamará Partido Popular. Esa es mi decisión", anunció en el llamado Congreso de la Refundación, con el que la derecha buscaba dejar atrás el pasado.
Ana Sofía Cardenal, profesora de Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) asegura que el actual Partido Popular "tiene vínculos clarísimos con el franquismo" desde su fundación. "Fraga fue un ministro de los más liberales, pero fue ministro con Franco, el encargado de la propaganda y la prensa del régimen. Y ejerció y aplicó la censura, como no podía ser de otra manera", señala en conversación con infoLibre. Cardenal considera que, llegado el momento, el PP "tuvo que hacer de la necesidad virtud" y comenzó una "reorganización" que lideró el expresidente José María Aznar para tratar de "lavar la cara" al partido.
Las resistencias del PP para condenar explícitamente el franquismo
Sin embargo, a lo largo de estos cincuenta años, el PP ha sido prisionero de su herencia al no condenar de manera expresa el franquismo. No fue hasta el año 2002, casi tres décadas después de la muerte de Franco, cuando los conservadores impulsaron una proposición no de ley como alternativa a las propuestas de otros grupos parlamentarios que llevaban años intentando un reconocimiento de las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo. Sin embargo, Franco no aparecía citado de manera expresa en esa iniciativa en la que solo se condenaba de manera genérica "la violencia con la finalidad de imponer sus convicciones políticas" y con el fin de "establecer regímenes totalitarios contrarios a la libertad y la dignidad de todos los ciudadanos".
Para Pilar Mera, profesora y directora del Departamento de Historia Social y Pensamiento Político de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED, esta condena con matices fue "un error táctico y estratégico" de un Aznar en el Gobierno que tuvo miedo de que sus votantes les penalizaran si era más contundente. "Muchos de los políticos que estaban en ese momento podrían haber hecho una manifestación más clara, pero pensaban que a sus bases no les gustaría porque eran hijos del bando nacional e igual se iban a sentir ofendidos", analiza.
Desde entonces los conservadores se han puesto de perfil o han rechazado, directamente, iniciativas y leyes propuestas por otras formaciones políticas sobre el tema. Lo que alegan en el PP es que las leyes de memoria impulsadas por los socialistas, primero bajo el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero y después bajo el de Pedro Sánchez, solo quieren "reabrir heridas". La memoria es también uno de los principales campos de batalla de la extrema derecha, que siempre la sitúa entre sus prioridades legislativas en las negociaciones autonómicas con el PP.
La profesora titular de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Ana Martínez Rus, rechaza ese argumento y asegura que la ley de memoria no reabre heridas, sino que busca cerrar aquellas que "ya estaban abiertas" y no cicatrizaron debido a que nunca se cerraron de forma "democrática, justa o correcta". “Lo mínimo es que no se reabran heridas de forma injusta, sesgada o partidista. Y yo creo que eso es lo tiene que prevalecer”, afirma. "Las resistencias del PP se producen porque no han sido capaces de matar al padre", resume.
Martínez Mus también cree que el PP nunca ha roto de forma clara con los franquistas que se "reciclaron" en la Transición y que los conservadores han mostrado poca sensibilidad hacia las víctimas, lo que contrasta con el trato a las de ETA. "Nadie fue enjuiciado, y jerarcas, ministros y la propia familia del dictador permanecieron 'intocables' con sus propiedades, muchas de ellas fruto de expolio, lo que hizo muy difícil romper con el pasado", razona. La historiadora también señala que la Transición fue pilotada por "herederos de ese régimen".
Cardenal, por su parte, señala que "hay una parte de la derecha, que no es necesariamente franquista, que creen que Zapatero rompió un pacto implícito cuando empezó a plantear esa ley de memoria" y que por ese motivo hubo tanto revuelo social. "Hay sectores liberales que de forma sincera creen que fue un paso muy grave porque la ruptura del consenso se produce en este momento, pero creo que se equivocan en el diagnostico", señala.
La influencia de Vox en un PP cada vez más radicalizado
Las tres expertas consultadas señalan que, en todo caso, las resistencias del PP no "son nuevas" ya que "siempre han tenido esta actitud de silencio" hacia esta etapa de nuestra historia. "Cuando Zapatero empieza a tramitar la ley de memoria, lo consideran una traición al pacto de la Transición", en palabras de Cardenal. La profesora de la UOC cree que, además, el PP está cada vez más radicalizado por "culpa de la competencia" con Vox. "Antes eran ambiguos por los sectores franquistas que aún quedaban en el PP. Ahora pueden entrar, directamente, a blanquear la dictadura como ya hace la extrema derecha. Vamos a verlo dando pasos en esa dirección"
Desde su irrupción en la política hace más de un lustro, la formación liderada por Santiago Abascal ni ha renegado, ni ha condenado, ni ha hecho siquiera un juicio crítico sobre la dictadura. Todo lo contrario. A diferencia de lo que ha venido siendo habitual en el PP, no esquiva este asunto, sino que hace política con él. Los ejemplos abundan. El líder del partido ha calificado el golpe de Estado de 1936 como un "movimiento cívico militar" o ha responsabilizado al PSOE de la Guerra Civil. E incluso ha llegado a decir, en pleno Congreso, que el Gobierno de Sánchez es "el peor en nuestro país en 80 años" –dictadura incluida–.
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Mera coincide y cree que el PP "perdió su oportunidad" hace ya muchos años y que ahora es "rehén" de un Vox que "lo empuja a posiciones" más radicales. Y ya anticipa que si el próximo gobierno es una coalición entre el PP y Vox, con los de Santiago Abascal fuertes, "la memoria va a ser una condición". "No van a dejar la ley sin fondos, como hizo en su día Mariano Rajoy, sino que van a derogarla porque Abascal lo va a poner como condición", añade Cardenal, que apunta a que la memoria siempre es una de las batallas clave para las derechas radicales y, aunque el contexto español es muy específico, es un elemento coincidente en muchas de ellas.
Martínez Mus señala que Vox ha adoptado completamente el mensaje sobre las "bonanzas" del franquismo pese a que la dictadura causó un retroceso macroeconómico estructural y produjo "represión, censura, ejecuciones, encarcelamientos, política autárquica y hambruna". Así, lamenta la romantización que hay del pasado que "olvida" las cuestiones mollares de la dictadura. "La extrema derecha reivindica ese periodo y les parece fatal que se condene", apunta.
La historiadora de la UNED afirma que "a Vox le viene bien" que esta cuestión esté en el centro del debate "porque para el PP es incomodo pero para ellos no". "Pueden ponerlos nerviosos y dar la sensación de que ganan la partida", afirma. Así, concluye que el PP se está "dejando llevar" por las presiones de la extrema derecha, como se vio en Castilla y León con la ley que aprobó el Ejecutivo de Alfonso Fernández Mañueco (PP), que después tuvo que derogar para aprobar la "ley de concordia" que le reclamaba Vox. "Esa es la mayor derrota", zanja.