Joaquín Sabina ante su último concierto: "Sé vivir estupendamente sin subirme a un escenario, voy a escribir y pintar"

Joaquín Sabina vuelve a colgar el cartel de 'entradas agotadas', como ha ocurrido en todas partes a lo largo de esta macrogira que le ha llevado junto a su banda por toda América, desde Chicago a Buenos Aires, para recorrer después las principales capitales en España pero también París o Londres antes de desembocar en su Madrid. Pero este domingo se trata de una cita única: el concierto número 71 de esta gira que inició en enero será el último de su larga vida musical. Su despedida "definitiva", al menos de las grandes giras, porque no descarta –en esta conversación con infoLibre– actuar en "alguna cosa" que le "apetezca mucho" o algún "homenaje concreto". Lo que no tiene es la menor adicción a los escenarios y sabe a qué dedicará el tiempo de retiro: a escribir, pintar, leer y disfrutar de "los amores y los amigos".

¿Cómo se afronta un último concierto, termina uno de asumir que es así?

Es una pregunta para mí imposible de contestar porque es la primera vez que me pasa en la vida y además es la definitiva. Sí tengo muy pensado que eso es así, que es la definitiva, no es una cosa improvisada, ni mucho menos, pero no sé cómo se prepara porque nunca me había pasado. Es la primera, la última y la única vez. Así que yo creo que no se prepara, aunque mentalmente sí llevo todo el año, desde que dije que es la última gira, sabiendo que iba en serio, que es lo que quiero hacer, que no voy a dar ningún paso atrás. Además, feliz de hacerlo sin ningún tipo de nostalgia.

¿Cómo será este domingo 30 de noviembre? ¿Mantendrá algún ritual en particular? ¿Cómo imagina la mañana del lunes siguiente?

Yo no he sido nunca de rituales. El único ritual no quisiera tenerlo aunque sé que es necesario, porque sé que la media hora anterior al concierto tengo una especie de ataque de responsabilidad, lo cual trae también nervios. Creo que eso será parecido. Lo del lunes sí lo tengo muy pensado, porque sé que quiero desarrollar una rutina de escribir y de pintar.

Siento verdadera emoción por ver cómo mis canciones se han abierto paso, tanto aquí como en América, hacia el corazón y la memoria sentimental de varias generaciones

¿Cómo será ese momento de abandonar el escenario por última vez? ¿Puede alguien anticipar semejante momento?

Esta pregunta no tiene fácil contestación tampoco. Creo que será un poquito más emocionante que el resto de las actuaciones, pero nada especial. Sí sé, por las veces que he estado un año entero sin subirme a un escenario, que no soy de esos compañeros, que conozco muy bien, que no saben vivir sin subirse al escenario. Yo sé vivir estupendamente sin subirme al escenario y, en ese sentido, creo que no tendré ningún problema porque también me apetece mucho escribir y pintar. Yo no tengo con mi profesión esa relación tan apasionada desde el punto de vista de estar en el escenario que tienen muchos.

Después de tantísimas giras, ¿esta está siendo la más emotiva por aquello del adiós?

Esta y la anterior han sido, con mucha diferencia, las más emotivas tanto por número de público, como de cantidad de conciertos y de complicidad y pasión del público. En ese sentido, me tranquiliza mucho que las dos giras hayan dejado mi legado, si es que tengo un legado y si lo tengo no es otro que las canciones que he escrito. Nunca me había puesto a pensar si mis canciones eran buenas o malas, pero ahora estoy encantado de haberlas escrito, me estoy reenamorando de ellas, las canto de un modo diferente, paladeándolas, y sí que siento verdadera emoción por ver cómo se han abierto paso tanto aquí como en América hacia el corazón y la memoria sentimental de varias generaciones.

Mis planes son un disco y un libro de sonetos. Lo demás, no lo sé

¿Cuesta controlar los sentimientos ante un público tan generoso?

Un poco, pero yo en el escenario llevo ya demasiados años sabiendo controlar ese tipo de cosas y salir al escenario lo mejor que sé. Eso no quiere decir frialdad, quiere decir mucho agradecimiento al público, mucha responsabilidad por no defraudarlos, pero nada más.

¿Imaginó que tendría que esperar hasta los 76 para retirarse o siempre pensó que sería muchísimo antes?

Ni para empezar, ni para terminar como ahora, nunca he tenido planes concretos. Lo que me ha pasado en la vida con mi profesión me ha ido pasando sin yo soñarlo ni imaginarlo, ni hacer algo para que pasara. Simplemente ha sido una especie de regalo de los dioses paganos que, desde luego, agradezco.

¿Podremos ver a Joaquín Sabina en algún escenario, aquí o allá, donde sea, quizás algo más tranquilo y no en una gran gira?

No lo sé, pero eso no es imposible, porque la retirada es verdaderamente de las macrogiras. Si hay alguna cosa que me apetece mucho, o algún homenaje que me apetece mucho, y me insisten, no es imposible que pase. Pero esa será una cosa mínima, no una gira.

¿Tiene canciones pendientes para un nuevo disco? ¿Seguirá escribiendo?

Estoy escribiendo. Tengo, por lo pronto, cuatro o cinco canciones para un nuevo disco que grabaré. También tengo más de sesenta sonetos a los que, si escribo más e incluso si no escribo más, pienso dedicarme. Esos son mis planes: un disco y un libro de sonetos. Lo demás, no lo sé.

Entre concierto y concierto ha mantenido una férrea disciplina de silencio pero sin dejar de leer. ¿Qué libros identificaría con este última gira?

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Con esta última gira han sido varios. Recuerdo uno sobre La Malinche, otro, una biografía muy importante sobre Juan Negrín. Y quiero decir que ahora llevo un par de meses enamorándome de Hannah Arendt, que es una filósofa que enseña a pensar.

Además de escribir, pintar y leer, ¿hay alguna otra cosa a la que esté deseando dedicar su tiempo de retiro?

También a los amigos y a los amores, que por eso de estar mudo entre concierto y concierto he tenido bastante abandonados. De todas formas, ya sabes aquello que dejó dicho Dostoyevski: "quien elige el silencio es porque ya lo ha dicho todo".