Librepensadores

75.000 del ala

Librepensadores nueva.

Fernando Pérez Martínez

Si a cualquiera de nosotros nos pide la autoridad autonómica que afloje 75.000 euros para que Toni Cantó, el popular galán maduro fichado por la intrépida presidenta madrileña, pueda seguir viviendo de la política, nos funden. Para eso está lo público. A cada contribuyente madrileño le dan una pequeña sisa y ni lo notamos. El activista cultural, Toni Cantó, sí que lo notará. ¿Qué sabrá de lengua española, la aprobaría en la EGB con suficientes, algún necesita mejorar y poco más? Habrá que mirar los papeles del colorín.

A él lo que se le da es sacar rendimiento en las tablas y pantallas al palmito que natura regaló, que si se lo hubiera negado… a Salamanca habría tenido que acudir, a estudiar para ganarse la vida como cualquier tío sin gracia en las facciones que le dieron el día del reparto.

La presidenta de la Comunidad de Madrid se podía haber estirado un poco más, pensará Toni, como hacía la Aguirre con el épico capitán de las mesnadas de Vox, cuando hacía la travesía del desierto rumiando una modesta mamandurria de 80.000 euros al año, que tampoco es gran cosa, pero más que lo mío y encima no me compensará de las befas con que los españoles afilarán su mala leche a mi costa. Qué tendrá el chapo vigoréxico ese que no tenga yo.

Se conoce que esta, como procede de la secretaría de la mascota de Aguirre, encargada de toda confianza de las relaciones en redes sociales perrunas y confidenciales, se cree que con una buena cadena, un pienso equilibrado y un par de bonitos collares de quita y pon ya está cubierto el expediente.

El caso es que la presidenta actual debió hacer un muy buen trabajo de becaria del perrito, la propia Aguirre quedó muy contenta con el gracejo de Ayuso escribiendo tuits de perro a otros perros y mascotas de los líderes del PP, entonces en la cúpula del partido y a niños o a los Reyes Magos… Ayuso por entonces era sólo una promesa de las jóvenes generaciones del Frente de Juventudes del PP y desde ese modesto puesto supo servir a España y ahí la tienes que en cuanto Casado pierda el paso, ¡zas!, lo retractila y lo franquea para su capital de provincia a la consulta dental o ginecológica o lo que sea, de su señor padre. Yo debo estar atento a la pisotada e ir a rebufo de la presidenta al Parnaso de la política del PP tan creativa dentro de las limitaciones que la ubicación de jueces en lugares clave aparentemente permite.

El avezado político continúa elaborando con certera precisión el programa que urde su mente de agitador cultural, que no sabía que le tocaría ser el gallardo paladín del español como a Ayuso le tocó ser el alter ego de una mascota. Asuntos que, como demuestra la experiencia, bien trasteados rinden frutos, dan dinero, si no que se lo digan a él, que a partir de su nombramiento, vive de la lengua española como si fuera un académico, pero sin perder el tiempo en estudiar que tiene más mérito; o que se lo digan a la presidenta que empezó por caerle en gracia a un perrito y hoy es la mascota más querida de los madrileñosmascota. Tanto como para que los madrileños y las madrileñas se saquen de la parpusa o el mantón correspondientes 75.000 euros del ala para darle a Toni algo para que vaya pillando y a cambio les parezca descacharrantemente divertido dejar a un par de sanitarios o maestros o 100 becas o los respectivos servicios públicos en la inopia y a sus desvalijados ciudadanos rascándose las llagas con una teja.

Una teja probablemente de las casas que la alcaldesa Botella enajenó a los madrileños que no levantan al año ni 75.000 euros. Los del Foro se dejaron arañar otro poquito para que todos pudiéramos tener alguien que nos sostenga cuando haga falta, o una pared a la que arrimarse y poder llamar casa. De la oficina de un perrito salió la actual presidenta. La defensa del español es el perrito de Toni. Muy mal se tiene que dar para no ser el próximo presidente de la Comunidad o fundar su propio partido con la cantidad de guapos que hay en provincias que saben llevar un traje.

Tengo que pensar en un nombre. Luego dicen, la defensa del español es un no parar.

                       Fernando Pérez Martínez es socio de infoLibre

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