Elly Schlein, o como se escribe
Inclinamos por lo que nos asemeja, lo establecen las ciencias sociales. Hay pruebas por doquier: incluso, lamentablemente, en la mesa electoral. “Giorgia es una de nosotros”, ladra quien vota por Meloni.
Su principal contrincante en las próximas consultas europeas va a ser Elly Schlein. Menudo lío escribirlo al momento de votarla. Nacida en Suiza, se crió en los Estados Unidos. Los padres son catedráticos, los ancestros una mezcla de judíos, ucranianos, lituanos y berlusconianos. Schlein es licenciada; sobre todo, es bisexual. Declara las dos cosas sin ni siquiera aparentar vergüenza, con su italiano privo de acento que no busca empatía.
¿Qué clase de ciudadano puede encontrar afinidad con un perfil de este tipo?
La pregunta entonces es: ¿cuántos Nanni Moretti quedan en Italia?
Precisamente la clase social que más vota por el partido democrático. Personas cultas, cosmopolitas, urbanizadas. La pregunta entonces es: ¿cuántos Nanni Moretti quedan en Italia?
Quizás fue por ampliar el número de sus votantes que la primera entrevista como secretaria del Partido Schlein la dio a Vogue. Ahora la pregunta es: ¿cuántas mujeres de Moretti quedan en Italia?
Schlein explicó que para escoger el color de su ropa se basa en los consejos de una especialista. Especialista de colores, claro. Y sin embargo todavía un poco obscuro.
Bastante, de todas formas, como para que los órganos informativos de derechas la tildasen de superficial. Luego, cuando en un programa de la tele abordó el tema de la justicia social, de intelectual incomprensible. Dentro de poco, cuando incluso ellos la comprenderán, Schlein, con su traje de lunares violetas y su trasfondo naranja, les parecerá una extremista. Mientras tanto, a lo mejor, Italia habrá cambiado hasta asemejarse a Elly Shlein.
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Luca De Feo es socio de infoLibre
