Eurovisión / Eurovergüenza

Marcelo Noboa Fiallo

Hemos agotado las palabras. Hemos agotado los calificativos. Hemos agotado la capacidad de describir las aberraciones que el gobierno genocida de Netanyahu ejerce sobre el pueblo palestino desde el siete de octubre de 2023, con un resultado escalofriante hasta la fecha: Más de 53.000 muertos (de los cuales 16.000 son niños). Las imágenes “clandestinas” que nos llegan producen reacciones nauseabundas. Imágenes que son tomadas por los periodistas que se juegan la vida (más de 130 han sido asesinados), porque Netanyahu no quiere testigos del genocidio.

En medio de esta aberración los europeos hemos disfrutado, un año más, del Festival de Eurovisión, organizado por la UER (Unión Europea de Radiodifusión) organismo dependiente del Consejo de Europa y, por tanto, de los 27 países de la UE, mantiene eso sí, un especial contrato de subvención económica con la empresa Moroccanoil, empresa judía de cosméticos. Ninguno de ellos se ha atrevido, hasta la fecha, romper relaciones con Israel, salvo tímidas declaraciones sobre la necesidad de “pedir” al gobierno israelí que permita la entrada de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza. Lejos quedan ya las propuestas más alentadoras que en su día se hicieron, como la necesidad del “reconocimiento de los dos estados” para la solución del conflicto. La realidad es que hoy, Israel lo domina todo gracias al apoyo incondicional de EEUU (dinero, armas, discurso, apoyo internacional…) y, la infame abstención de los países de la UE, para quienes les faltó tiempo para impedir que Rusia acudiera a participar en Eurovisión, competiciones deportivas, culturales… tras la invasión de Ucrania. La UER se refugia en “el carácter apolítico del evento” (A lo que hay que preguntarse: ¿Asesinar a 53.000 ciudadanos y ciudadanas civiles y practicar el genocidio es un asunto político? Y, sin embargo, ¿la invasión de Rusia a Ucrania, no es un acto político? 

Palestina no está presente en Eurovisión, Israel lo impediría si fuese el caso y la UER lo aceptaría

Israel invierte cantidades millonarias de dinero en Eurovisión para manipular el nefasto criterio de “voto popular” (hasta 20 veces se puede votar desde un teléfono). Eligieron como representante de Israel a una víctima del ataque de Hamás, cuya letra estaba llena de metáforas sobre su experiencia sufrida durante el día 7 de octubre de 2023, bajo el título de New day will rise. Que nadie intente buscar ningún atisbo de política en las decisiones israelíes y peor aún en la letra de la canción. Palestina no está presente en Eurovisión, Israel lo impediría si fuese el caso y la UER lo aceptaría.

De momento, el único “destello” en la Eurovergüenza lo ha dado RTVE, al no sucumbir a las amenazas de la UER e imponer algo tan elemental como la necesidad de que aparecieran antes de la actuación de la represente israelí un discreto y pequeño mensaje: “Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y justicia para Palestina”. Posteriormente el Presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, ha pedido a la UER que no cuente con Israel para participar en Eurovisión… está bien, pero podía haberlo dicho antes de la celebración. El efecto y resultados habrían sido distintos.

Mientras todos los ciudadanos de los países participantes en el bochornoso evento disfrutaban de la música, cientos de ciudadanos, niños, ancianos palestinos eran asesinados con mayor ardor guerrero por el ejército genocida israelí.

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Marcelo Noboa Fiallo es socio de infoLibre.

Marcelo Noboa Fiallo

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