Un “fallo” monumental
A ese poder que según la Constitución emana de la soberanía popular parece que no le importa ser entendido por el pueblo soberano. El mismo día que se cumplían 50 años de la muerte del dictador decide ¿filtrar? el fallo del juicio del fiscal general del Estado. ¿Nos han querido mandar algún mensaje? ¿Tenemos que pensar que el Poder Judicial nos está diciendo que es franquista? ¿Tenemos que volver a hacer las maletas para el exilio como tuvieron que hacer los liberales del XIX o los demócratas del XX? Eso seguro que no, porque estas señorías se declaran muy demócratas y muy y mucho liberales.
Otra cosa que no entiendo, le llaman fallo porque dicen que la sentencia no está escrita y de alguna manera tenían que llamar a esta información que era tan urgente hacer pública en fecha tan señalada, resulta que ese pueblo soberano e ignorante de los vericuetos judiciales, pero que paga religiosamente los sueldos de tan letrados magistrados del Tribunal Supremo, entiende la palabra fallo con otra acepción, ¿Será un fallo y cuando llegue la sentencia todo se aclarará?
Es curioso, tenían prisa para anunciar que van a condenar al fiscal general del Estado, pero tienen menos prisa en explicarnos por qué y mucha menos prisa en juzgar al defraudador confeso.
Se ve que en la ciencia jurídica primero decimos lo que queremos decir y luego, si eso, ya lo demostraremos
También es curioso para los ignorantes ciudadanos que pagamos sus sueldos, que algo tan objetivo e independiente como es la interpretación de las leyes, no dé resultados por unanimidad y que ya sepamos que el tribunal está dividido, curiosamente en conservadores y progresistas, como pasa con el poder legislativo. ¿Estará politizada la justicia? Eso no es posible, los jueces lo han demostrado siempre luchando por la división de poderes, incluso se han manifestado con sus puñetas contra alguna ley que todavía no estaba escrita.
Otra cosa que me llama poderosamente la atención es que el resultado final suele aparecer al final de las operaciones matemáticas o en la argumentación lógica, donde primero se evidencian las premisas y de ellas surge la tesis o conclusión. Se ve que en la ciencia jurídica esto es al contrario: primero decimos lo que queremos decir y luego, si eso, ya lo demostraremos.
Algunos malvados periodistas o tertulianos, incluido al menos un magistrado del Tribunal Supremo ya jubilado, hablan de golpe de Estado judicial, golpe blando, golpe togado, pero eso es imposible, los conservadores españoles nunca han dado ni darían un golpe de Estado, aunque alguien les invitara con aquello de “el que pueda hacer que haga”.
El hecho de que se haya condenado al fiscal general del Estado, ¿tendrá algo que ver con que cierto defraudador confeso pueda utilizar este “fallo” para solicitar la nulidad de su procedimiento judicial e irse de rositas? Seguro que no, que eso son cosas de mi mente calenturienta, claro que me acuerdo de alguien que cuestionó la honorabilidad del hermano de la novia del defraudador confeso y lo echaron de presidente del PP (al denunciante, no al inmoral). Y me acuerdo de cierto juez estrella que investigó ciertas corruptelas del mismo PP, la Gürtel, y resultó que fue el primer condenado... ¡Coño!, si pienso esas cosas mejor dejo de escribir, que me la cargo.
¿Qué van a hacer los ínclitos afinadores por la puerta trasera con los malvados periodistas que han sostenido bajo juramento que el fiscal general del Estado era inocente? ¿Los van a procesar por perjurio o como se llame el delito que seguro han cometido?
Y digo yo, estos ilustrados juristas no sentirán vergüenza cuando sus colegas del Tribunal Constitucional o de los tribunales europeos les recuerden aquello de que en democracia quien acusa debe demostrar la culpabilidad y no que el acusado deba demostrar su inocencia, y que está muy feo acusar y condenar sin pruebas.
Nos vemos en el siguiente capítulo de este culebrón, más propio de una república bananera que de una moderna y muy moderna monarquía borbónica.
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Ángel Díez de Miguel es socio de infoLibre.