Gestionar la adversidad dentro de una crisis permanente

Ignoro el calificativo que los futuros historiadores concederán a los años que llevamos del primer Gobierno de coalición de nuestra historia desde la caída de la dictadura. Yo lo único que sé es que vivimos en una crisis permanente, en un altibajo continuo, en una zozobra sin igual que no permite descanso ni relajación al ciudadano. 

Tal parece que los elementos nos estuvieran poniendo a prueba en nuestra capacidad de sufrimiento y de resistencia ante los desequilibrios que nos impone la naturaleza tanto física como humana, bajo el signo de la catástrofe. 

 Pandemia, erupción volcánica e invasión de Ucrania se han sucedido sin el más mínimo paréntesis que nos permitiera un respiro en nuestras ya atribuladas y complicadas vidas. Gestionar esa realidad y estar aún a flote es una heroicidad. 

Resistir en esas circunstancias es difícil pues no todo el mundo tiene las mismas posibilidades y los mismos recursos; es como si las bombas rusas se hubieran convertido en metáforas materiales y mortíferas del sinfín de amenazas que nos acechan y nos obligaran, como a los ucranianos, a recurrir a nuestro más primario manual de supervivencia.

En ese escenario, que ciertamente no invita al optimismo, porque tras empezar a recuperarnos deviene otra nueva sima que nos obliga a reajustar nuestras ya de por sí escasas esperanzas, pienso que hemos tenido la suerte histórica de ser pilotados por un experto en la resistencia ante la adversidad y diestro en manejar los delicadísimos equilibrios que supone ejercer de timonel de una colectividad tan compleja como la nuestra y en tiempos tan convulsos. Y para más inri con las fustas en las ruedas que a diario ponen las hienas fascistas para que el edificio entero se contagie de la catástrofe ambiente y se derrumbe...

Por eso yo en estos tiempos donde sobrevivir ya es una gran conquista creo que la mejor opción es seguir confiando, por probada capacidad de resistencia y valentía, en nuestro presidente Pedro Sánchez Pérez-Castejón. No se me ocurre otra mejor opción.

Javier Herrera es socio de infoLibre