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Veinticinco Estados de la UE han experimentado gobiernos de coalición

Manuel Cuadrado

En la Unión Europea cuando los partidos no consiguen mayoría absoluta acuerdan configurar un gobierno de coalición, pero Pedro Sánchez , que presume de ser europeísta no le gusta esta forma democrática de formar gobierno y quiere imponer uno monocolor, buscando y rebuscando la excepción a la regla Portugal, que junto con Malta no han implementado todavía un gobierno de coalición.

Sánchez se quiere agarrar a un clavo ardiendo al poner el ejemplo de Portugal, que nada tiene que ver con la estructura de nuestro país. Tanto el bloque de izquierda como el PCP muestran una diferencia muy acusada con UP.

En primer lugar, Portugal es un país homogéneo porque no tiene autonomías. España tiene 17 y la mayoría de ellas gozan de un gobierno de coalición, con la excepción de tres: Galicia, Castilla la Mancha y Extremadura, porque tienen mayoría absoluta. Igual sucede con los ayuntamientos. Así puede entenderse que en Portugal mencionar un gobierno de coalición es un tabú.

Segundo. En Portugal existen diferencias muy significativas entre el Bloque de Izquierda y el Partido Comunista al oponerse este último a la paridad entre hombres y mujeres o a la legalización de la muerte asistida. En España existe una sintonía ideológica, más aún cuando los tres partidos más significativos forman una coalición permanente (Podemos, IU y Equo).

Tercero. Para conseguir algo es necesario al menos buscarlo y por las razones antes dichas, perfectamente justificadas, ni el PCP ni el Bloque de Izquierda se plantearon exigir un gobierno de coalición y en España UP lo exige siguiendo el ejemplo de la Europa democrática.

Aunque se dice que en este país no ha existido un gobierno de coalición, no es del todo cierto porque UCD fue una coalición de 16 partidos. La diferencia fue que la coalición se formó antes de las elecciones y gracias a ello pudieron ganarlas, al conseguir escaños en todas las provincias, hasta en las más pequeñas, con un total de 165 escaños frente a los 118 del PSOE. Si no hubieran formado la coalición, posiblemente no hubieran alcanzado los 50 diputados y el PSOE hubiera conseguido la mayoría absoluta.

A partir de 2016, cuando se liquidó el bipartidismo, Pedro Sánchez sí diseñó un gobierno de coalición con Cs con la vicepresidencia para Rivera, que no se llevó a cabo por la incompetencia de Sánchez que calculó mal los apoyos y le faltaban 46 escaños.

¿Entonces por qué ahora se niega a configurarlo con UP? La CEOE y las empresas de IBEX 35 se lo han prohibido, como sucedió en 2016 y como relató claramente en la entrevista que le realizó Jordi Évole después de ser defenestrado por su propio partido.

Alguien puede decir que hay voces críticas dentro UP que están en contra del gobierno de coalición. Efectivamente, IU, que está en la ruina económica y tiene un verdadero terror a enfrentarse a unas nuevas elecciones porque no puede afrontarlas económicamente,  por ello quería que la dirección de Podemos aceptara lo que el PSOE le ofreciera. Por tanto ha sido una excelente noticia que tanto Garzón como los dirigentes de IU hayan recuperado su madurez política y hayan cerrado filas con la dirección de Podemos: de sabios es rectificar.

El derrotero de la corriente Anticapitalistas tiene un mayor componente ideológico, pero no por ello deja de ser surrealista, al afirmar: "los dirigentes socialistas han chantajeado a la izquierda del país prometiendo en la campaña lo que luego no han cumplido", y más adelante, "por ello nuestra posición ha sido y es negociar desde la izquierda un acuerdo programático de investidura (...) a cambio de permitir el gobierno de Sánchez y pasar a la oposición, condicionar con los votos la acción legislativa y gubernamental".

Eso de permitir gobernar a Sánchez es una falacia, pues ponen como condición que el PSOE aceptara las 20 condiciones que ellos imponen. De ellas hay al menos doce que Sánchez no aceptaría y, como consecuencia de esas discrepancias insalvables, el voto sería negativo.

El motivo de Anticapitalistas de no querer entrar en el gobierno de coalición es porque ellos no consideran dignos a los socialistas para que UP se mezcle con ellos, por todas las barrabasadas que han cometido contra los ciudadanos. Por ejemplo, las políticas de derechas de Felipe González, con sus reformas laborales no para mejorar sino para precarizar sus condiciones laborales y otras tantas huelgas generales; el desmantelamiento de casi toda la industria a gusto de la Unión Europea, para que Alemania pudiera exportar sin limitaciones; el escándalo del hermanísimo Juan Guerra, que obligó a Afonso Guerra a dimitir… ¡para qué continuar! Luego Zapatero fue el que inició sin contemplaciones para la ciudadanía las políticas austericidas y de recortes y las remató con la modificación del artículo 135, la claudicación y postración ante el gran capital. Todos estos son los verdaderos motivos por los que Anticapitalistas no se quiere mezclar con el PSOE en un gobierno de coalición.

Si el PSOE ve muy positiva la posición de Anticapitalistas, que negocie directamente con ellos y la dirección de Podemos no tendría ningún problema de concederles la libertad absoluta de actuación. Pero al final de la negociación se encontrarían con cero apoyos, que son los diputados que disponen en el Parlamento.

La dirección de Podemos ha elegido esta fórmula de un gobierno de coalición pues es la única que garantiza el cumplimiento del acuerdo programático, con la asistencia de los ministros de UP todos los viernes de la legislatura en el Consejo de Ministros, y es la forma de Gobierno que se utiliza en nuestro entorno democrático de la Unión Europea cuando no se tiene mayoría absoluta. Esta presencia ministerial es la propia esencia de todos los gobiernos de coalición y marca la gran diferencia con un control externo (gobierno a la portuguesa), el mismo que pueden ejercer el PP y Cs.

La única forma democrática de forma de gobernar un país cuando no se tiene mayoría absoluta, es con un gobierno de coalición. El imponer forzar un gobierno monocolor sin mayoría absoluta es totalitarismo. Es alarmante que Sánchez elija la forma de gobierno de Portugal, que representa la excepción. Sus argumentos quedan en precario frente a UP, que gana por goleada en cuanto a países de la UE con su fórmula: 25 a 2. La misión del candidato que va a ser investido es buscar los apoyos necesarios para alcanzar la mayoría absoluta y a cambio tendrá que ofrecer participar en el gobierno (no puede imponer nada) y el partido que le va a dar su apoyo le exigirá dentro de una ponderación aquello que le corresponde en el gobierno (conforme al resultado electoral) y un acuerdo programático de gobierno que satisfaga a ambas partes.

El término desconfianza es un sentimiento que permanentemente está instalado en la política y por ello principalmente se acuerdan los gobiernos de coalición, pues es la única forma de vigilar de forma continuada en el seno del Consejo de Ministros que se cumplen los acuerdos programáticos firmados. Pero tratándose del PSOE, el riesgo de incumplimiento con un gobierno monocolor crece de forma exponencial. El PP todos sabemos que va a aplicar políticas de derechas y va a actuar con medidas antisociales. En cambio el PSOE promete justicia social antes de llegar al gobierno y cuando lo ejerce, se vuelve amnésico, complaciendo al gran capital (con la consiguiente frustración de los ciudadanos), una forma de hacer méritos para asegurarse posteriormente las puertas giratorias. Recientemente Sánchez dinamitó sus propios PGE al romper bruscamente las negociaciones con los independentistas catalanes, empujándolos al voto negativo, todo un montaje para ganar votos en las siguientes elecciones y ganarse la confianza de Rivera (aquí le salió el tiro por la culata).

En cambio Sánchez no puede tener motivos para desconfiar de Iglesias, que le ha encumbrado hasta lo más alto a la presidencia del Gobierno: sólo tiene motivos de agradecimiento, como en algún momento puntual lo ha expresado hipócritamente, pues luego le dio la puñalada trapera al vetarlo. Pedro Sánchez, Carmen Calvo, Ábalos, Lastra, Robles… aparentan ser analfabetos políticos al desconocer cómo se forman los gobiernos en los Estados democráticos de nuestro entorno arriba indicados. A este personaje, que presume de constitucionalista, ya le sobra la Carta Magna y está pensando en cambiar la Constitución Española para que se pueda acceder directamente a la Presidencia del Gobierno con mayoría simple, rompiendo las normas democráticas del entendimiento entre los distintos partidos para alcanzar la investidura. Cambiar las leyes en beneficio propio también era propio del franquismo y estas maniobras antidemocráticas se han criticado con dureza cuando se han llevado a cabo en algunas repúblicas sudamericanas.

El martes 20 de agosto UP presentó un programa de gobierno y varias opciones de gobierno de coalición, todas ellas muy modestas. Entre los ministerios elegidos están Sanidad (que tiene sus competencias transferidas a las CCAA) y Vivienda (que no es ni medio ministerio). Es decir, que las exigencias de UP está muy por debajo de lo que le corresponde conforme a los resultados electorales del 28A, que cualquier persona inteligente puede saber que está entre 4, 5 y o 6 ministerios, según se tengan en cuenta los escaños (1/4 de 18) o número de electores (1/3 de 18). Esta propuesta se realiza con seriedad y firmeza, cada una de ellas con sus competencias, de las que carecían en julio, y se exponen cuatro opciones para que Sánchez elija cual es la que más le interesa. Se expone con la mayor transparencia para conocimiento de la ciudadanía. Al mismo tiempo está el acuerdo programático de gobierno por negociar, y sin la aceptación de ambas propuestas no habrá investidura.

Hay que reconsiderar la consulta que aprobaron las bases y por lo tanto, no aceptar bajo ningún concepto un veto a ningún militante y menos aún al candidato que para ello fue elegido pues traiciones de esta índole (Sánchez está en deuda con Iglesias) sólo la pueden practicar los cobardes que sólo quieren tener por ministros a corderitos que se acobarden ante su pastor (esta técnica la practicó Franco perfectamente).

Es puro cinismo cuando Calvo acusa a Iglesias de querer ministerios. Los que exige UP son menos de los que le pertenecen: en cambio Sánchez los quiere todos, robándoles los que le corresponden a UP. Con su empecinamiento se ganará el calificativo de ladrón de ministerios. La respuesta de Calvo de que la propuesta de UP es "inviable" abre un escenario más intransigente e irracional que en julio y manifiesta la prepotencia de querer el poder absoluto porque sí, pues no hay ningún argumento objetivo que lo avale. La intervención de Margarita Robles en La Sexta Noche fue patética, un disco rayado que repetía sin cesar: asegurando que los demás partidos solo tenían intereses partidistas, que tenían que facilitar la investidura de Sánchez en un acto de responsabilidad, sin aportar nada a cambio, ni adquirir compromisos, que el PSOE pretendía un gobierno estable y progresista... habló, cómo no, de la desconfianza, que UP había dejado de ser socio preferente y que sus relaciones con UP serían a través del Congreso… Con esta actitud el PSOE rompe la negociación con UP. La finalidad es conseguir un investidura gratis y luego pactar con la derecha y la izquierda según le convenga.

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UP ya ha hecho su trabajo y ha puesto sobre la mesa de negociación cuatro propuestas muy modestas para gobernar en coalición y un programa de gobierno para negociar. Como Sánchez está por encima del bien y del mal, en vez de aprovechar el tiempo (como hacen los malos estudiantes que suspendieron pero quieren aprobar en septiembre), seguirá con su montaje de querer atender a la sociedad civil, trabajo improductivo que no le va a ofrecer ni un solo voto y luego tratará en el último momento de negociar con UP (como ya indicó Ábalos) trasladándole toda la presión, para que otorgue su voto afirmativo y culpándole de antemano del fracaso de su investidura. El plan es similar al de julio pero más intransigente y totalitario, con el objetivo de despreciar y humillar al que podría ser el compañero de viaje de una legislatura, inexplicable forma de seducir a una coalición de la que se necesita su voto de investidura.

Ante estas perspectivas, no es posible darle el voto de investidura a un personaje que encarna la demagogia y el autoritarismo al mismo tiempo. ____________________

Manuel Cuadrado es socio de infoLibre

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