Club de lectura

Lejos del paraíso

Adán en Edén, de Carlos Fuentes.

Tati Jurado (El libro durmiente)

Los clubes de lectura forman un tejido muy importante en la vida cultural. Les dejamos esta sala para que comenten sus lecturas y nos ayuden a componer nuestra biblioteca. Si formas parte de un club de lectura, puedes escribirnos a losdiablosazules@infolibre.es para contarnos vuestra historia y hacernos llegar vuestras recomendaciones.

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El libro durmiente comenzó su andadura como club de lectura en junio de 2003. Su nombre hace referencia a la necesidad de rescatar los valores y principios que duermen en el seno de los libros. El libro durmiente se define como una entidad creada sin fin de lucro. Nuestra acción adquiere la condición de voluntariado cultural. Desde el año 2012, correspondiendo con el período lectivo, impartimos los talleres de escritura creativa, en dos niveles: básico y avanzado. Finalmente, la invitación a los autores para presentar sus obras o impartir clases magistrales sobre las técnicas de escritura ha dado lugar a la creación de un foro literario, donde confluyen los lectores, libros y escritores, compartiendo ideas e inquietudes en pro de la cultura.

  Adán en EdénCarlos FuentesAlfaguaraMadrid2009Adán en Edén

 

La decisión del escritor Carlos Fuentes (1928-2012) por el narrador en primera persona me genera a lo largo de la novela cierta cercanía con el protagonista de esta historia. No porque una comulgue con las ideas de Adán Gorozpe, empresario mexicano multimillonario, oportunista, manipulador y con un alto grado de cinismo, sino porque la necesidad de contar, de confesar o de verbalizar lo que se debe callar, por elección o por temor, aqueja, inevitablemente, a cualquier mortal.

A modo de confesión, el empresario, ya desde el primer capítulo, desvela su hartazgo por las apariencias, por la vida que debe llevar; pero sobre todo se resuelve a entrar, con una lucidez rigurosa, en esa ciénaga en la que bracean como verdaderas profesionales las miserias humanas. Las suyas y las de los otros. Esas en las que las conveniencias, los horrores y también las mezquindades disfrazadas de necesidades se excusan para hacer prevalecer la obligación de eternizarlas. “Nada escandaliza. Nadie se escandaliza”, sentencia de entrada.

Y es que Adán Gorozpe es un gran estratega, no da puntada sin hilo. Su ascenso social, cuando apenas era un joven, se lo debe a un buen braguetazo. Su casamiento con la hija de un hombre acaudalado le vale la entrada a la alta sociedad. Posición que aprovecha para escalar económicamente hasta convertirse en una de las personas más ricas de México, superando incluso con creces el patrimonio de su suegro.

Su vida, cada uno de sus movimientos, obedece a las pautas de un guion fríamente calculado. Su día a día transcurre con pasmosa naturalidad hasta que irrumpe en el escenario Adán Góngora, ministro a cargo de la seguridad nacional. Un hombre que conduce al país al caos al empezar a cederle poder a la cúpula del narcotráfico y que pronto, tal y como presentía el empresario, empieza a desvelar sus intenciones.

Góngora se mide con su tocayo no solo para igualarlo, sino para derrocarlo primero y liquidarlo después. Un desafío que, además de obligar a Adán Gorozpe a encontrar una solución para reprimir a su contrincante y no perder sus privilegios, le impela a reconocer que la codicia, la corrupción y la ilegalidad son moneda correlativa en el país azteca. Una certeza que conoce como pocos.

Adán en Edén empieza siendo una confesión intrínseca para, avanzada la lectura, convertirse en un thriller. Uno en el que Carlos Fuentes, con una narrativa concisa y mordaz, le concede a la fe, representada aquí por un niño con alas postizas que se proclama mensajero de Dios en una de las principales avenidas de la ciudad, un salvoconducto para lidiar con la contrariedad que supone saber que la corrupción y sobre todo las miserias humanas son inextinguibles.

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