Literatura

Matilde Asensi o el orgullo de tener millones de lectores

La escritora Matilde Asensi, con su nueva novela.

Matilde Asensi no puede ocultar, ni tiene ninguna intención de hacerlo, que ha sido cocinera antes que abadesa. O dicho de otro modo, una periodista todoterreno de provincias antes de convertirse en una autora de éxito tras escribir novelas que han vendido millones de ejemplares en todo el mundo. Su oficio de periodista, que ella reivindica, le ha servido tanto para contar con un estilo ágil en el ejercicio de la literatura como para charlar con colegas de profesión durante la promoción de El regreso del Catón (Planeta).El regreso del Catón “Estas entrevistas de promoción son una paliza, pero representan un peaje necesario para acompañar la publicación de un libro. Y más en tiempos de crisis. Además yo me pongo en el lugar de los periodistas y trato de ser lo más amable posible”.

Nacida en Alicante en 1962 en una familia de clase media, la hoy rica y famosa autora sabe de los esfuerzos de sus padres para que pudiera estudiar Periodismo en la Universidad de Barcelona allá por los años ochenta. Después de unos años de dedicación a la radio en las delegaciones de la SER y de Radio Nacional en Alicante, Matilde Asensi dio un giro arriesgado en su vida. Cansada de las interminables jornadas como periodista y hastiada de la corrupción que ya asomaba en la política y en la sociedad, aprobó una oposición como administrativa en el Servei Valencià de Salut (SVS). El salto apuntaba a un doble objetivo: contar con más tiempo libre para escribir y alejarse de un ambiente periodístico cada día más enrarecido. “Me encantaba ser periodista”, recuerda Asensi, “pero en aquel momento, con 29 o 30 años pensé que era ahora o nunca. Necesitaba probarme a mí misma y comprobar si era buena como escritora”. Autora de 'long-seller'

Autora de 'long-seller'

La confirmación la tuvo apenas unos años después cuando ya obtuvo una acogida muy notable con su primera novela (El salón de ámbar) y la consagración definitiva llegó un poco más tarde con el éxito de Iacobus, en el año 2000 y, sobre todo, con El último Catón, en 2001. De aquel libro ha vendido seis millones de ejemplares y ha sido traducido a 15 idiomas.El último Catón Desde entonces vive profesionalmente de la literatura. Una hábil combinación de aventuras, intriga, historias exóticas y misterios religiosos se halla en la base del triunfo de Matilde Asensi que está muy lejos de pedir disculpas por ser una best-seller o como matiza la autora una long-seller best-sellerlong-seller (autores de libros vendidos durante mucho tiempo). “Resulta curioso”, señala la novelista, “que todos los autores de best-sellers en España procedemos del campo del periodismo. Es el caso de Arturo Pérez Reverte, de Julia Navarro, de Javier Sierra o de mí misma. Hemos sido capaces de romper el poder de los mandarines de la literatura, de esos gurús de los suplementos de los grandes medios, gracias a multitudes de lectores que nos han seguido y nos siguen.Nuestra fuerza radica en nuestros lectores, en el boca a oreja. Esa fuerza nos ha permitido no hundirnos, a pesar de los bofetones y de los golpes de esos mandarines”.

Una y otra vez insiste Matilde Asensi en la defensa de los géneros en la literatura, un argumento que le sirve para reivindicar esas novelas de aventuras para un público masivo que cabalgan desde Canadá a Mongolia pasando por la ruta de la seda, Estambul o los lugares sagrados de Tierra Santa, como es el caso de El regreso del Catón. “Desgraciadamente”, apunta, “no hemos tenido en España una literatura de géneros, salvo la excepción de una novela policiaca culta por la presencia de una figura como Manuel Vázquez Montalbán. Esos escritores como Arthur Conan Doyle o Julio Verne, grandes autores de género, no se han dado entre nosotros. En una palabra, la literatura de géneros ha tenido aquí mala prensa”.

Cuando se le pregunta a Matilde Asensi por un autor o un libro que la hayan marcado como escritora, no duda ni un segundo en contestar: El nombre de la rosa y Umberto Eco.El nombre de la rosa “Recuerdo como si fuera hoy que devoré esa novela en un fin de semana en el Colegio Mayor donde me alojaba en Barcelona. Años después, tuve una de las mayores satisfacciones cuando en mi editorial italiana me comentaron que Eco me había leído y que mis novelas le gustaban. Estuve emocionada de verdad. Nunca fui muy mitómana, pero para mí Eco representa un punto y aparte”.

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Matilde Asensi tiene una conversación desenvuelta y fluida, una charla aliñada de ejemplos para ilustrar lo que dice y una actitud campechana que revela seguridad en sí misma. Sociable como buena mediterránea, pero alejada del faranduleo de la literatura, vive en Alicante y es feliz en su despacho y en su biblioteca. Como no podía ser de otro modo, está muy contenta porque su nueva novela se ha aupado al primer puesto en la lista de libros más vendidos en apenas 24 horas y aclara que, durante los últimos años, sus lectores le han pedido El regreso del Catón. Activa en las redes sociales, entusiasta de las posibilidades que brinda Internet, ávida lectora tanto en papel como en soportes digitales, Matilde Asensi dedica una atención especial a la documentación antes de escribir sus novelas. “En El regreso del Catón”, explica, “he invertido dos años en documentarme y un año, más o menos, en escribir esta novela de 600 páginas”. Disfruta rastreando libros, historias y datos para sus novelas en una tarea que asume sola, salvo el apoyo logístico de la editorial Planeta a la hora de localizar algunas obras difíciles de encontrar. Es más, Matilde Asensi ha reforzado su aprendizaje de inglés para leer libros que necesita para su trabajo de creación y que no están traducidos al castellano.

Se declara una fan absoluta de varias series de televisión norteamericanas (Juego de tronos, House of cards, The Newsroom…) y admite que algunas series españolas también la han atrapado como la histórica Isabel. “No cabe duda”, afirma, “de que la sociedad española padece un déficit de conocimiento de su propia Historia. Esta carencia explicaría el éxito de algunas series o un cierto auge de las biografías y memorias”. No le asusta en absoluto el mundo que dibuja Internet (“el mundo ha cambiado y hay que adaptarse”) y se muestra confiada en que nada nuevo mata lo antiguo. “Ni el cine acabó con el teatro, ni la televisión con la radio. Hay que hacer hueco para más soportes, buscar los nichos y celebrar que la creatividad está más extendida que nunca. Pero todo convive al final. Lo importante radica en que la gente siempre queremos que nos cuenten historias, bien sea alrededor del fuego en una cueva o en un vídeo colgado en YouTube”.

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