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Premio Cervantes

Sergio Ramírez dedica el Cervantes a los "asesinados" en las protestas de Nicaragua

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El escritor Sergio Ramírez recibió el Premio Cervantes este lunes 23 de abril en una ceremonia como es tradición en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares en la que aseguró que un escritor que es "fiel a un credo oficial y a un pensamiento único no puede participar de la novela", informó Europa Press.

"Un escritor fiel a un credo oficial, a un sistema, a un pensamiento único, no puede participar de esa aventura diversa, contradictoria, cambiante, que es la novela. Una novela es una conspiración permanente contra las verdades absolutas", señaló Ramírez en un discurso con constantes referencias a su maestro, Ruben Darío, y al autor de El Quijote.

"A través de los siglos la historia se ha escrito siempre en contra de alguien o a favor de alguien. La novela, en cambio, no toma partido, o si lo hace, arruina su cometido. El vasto campo de La Mancha es el reino de la libertad creadora", aseveró el escritor nicaragüense.

En este sentido, Ramírez puso el foco en la realidad de hoy en día que "tanto abruma". Así, el autor de Margarita, está linda la mar habló de caudillos "como magos de feria disfrazados de libertadores, que ofrecen remedio para todos los males" o los caudillos del narcotráfico "vestidos como reyes de baraja".

Exilio permanente de miles de centroamericanos

También del exilio permanente de miles de centroamericanos hacia la frontera de Estados Unidos "impuesto por la marginación y la miseria", y el tren de la muerte que atraviesa México "con su eterno silbido de bestia herida, y "la violencia como la más funesta de nuestra deidades, adorada en los altares de la Santa Muerte" o las fosas clandestinas que se siguen abriendo y los basureros "convertidos en cementerios".

"Cerrar los ojos, apagar la luz, bajar la cortina, es traicionar el oficio. Todo irá a desembocar tarde o temprano en el relato, todo entrará sin remedio en las aguas de la novela. Y lo que calla o mal escribe la historia, lo dirá la imaginación, dueña y señora de la libertad", reiteró el galardonado.

Para Ramírez, "no hay nada que pueda y deba ser más libre que la escritura, en mengua de sí misma cuando paga tributos al poder el que, cuando no es democrático, sólo quiere fidelidades incondicionales". El autor defendió que los novelistas son más bien testigos de cargo" y su oficio es "levantar piedras". "Si debajo lo que hallamos son monstruos, no es nuestra culpa", añadió.

Años juveniles

De hecho, Ramírez enmendó una frase cervantina –a quien citó en numerosas ocasiones– para aludir a su pasado en las filas de la revolución sandinista. "En mis años juveniles 'tuve otras cosas en qué ocuparme, dejé la pluma y las comedias', como expresa nuestro padre Cervantes", comentó con humor.

"Y si un día me aparté de la literatura para entrar en la vorágine de una revolución que derrocó a una dictadura, es porque seguía siendo el niño que se imagina de rodillas en el suelo de la venta presenciando la función de títeres del retablo de Maese Pedro, ansioso de coger un mandoble para ayudar a don Quijote a descabezar malvados", añadió.

En otro momento en el que ligó la escritura de Darío con la de Cervantes, Ramírez resaltó el trasvase de la lengua española a los dos lados del Atlántico. "Esa lengua de Darío nunca dejó de ser la lengua cervantina, otra vez, como en el Siglo de Oro, una lengua de novedades", apuntó.

Rubén Darío y Cervantes

"Es esa lengua de ida y de vuelta la que hoy se reinventa de manera constante en el siglo veintiuno mientras se multiplica y se expande. Una lengua que no conoce el sosiego. Una lengua sin quietud porque está viva y reclama cada vez más espacios y no entiende de muros ni fronteras", insistió el autor nicaragüense.

Ramírez defendió el trabajo de escritor, destacando que narrar es "un don que no brota sino de la necesidad de contar, esa necesidad apremiante sin la cual, quien se entrega a este oficio incomparable, no puede vivir en paz consigo mismo".

Respecto a Rubén Darío, reconoció que resulta "curioso que una nación americana haya sido fundada por un poeta con las palabras, y no por un general a caballo con la espada al aire". De Cervantes destacó el humor en su obra, que "pierde la pesadez corpórea de lo cómico y vive de la ligereza, contraria a la pesadez".

Agradecimiento a los autores del boom

Por último, en su discurso, Ramírez agradeció a varias personas su apoyo y cariño. Por un lado, recordó la "deuda imperecedera" con los escritores del boom latinoamericano boom como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar o Mario Vargas Llosa, "tan próximos" al escritor y que "tanto" le enseñaron.

Por el otro, tuvo un recuerdo especial para su mujer, Tulita, a quien cree que le debe haber acabado en este oficio y que es "mejor novelista" que él, pues "ha inventado" su vida. También citó al periodista Juan Cruz o al director de la Real Academia Española (RAE), Darío Villanueva.

Mención a la situación en Nicaragua

El escritor Sergio Ramírez dedicó unas palabras al comienzo de su discurso en la ceremonia de entrega del Premio Cervantes en memoria de los nicaragüenses que perdieron la vida en las protestas contra la reforma de la seguridad social del gobierno de Nicaragua.

"A la memoria de los nicaragüenses que han sido asesinados por salir a la calle a reclamar justicia y democracia", declaró el autor justo antes de comenzar con la lectura de su discurso por la concesión del Cervantes en el Paraninfo de Alcalá de Henares.

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