Explotación laboral

Un empresario acusado de explotar a dos trabajadores en Mallorca asegura que actuó "por un impulso de cierta caridad"

Fachada del Tribunal Superior de Justicia de las Islas Baleares y la Audiencia Provincial.

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Un empresario acusado de explotar laboralmente a dos trabajadores en su finca de Mallorca ha negado los hechos y ha asegurado, ante la Audiencia Provincial de Baleares, que actuó por "un impulso de cierta caridad". Sus antiguos empleados han explicado que vivían en la finca en malas condiciones, que les pagaba 280 euros al mes a cada uno y trabajaban más de ocho horas diarias con un contrato de dos horas. Los hechos ocurrieron durante el año 2013. Informa Europa Press.

Durante el juicio, que tiene ha tenido lugar este lunes, uno de los trabajadores ha dicho que los pagos nunca fueron regulares –estuvieron trabajando medio año en la finca– y que "tras los dos primeros meses", en vez de pagarles lo acordado empezó a llevarles comida. "Empezó a traer comida congelada de su casa", ha detallado, para luego explicar que el empresario se defendía diciendo: "Si ya tenéis comida, ¿para qué queréis dinero?". Asimismo, ha explicado que no había agua corriente y que para utilizar el baño tenían que coger agua del pozo. "Calentábamos el agua con ollas para ducharnos y el váter no funcionaba", ha dicho.

"Hacia lo que le daba la gana con nosotros", ha resumido.

También ha dicho que para poder trabajar ahí, les impuso la condición de que debían alojarse en la finca. El otro empleado se ha manifestado en unos términos similares. Por su parte, el empresario ha explicado que él, "como mucho", visitaba la finca "dos veces a la semana", que ellos tenían "total libertad" y que las barreras de la finca estaban abiertas y ellos tenían las llaves. Respecto al trabajo, que sobre todo estaba relacionado con tareas de jardinería, el acusado ha dicho que "si veía que una semana no habían trabajado suficiente", les decía que "a ver si la semana que viene" podían "recuperar un poquito".

La defensa del empresario ha manifestado que lo dicho por el trabajador este lunes, se contradice con lo dicho en su denuncia ante la Policía y, posteriormente, durante la instrucción del juicio, ya que en aquellas dos ocasiones habría manifestado que su estancia en la finca era voluntaria, que lo hacía como "favor". Además de varios policías que participaron en el caso, también ha declarado como testigo Ramón Morey –delegado del Gobierno en funciones hasta hace unos días–, que es inspector de Trabajo y llevó el caso. Ha dicho que el alojamiento de los dos trabajadores estaba en "condiciones nefastas", con "algunas de las paredes sin revocar", el "colchón en el suelo" e incluso "una ventana no tenía cristales".

Morey también ha explicado que las dos víctimas hacían "más horas de las contratadas" y había irregularidades de descanso semanal, en materia de Seguridad Social y, además, cobraban por debajo del salario mínimo interprofesional

La Fiscalía le pide cuatro años de carcel

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Por su parte, la Fiscalía ha elevado sus conclusiones a definitivas y le pide un total de cuatro años de cárcel. Considera que los hechos suponen un delito contra los derechos de los trabajadores.

Según la acusación, el empresario concertó un contrato al primer trabajador desde el 10 de junio hasta el 9 de septiembre de 2013 para realizar funciones de jardinería dos horas diarias de lunes a viernes. El documento establecía que el empleado tendría un periodo de prueba de 15 días y que su salario estaría estipulado según el convenio colectivo del sector. En la práctica, el trabajador tenía un horario de 8.00 horas a 18.00 horas, con un día de descanso a la semana, y percibiendo por ello una cantidad de 70 euros a la semana en concepto de salario y 30, de manutención. La situación se prolongó hasta el 7 de noviembre de ese mismo año. 

Desde el Ministerio Fiscal han relatado que, además, ambas víctimas vivían en la finca en condiciones de limpieza e higiene "deplorables" y no disponían de agua corriente, ni de aseo, ni de cocina.

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