40 años del golpe

“Allende es un icono universal”

Salvador Allende

Ha pasado a la Historia, con mayúsculas, por una sola foto. Danilo Bartulín es el tipo moreno, alto y con un poblado mostacho que figura detrás de un Salvador Allende con casco de soldado y empuñando una metralleta el 11 de septiembre de 1973 en el Palacio de La Moneda. Se trata de una imagen que ha permanecido como uno de los símbolos del siglo XX, un emblema de la lucha por la libertad. “La metralleta había sido un regalo de Fidel Castro”, recuerda el que fuera médico, amigo y ayudante del presidente, “que tenía una inscripción que rezaba: a Salvador Allende, compañero de armas”.

Vieron venir el golpe militar, pero no fueron capaces de neutralizarlo y nunca esperaron que el general golpista fuera Augusto Pinochet. “Nos lo había recomendado el general Carlos Prats, un militar incondicional de Allende, para sustituirlo a él como cabeza del Ejército. De hecho, Pinochet sólo se incorporó a la sublevación a última hora cuando calibró que iba a triunfar”, señala Bartulín.

Aquel joven imponente de 33 años conserva hoy, a pesar del tiempo transcurrido, un cabello con pocas canas y su bigote, aunque más recortado que en la histórica foto. Se emociona todavía, 40 años después, durante la charla, mientras visiona un documental filmado por una televisión alemana con imágenes de los días del golpe y con entrevistas grabadas posteriormente con el propio Bartulín y con la viuda de Allende, Hortensia Bussi. “Un equipo de la televisión de la entonces Alemania comunista, la llamada RDA, se hizo pasar por un canal germano-occidental y los reporteros lograron testimonios en Chile de los implicados en la sublevación, Pinochet incluido”, cuenta el médico con una sonrisa de oreja a oreja. Desde hace cuatro años, Danilo Bartulín vive entre La Habana y Madrid y se dedica a negocios de importación y exportación. En su chalet de Rivas Vaciamadrid, una localidad cercana a la capital, desgrana ahora su peripecia vital que lo llevó de Chile a México, más tarde a Cuba y finalmente a España.

Danilo salvó la vida milagrosamente, aunque pasó dos largos años en las cárceles y los campos de concentración de la dictadura pinochetista. “Allende dio una lección moral con su resistencia al golpe y durante el asedio me solicitó un último favor al pedirme que si resultaba herido, le pegara un tiro”. Su amigo y médico le contestó: “Usted es el último que debe morir aquí. Antes moriremos nosotros”. Paradojas de la historia, Allende murió en La Moneda con las botas puestas y finalmente, hace dos años, los tribunales determinaron que la causa de su muerte fue el suicidio.

Danilo Bartulín, ante una foto de Salvador Allende. Fernando García.

Bartulín confiesa que sigue soñando por las noches con aquellas horas pasadas en La Moneda y sus recuerdos se aceleran cuando se acerca, cada año, la fecha del aniversario. “Allende se ha convertido en un icono universal por su honestidad y porque protagonizó la primera llegada al poder de la izquierda por la vía democrática, a través de los votos en las urnas. El Che Guevara le comentaba al presidente chileno que los dos aspiraban a lo mismo, aunque por métodos distintos”.

A juicio de Bartulín, el carisma de Allende se basaba en una oratoria portentosa y sin leer papeles; en su condición de médico cercano al pueblo; y en su habilidad política para la persuasión y la negociación. “Allende hacía un llamado a su gente y un millón de personas salía a la calle. De hecho, tenía más capacidad de movilización que toda la Unidad Popular, que gobernó Chile entre 1970 y 1973. Todavía diría más, la mayoría de dirigentes de la Unidad Popular (una coalición de socialistas, comunistas y otros partidos menores de izquierdas) no tenían el carisma y el liderazgo de Allende”. El hombre de confianza de Allende mira el presente y el futuro con optimismo y está convencido, 40 años después, de que la vía chilena al socialismo sirvió para demostrar que “la revolución puede triunfar por métodos pacíficos y democráticos”.

Al hilo de esta reflexión, Bartulín subraya que Michele Bachelet, expresidenta de Chile y candidata ahora de nuevo por la izquierda, representa una consecuencia lógica de aquel golpe militar. “Soy amigo de Bachelet, cuyo padre fue víctima de la represión de Pinochet. Ganará seguro las próximas elecciones y, dato curioso, ella también es médico. Como Allende”.

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Danilo Bartulín fue detenido tras el golpe y compartió cautiverio, en el Estadio de Santiago, con Víctor Jara, el cantante chileno más popular de la época y otro icono universal. “Víctor fue muy pesimista y sabía que su militancia y su compromiso con el pueblo le costarían la vida. Fui el último civil que vio con vida al cantante. Afortunadamente yo me salvé porque un teniente, al que no conocía, me apartó de los grupos que iban a ser fusilados. Debió ser por el prestigio entre el pueblo que, en aquellos años, disfrutaban los doctores como yo”. No obstante, Bartulín sufrió todo tipo de torturas y vejaciones y fue sometido a un juicio acusado de “peligroso para la seguridad nacional”. Finalmente fue absuelto y logró un pasaporte para salir en 1975 hacia el exilio, primero a Venezuela y más tarde a México. Después de una década en México, sede principal de los exiliados chilenos, dedicado a una empresa de intercambios comerciales con Cuba, el médico se trasladó a La Habana, donde residió más de 20 años. Desde 2009 vive entre Madrid y la capital cubana.

Mientras charlamos, la pantalla de su televisor sigue pasando el documental sobre el golpe y Bartulín hace una pausa en la conversación cuando suena la voz, firme y quebrada a la vez, de Salvador Allende en Radio Magallanes, en aquel discurso para la historia de la libertad que termina así: “Yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.

¿Qué legado queda en Chile de Allende? El que fuera uno de sus hombres de confianza no duda en responder: “Mucho, todo su ejemplo. En las movilizaciones de los estudiantes, durante estos meses pasados, contra las injusticias en la enseñanza la figura de Allende estaba muy presente. Para la juventud combativa chilena, Allende es un modelo”. Bartulín está pensando en escribir y publicar sus memorias. Una vida tan intensa y significativa bien merece la pena que sea contada.

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