Brigitte Macron aboga por la vuelta del uniforme a los colegios franceses, como Marine Le Pen

La primera dama francesa, Brigitte Macron, saluda a unas ancianas en un taller de bordado durante su visita a un centro social en Valenton, un suburbio del sur de París.

Lucie Delaporte e Ilyes Ramdani (Mediapart)

Es un apoyo con el que Marine Le Pen y los suyos seguramente ni se habían atrevido a soñar. La esposa del presidente de la República, Brigitte Macron, se ha pronunciado públicamente a favor de la medida justo cuando la Asamblea Nacional debía examinar, el jueves 12 de enero, un proyecto de ley de Rassemblement National (RN) que introduce el uso del uniforme en las escuelas.

"Soy partidaria de llevar uniforme al colegio", dijo a una colegiala en el marco de una entrevista a Le Parisien, especificando incluso sus deseos de estilo: "un conjunto sencillo que no sea monótono". "Llevé el uniforme de estudiante: 15 años de faldas azul marino y jerseys azul marino. Y lo viví bien", explica Brigitte Macron, de 69 años. Eso anula las diferencias, ahorra tiempo lleva mucho tiempo elegir qué ponerse por la mañana y dinero– en comparación con las marcas.”

Los parlamentarios de extrema derecha acogieron la declaración como un regalo del cielo. "Es una declaración llena de sentido común de Brigitte Macron que espero que resuene en la mente de los diputados macronistas (cuando examinen el texto), se felicitó Sébastien Chenu, diputado del Norte. Creo que expresa la opinión de muchos franceses". El presidente de RN, Jordan Bardella, declaró que "sobre este tema, evidentemente", su partido y Brigitte Macron compartían los mismos valores, esperando que ella "pueda animar a los parlamentarios de la mayoría a votar a favor de este texto". 

Más que un regalo a la extrema derecha, la salida de Brigitte Macron parece una piedra en el zapato del ministro de Educación Nacional, Pap Ndiaye. Este jueves en la Asamblea, como desde hace varias semanas, Ndiaye defenderá la posición del gobierno sobre el tema. Imponer el uso del uniforme a todos los alumnos es un no", declaró el 4 de enero en la cadena BFMTV. “No quiero abrir ese debate, al menos a escala nacional. No quiero una ley sobre el tema. Advierto ya a quienes piensan que llevar uniforme resolvería los problemas por arte de magia”.

Esta posición se anunció con firmeza porque se arbitró al más alto nivel del Estado, cuando la cuestión del uniforme ya había sido objeto de un malentendido gubernamental en otoño. A mediados de noviembre, Le Figaro reveló que Sonia Backès, Secretaria de Estado para la Ciudadanía, había recibido a siete parlamentarios de la mayoría que preparaban un proyecto de ley sobre el tema. El Ministerio de Educación mostró su enfado y Pap Ndiaye instó al Elíseo a recordar lo principal: el Gobierno está en contra de la idea y es Pap Ndiaye quien se encarga del asunto.

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Intentando redimirla, el diputado del MoDem Erwan Balanant dijo ¿Cómo hay que interpretar la declaración de Brigitte Macron? ¿Quién conoce la propuesta de ley de RN?". Puede descartarse de entrada la posibilidad de un error involuntario, pues El Elíseo ha convertido en norma inmutable la corrección de las entrevistas escritas a la prensa. La entrevista de Brigitte Macron en Le Parisien es también una de las secuencias de un plan de comunicación bien elaborado, en el marco del lanzamiento de la operación Pièces jaunes (campaña de donación en favor de jóvenes y niños hospitalizados, cuya presidenta es Brigitte Macron ndt).

El lunes por la noche, fue la invitada del telediario de las 8 en TF1, donde habló, entre consideraciones personales sobre su marido como presidente, de la reforma de las pensiones y de la crisis del sistema sanitario. El miércoles, se confió a Sophie Davant en la revista S, le Mag. El jueves, en Le Parisien, habló del uniforme, pero también de la lucha contra el acoso y de los primeros ministros de su marido. Una secuencia orquestada en parte por Jean Spiri, su nuevo jefe de gabinete, amigo íntimo de Xavier Bertrand reclutado por Frédéric Michel, consejero especial en comunicación del presidente Macron.

Nada más llegar Macron al Elíseo, candidato entonces de Les Républicains (LR), su esposa Brigitte Macron, había concedido una sorprendente entrevista a la revista L'Obs. En ella se explayaba sobre su visión de la política educativa a aplicar: uso del método silábico para aprender a leer, reforma de la formación del profesorado, oposición a la escritura inclusiva... Todo ello sin mencionar para nada al ministro de Educación Nacional, aparte de esta frase imprudente seis meses después de su nombramiento: "No le conozco".

La posición del Gobierno no ha cambiado y no es la de Brigitte Macron.

Una fuente del entorno de Pap Ndiaye

Un mes después, la nueva declaración de Brigitte Macron suena como una afrenta al ministro de Educación Nacional. En la sede del ministerio, donde la publicación del artículo en Le Parisien provocó indignación, intentan relativizar el incidente. “Brigitte Macron es una mujer libre, que da su punto de vista y responde libremente a una pregunta que le hacen", comentó el entorno de Pap Ndiaye. “Siempre ha mantenido esa postura sobre el uniforme y no está relacionada en absoluto con la propuesta de ley de la RN, que ella no conocía. No debe considerarse un elemento de lenguaje oculto.”

Para el ministro, no se trata de reabrir un debate que su predecesor, Jean-Michel Blanquer, ya había intentado sin lograr convencer a Emmanuel Macron. "La posición del Gobierno no ha cambiado y no es la de Brigitte Macron", dijo. “El uniforme no es ni una respuesta a las desigualdades sociales, que corresponden a otros campos, ni a las personas que intentan desestabilizar la escuela republicana. Además, la posibilidad del uso de uniformes ya existe y las escuelas pueden aprovecharla. Esto es lo que el ministro defenderá en la Asamblea Nacional.”

En la Asamblea Nacional, el malestar estaba a la orden del día el jueves por la mañana, al comentar la entrevista de Le Parisien. "Brigitte Macron tiene toda la legitimidad para expresarse sobre este tema, pero el grupo no votará a favor", dijo Gilles Le Gendre, diputado de Renaissance (partido de Macron) por París. Sacha Houlié, presidente de la Comisión Legislativa, insiste en su "oposición" a una solución "no deseable", "sin ninguna eficacia". "El ministro quiere reducir las desigualdades, no eliminarlas", añade este diputado por Vienne, supuestamente cercano a Pap Ndiaye.

Brigitte Macron, experta en enseñanza... privada

Aunque nadie se atreve a decirlo muy alto, el artículo de L'Obs y luego la entrevista del jueves hacen carraspear a muchos sobre la legitimidad de Brigitte Macron para hablar públicamente de cuestiones que son responsabilidad de los ministros de turno. ¿Qué competencia tiene, además, para hablar de desigualdades educativas? A priori, parece más bien escasa a la vista de la abundante literatura científica -en sociología, ciencias de la educación, economía- sobre el tema.

Con una carrera profesional desarrollada íntegramente en lujosos colegios confesionales privados, en lo que sería más bien experta sería en segregación social. En todo caso, la de las clases más acomodadas, que siempre se han protegido de la masificación de la escolarización evitándola en buena medida.

Si, al igual que Brigitte Macron, la derecha y la extrema derecha parecen fascinadas por la imagen de una escuela de Épinal que parece congelada en los años 50, es porque ambas se refieren, sin poder decirlo, al periodo anterior a la desastrosa "democratización" de la enseñanza iniciada en los años 60. La que condujo a la reforma del colegio único y a la llegada masiva de las clases medias y trabajadoras a la enseñanza secundaria.

Los últimos ocho años de su vida profesional, Brigitte Macron los pasó en el colegio jesuita Saint-Louis-de-Gonzague, conocido como "Franklin", un gueto de ricos en el distrito 16 de Paris, donde la madre de Bruno Le Maire ese mundo es pequeño fue directora durante muchos años. Y donde, naturalmente, el Ministro de Economía hizo sus estudios, como toda la alta burguesía del oeste de París. El Ministro de Educación de Sarkozy, Luc Chatel, del que Jean-Michel Blanquer fue Director General de Enseñanza Escolar, también estudió allí.

Brigitte Macron, la nueva autoproclamada asesora en política educativa, antigua alumna del liceo Sacré-Cœur de Amiens, "15 años de faldas azul marino, jersey azul marino", había trabajado anteriormente durante muchos años en el instituto privado jesuita La Providence de Amiens. Allí fue donde conoció este mundo es perfecto al futuro presidente de la República. Sacar a la palestra ahora la cuestión de las desigualdades sociales en la escuela para defender los uniformes escolares, después de una carrera que atestigua un rechazo obstinado a una escuela pública mixta, es un poco jocoso.

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¿Quién puede creer que llevar un uniforme cambia algo en los poderosos mecanismos de reproducción social de las escuelas? En RN, donde se piensa poco o nada en la escuela, además de estas ocurrencias, se trata también de ir contra "la vestimenta religiosa o étnica", como subraya el proyecto de ley presentado el jueves a la Asamblea Nacional, es decir, toda la indigna indumentaria de una inmigración musulmana despreciada. Otra obsesión de Jean-Michel Blanquer, con quien Brigitte Macron parecía decididamente más en sintonía.

 

Traducción de Miguel López

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