Apuestas deportivas
Fraude en el fútbol europeo
En el fútbol, todo tiene un precio: la organización de eventos deportivos –a tenor de lo publicado por la prensa británica–, pero también los partidos, en su integridad o no. El Parlamento Europeo, por iniciativa del diputado belga Marc Tarabella, acaba de asestar un duro golpe a las corruptelas al sumarse a la iniciativa llevada a cabo por una asociación de operadores de apuestas llamada Federbet, que controla el dinero que se mueve con este tipo de pronósticos. La investigación, que dio comienzo en septiembre, concluye que, en apenas unos meses, en competiciones francesas, italianas o portuguesas, se amañaron "sin duda ninguna" al menos 110 partidos (consulte aquí la lista), por valor de “decenas de millones de euros”. Además, sobre otros 350 partidos recaen importantes sospechas. Por si fuese poco, el fútbol no es el único deporte en el punto de mira.
El aumento del fraude (o de su detección) es rápido. Entre 2008 y 2011, Europol “solo” había detectado 680 partidos muy sospechosos de estar amañados. Es decir, aproximadamente dos veces menos al año. Solo en diciembre pasado, el diputado europeo desveló que 50 partidos se habían comprado “con toda seguridad”. No se tomó ninguna medida. Ningún club, ninguna liga, ninguna federación acudió a la justicia. Como si nadie quisiera enfrentarse a la realidad.
Para los autores de la investigación, que por el momento no quieren precisar las cantidades que hay en juego en cada partido, no cabe la menor duda. Federbet aplica tres criterios a la hora de investigar si ha podido existir una actuación fraudulenta: el montante anormalmente alto apostado, el hecho de apostar durante los partidos y la procedencia geográfica de los fondos apostados. Cuando se dan las tres circunstancias, Federbet concluye que ha existido fraude. Cuando solo se cumplen dos puntos o si las cantidades en juego no son muy altas, la asociación, que tiene su sede en Bruselas, mantiene el interrogante.
Algunos partidos sospechosos de haber sido amañados se han jugado en la prestigiosa Liga de Campeones. Otros, simplemente eran partidos amistosos. Entre los equipos acusados de hacer trampas, hay tres muy conocidos (la Lazio de Roma, el PSV Eindhoven holandés, el Benfica de Lisboa); otros son más modestos. En Francia, el partido de segunda división CA Bastia-Clermont también está bajo sospecha. Según BFMTV, apostantes de Europa del Este pactaron supuestamente que el Clermont se adelantaría en el marcador para dejarse empatar en la segunda parte. Y así ocurrió. La suma en juego alcanzó los 300.000 euros; la cifra es muy llamativa porque normalmente las apuestas en un partido de Segunda no superan los 1.500 euros.
Sin embargo, también se apuesta en las divisiones inferiores e, incluso, en los campeonatos menores. “En Malta, ir al estadio tiene un escaso interés porque el 85% de las enfrentamientos deportivos está bajo sospecha”, explica Emmanuel Foulon, portavoz del Partido Socialista en el Parlamento Europeo y especialista en el asunto.
Apostar por clubes pequeños tiene ventajas añadidas, según precisan los autores de la encuesta. Es más fácil marcar un gol en propia puerta ante 200 espectadores que hacerlo ante 40.000 personas y con 50 cámaras. También es más sencillo comprar a un jugador que gana poco dinero. O a un equipo cuyas finanzas no están saneadas.
Sin embargo lo más inquietante es que, según las estimaciones de Emmanuel Foulon, no se investiga el 85% de las apuestas, ya que no se puede seguir la pista a la mayor parte de las páginas web de apuestas, al estar situadas en paraísos fiscales como Gibraltar. Por tanto, hay que fiarse de las estadísticas que establecen que cada año las competiciones deportivas mueven entre 500.000 y 750.000 millones de dólares. El 10% de dicha suma está relacionado con la criminalidad o algún otro delito (corrupción, blanqueo etc.)
En los últimos meses, el Parlamento Europeo ya ha dado los pasos necesarios para prohibir las apuestas en los partidos en los que participan menores. Algunos quieren impedir también las apuestas con carácter “criminógéno”, que alientan la comisión de fraude. Así las cosas, ¿qué hay más sencillo que apostar, por poco dinero, sobre el color de las zapatillas que llevará un jugador o la forma en que celebrará un gol?
Sin embargo, de momento, hay numerosas formas de fraude que no se pueden evitar. En el tenis, es posible apostar en cualquier punto del partido. Ahora bien, ¿qué le puede suponer a un jugador perder el primer punto de su segundo juego de servicio? Todavía es peor en las apuestas que se realizan tras el inicio de un partido. Cuando el marcador es de 6-0, 4-0, la tentación es grande y no trae consecuencia alguna.
Dicho esto, tan absurdo es pensar que la corrupción se limita al mundo del fútbol, como imaginarse que el dopaje solo existe en el mundo de la bicicleta. Para demostrarlo, Federbet ha realizado diferentes pruebas en otros deportes como el tenis. Y dio por casualidad con un oscuro torneo clasificatorio, jugado este año en Guadalupe, que enfrentaba al antiguo número 1 del tenis belga Olivier Rochus con Vincent Millot, un jugador francés que también había sido su pareja de dobles en este torneo. El dinero en juego era similar al que se apuesta en un partido de Roland-Garros. El jugador negó este martes en la prensa belga la existencia de amaño alguno. Su hermano Christophe también había levantado sospechas, años atrás, por hechos idénticos.
¿Apostaron personas cercanas a los jugadores? ¿Alguien de su entorno? En el tenis, la Asociación de Tenis Profesional (ATP) nunca ha querido crear una asociación dirigida a esclarecer este tipo de prácticas. Solo la justicia podría investigarlas.
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¿Qué se puede hacer? En España, por ejemplo, algunos clubes han llegado a acuerdos con empresas o asociaciones encargadas de dar la voz de alerta ante la más mínima sospecha. Sin embargo, las reticencias no son pocas. La serie B italiana (Segunda División) ha renunciado en el último momento a materializar un acuerdo de este tipo ante las presiones de un patrocinador importante, Eurobet, una compañía online de apuestas. En el Parlamento Europeo, no tiran la toalla: la FIFA ha alcanzado un acuerdo con Federbet para controlar el dinero que se mueve durante el Mundial.
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Traducción: Mariola Moreno