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Así gestionó la acusación de violación el equipo de Ronaldo

Cristiano Ronaldo en un partido de fútbol de la Juventus FC.

Kathryn Mayorga afirma haber sido violada por el futbolista Cristiano Ronaldo. Este niega ahora los hechos, pero la investigación de Der Spiegel (socio editorial Mediapart) revela que sí admitió ante sus propios abogados que Kathryn Mayorga le había pedido que no siguiera adelante con la relación sexual.

Der Spiegel publicaba en abril de 2007 un primer artículo sobre el asunto. En él, daba a conocer que el cinco veces galardonado con el Balón de oro había firmado un acuerdo para silenciar a la mujer que denunciaba en 2009 ser una víctima. El pasado 29 de septiembre, Kathryn Mayorga prestaba declaración públicamente por este caso. Ahora, un documento demuestra que Ronaldo ha cambiado su versión sobre lo sucedido. Dado el interés de dicho documento, lo que sigue es el relato, en español, de la última entrega de una investigación publicada inicialmente en alemán y traducida desde el francés [de lo publicado por Mediapart, socio editorial de infoLibre].

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Lo llaman “el niño”. Y este 'niño', Cristiano Ronaldo, tiene un problema durante unas vacaciones en Las Vegas, en una suite del hotel de lujo Palms Place.

En el verano de 2009, el abogado de Ronaldo, Carlos Osório de Castro, se ponía en contacto con un colega para decirle que había tenido una conversación con “el niño” sobre una fiesta en Las Vegas.

Era algo serio. Una mujer estadounidense, Kathryn Mayorga, decía que Ronaldo la violó en su suite el 13 de junio. Después de hablar con su cliente, el jugador más caro del planeta, Osório de Castro tenía una idea aproximada de lo que podría haber ocurrido esa noche en la habitación del hotel.

Se puso a trabajar. Porque la acusación debía desaparecer. Rápidamente. En silencio. Para siempre.

El abogado, que reside en Oporto y que ha apoyado a Ronaldo más de una vez, desplegó sus tropas, el equipo de limpieza que se suponía debía asegurarse de que no trascendiera nada del incidente de Las Vegas.

El equipo incluía a un detective privado con buenos contactos con el servicio de Policía Metropolitana de Las Vegas (LVMPD), otros dos abogados portugueses y el bufete de abogados Schillings, con sede en Londres, especializado en la gestión de crisis. (Su lema: Cuando llegue el ataque, tienes que estar preparado para devolver el golpe. )

Por su parte, el bufete de abogados Lavely & Singer de Los Ángeles se ha hecho un nombre ayudando a clientes famosos como Cameron Diaz y Jennifer Aniston, personas que pueden resolver sus problemas con dinero.

Osório de Castro también contrató al abogado Richard Wright de Las Vegas. Sus honorarios ascienden a 475 dólares la hora. Más tarde, el equipo también contrataría a un experto médico y a un experto forense.

Todos ellos unieron fuerzas contra Kathryn Mayorga de Las Vegas, que vivía principalmente de su trabajo como modelo. Y que, en junio de 2009, se encontraba en el lugar equivocado, en el momento equivocado.

Der Spiegel publicaba el 29 de septiembre los cargos por violación que había presentado Mayorga. Se trata de la historia de una mujer que permaneció en silencio durante mucho tiempo, porque tenía que hacerlo. Porque hace nueve años firmó un acuerdo con el equipo de expertos de Ronaldo y su propio abogado.

En este acuerdo amistoso, Mayorga convino no hablar nunca públicamente sobre lo que sucedió en Palms Place el 13 de junio de 2009. A cambio, recibió 375.000 dólares.

Mayorga ha decidido romper este silencio. Su abogado, Leslie Mark Stovall, presentó una denuncia formal la semana pasada en Nevada. Impugna el acuerdo alcanzado porque afirma que su único objetivo era silenciar a su cliente.

Stovall también ataca a los abogados de Ronaldo. Cree que han firmado un acuerdo de confidencialidad para “evitar o retrasar el proceso penal” relacionado con la noche de Las Vegas.

Stovall habla de “complot” y argumenta que “esconder un delito es un delito”. Los detalles del caso Mayorga-Ronaldo se asemejan a la trama de una novela de John Grisham. El cliente. La compañía. El chantajista. Hay abogados implacables, investigadores pésimos, una total falta de compasión. Y una supuesta víctima que es empujada por el equipo legal del campo contrario, como un balón de fútbol en un terreno de juego.

En julio de 2009, mientras Mayorga contrataba a un abogado especializado en daños y perjuicios tras un accidente de tráfico, el personal de Ronaldo actuaba como un equipo internacional de gestión de crisis.

Der Spiegel ha podido reconstruir la estrategia y los métodos de los abogados de Ronaldo gracias a documentos de Football Leaks. Los documentos muestran que los abogados de Ronaldo en los Estados Unidos enviaron un investigador privado a Palms Place. Inspeccionó la suite en la que Ronaldo se alojó durante sus vacaciones en Las Vegas, midiendo las habitaciones y el jacuzzi y poniendo a prueba la acústica.

Los abogados decidieron que necesitaban un nombre en clave para Ronaldo. Estuvieron de acuerdo en llamarlo Topher. Los abogados se preguntaron por qué no se había iniciado aún un proceso penal. Uno de los abogados señaló que Kathryn Mayorga se puso en contacto con la Policía pocas horas después del incidente en Palms Place. En su opinión, dijo, este hecho jugaba a favor de Mayorga, reforzaba su credibilidad y hacía probable que la Policía aún no hubiera completado sus propias investigaciones.

En agosto de 2009, los abogados de Ronaldo negociaron el acuerdo con el representante de Mayorga. Los abogados de la estrella del fútbol accedieron a hablar de un supuesto acoso sexual y no de una posible violación. El acuerdo debía ser diseñado de tal manera que Mayorga se enfrentara a una fuerte sanción económica si violaba el pacto, ya fuera por indiscreción o en caso de conceder una entrevista a un periodista.

Jay Lavely, del bufete de abogados Lavely & Singer, trató de apaciguar a su cliente. Es un abogado experimentado, tranquilo y ordenado. A lo largo de su carrera como negociador, nunca ha visto que se filtre a la prensa ningún detalle de sus acuerdos de confidencialidad.

El equipo de Ronaldo quería saberlo todo sobre Mayorga, que entonces tenía 25 años. La siguieron, un investigador privado dejaba constancia de cuándo salía de casa, con quién iba, dónde iba a comer y cuántas copas de vino tinto había tomado en la cena. El investigador incluso obtuvo su número de certificado de matrimonio. Se enteró de que había votado a los demócratas y de que tenía multas de aparcamiento.

El detective privado, un expolicía de Las Vegas, también trató de llamar a sus antiguos amigos para pedirles información y se reunió con un agente de la Policía de Las Vegas para obtener más información sobre la investigación. En un informe a los abogados de Ronaldo, éste reveló que el LVMPD no se opondría a que el caso se resolviera fuera de los tribunales. Añadió que si esto sucedía, probablemente no habría más investigaciones.

Los abogados se informaron entonces sobre el derecho penal estadounidense. Querían saber si, en tales casos, los acusados procedentes de Europa podrían ser extraditados a los Estados Unidos.

En septiembre, el equipo de Ronaldo elaboró un cuestionario exhaustivo. Querían escuchar la versión de Ronaldo sobre lo sucedido esa noche en Las Vegas. Cada detalle era importante. El resultado fue un documento que, en última instancia, podría desempeñar un papel central en el caso.

Una pregunta que Ronaldo tuvo que responder fue: “Describa en detalle lo que ha sucedido desde su primer contacto físico con la Sra. C. en la otra habitación y luego describa lo que sucedió después”.

Uno de los abogados del equipo de Ronaldo anotó su respuesta: “Me la follé de lado. Se dejó. Se había tumbado de costado, en la cama y yo se la metí por detrás. Fue brutal. No cambiamos de postura. 5/7 minutos. Dijo que no quería, pero se mostraba disponible [“available”, en inglés]. El tiempo que duró fue brutal, la giré hacia un lado y fue rápido. Quizás le salieron algunos moratones de agarrarla... Me masturbó... Pero no paraba de decir ‘No’, ‘No lo hagas’, ‘No soy como las demás’. Me disculpé después”.

Pregunta: “¿La Sra. C. levantó la voz, gritó o chilló?”.

Respuesta: “Dijo que no y paró varias veces”.

Acuerdos de confidencialidad

Según los documentos de Football Leaks, esta versión de los hechos cambió. En diciembre del año siguiente, apareció otro cuestionario con diferentes respuestas. En él, la respuesta a la pregunta relativa a lo que pasó en la habitación es la siguiente: “Estaba acostada en la cama. Llegué por detrás. No cambiamos de postura. Fueron 5/7 minutos. No gritaba. No pidió ayuda ni nada de eso”.

Los abogados que representan a celebridades son muy concienzudos y caros. Osório de Castro fue consciente de ello en octubre de 2009, cuando vio las abultadas facturas. En enero de 2010, un abogado de Lavely & Singer contactó a Osório de Castro. El abogado quería contratar a un perito forense a un precio de 350 euros la hora. La persona evaluaría los informes médicos de Mayorga y el informe en el que se registraron las lesiones de la presunta víctima.

También se contrataría a un médico especialista, por 2.500 dólares. En marzo, Osório de Castro volvió a quejarse en un correo electrónico de que Ronaldo, el “cliente”, había considerado que los honorarios eran “excesivos”.

Mientras tanto, los abogados estadounidenses le habían presentado un documento al mediador, que actuaría como intermediario entre las partes, es decir, entre Mayorga y Ronaldo, alias Topher.

El documento cita a un “médico especialista” que afirma que las lesiones en el recto de Mayorga podrían haber sido causadas por “varios objetos” y no necesariamente por “penetración de un pene”.

También existe el certificado de otro experto, un exdetective supuestamente especializado en investigar agresiones sexuales. Se dice del Policía jubilado que mencionó la posibilidad de que Mayorga "pudiera haberse causado las lesiones ella misma. Esto explicaría por qué tardó varias horas después del supuesto incidente en llamar a la policía”, declaró.

Cualquier persona acusada de un delito tiene derecho a la mejor defensa posible. Pero el actual abogado de Mayorga, Stovall, cree que los abogados de Ronaldo fueron demasiado lejos.

En opinión de Stovall, los acuerdos de confidencialidad sólo son apropiados en un número limitado de situaciones. “Si usted tiene un caso que implica, por ejemplo, la fórmula de Coca-Cola o un software para una aplicación muy útil, en este contexto, la no divulgación de datos confidenciales es, en mi opinión, apropiada”, dice Stovall. Sin embargo, añade, en los últimos años, estas cláusulas de no divulgación se han vuelto más comunes: “Y se hace para ocultar la mala conducta de las celebridades”.

Después de la firma del acuerdo, Osório de Castro intentó negociar un descuento para su cliente. Los abogados de Lavely & Singer reaccionaron de la manera habitual. “Pudimos conseguir un acuerdo notable para Topher”, escribieron en un correo electrónico. “El cliente se encontraba en una situación difícil, se enfrentaba a una posible extradición a Estados Unidos, una posible sentencia de prisión, en cualquier caso un gran daño a su reputación si el caso Mayorga se hacía público. Los gastos restantes deben abonarse lo antes posible. Saludos cordiales”, seguía el correo.

Cuando Der Spiegel informó por primera vez sobre el caso Mayorga hace un año y medio, sin mencionar el nombre de la presunta víctima, la revista recibió cartas de dos bufetes de abogados especializados en medios de comunicación. Esperaban poder evitar que la historia se publicara. También se envió un negociador a Hamburgo, donde se encuentra la sede central de Der Spiegel, para saber más sobre la información, en vano. Este hombre ya no forma parte del equipo de Ronaldo.

En ese momento, Ronaldo no respondió personalmente. Prefirió publicar una foto de sí mismo, en la que se le veía en una posición ganadora, visto desde atrás, en ropa interior.

El artículo de la semana pasada sobre el caso Mayorga-Ronaldo fue noticia en todo el mundo. Ronaldo, que ahora juega en la Juventus de Turín, reapareció en Instagram para calificar lo publicado de “información falsa” y dijo que alguien intentaba hacerse famoso a su costa.

El miércoles pasado, Ronaldo usó otra red social, Twitter, para defenderse: “Niego firmemente los cargos en mi contra. La violación es un crimen abominable que va en contra de todo lo que soy y en lo que creo”.

¿Qué pasó el 13 de junio de 2009 en la suite Palms Place? Sólo Cristiano Ronaldo y Kathryn Mayorga saben toda la verdad. Ahora al menos la historia de Mayorga está donde debería haber estado: en los tribunales. El problema reside en la solución amistosa firmada. Además, un fiscal de distrito debe decidir si abre un proceso penal contra Ronaldo. Mayorga ha sido interrogada varias veces por la policía en las últimas semanas. Su última declaración fue grabada.

Según el abogado de Mayorga, Stovall, en una de sus recientes reuniones con la policía su cliente descubrió que ya no existía una grabación de la declaración que había hecho a la policía en 2009.

El vestido y la ropa interior que llevaba Mayorga esa noche en Palms Place, que supuestamente confió a la policía como prueba en ese momento, también desapareció, dijo. Contactada por Der Spiegel, la policía de Las Vegas se negó a hablar.

Stovall también acusa a la Policía de no haber continuado sus investigaciones cuando Mayorga les dio el nombre del hombre que describió como su agresor en 2009. La Policía de Las Vegas cuestiona esas afirmaciones.

Stovall escribió una carta a la Policía. En ella pregunta si las autoridades han manifestado reservas sobre la probidad de la investigación. Y si es así, lo que planeaban hacer al respecto.

El pasado lunes, tres días después de la publicación del artículo en Der Spiegel, el LVMPD anunció que reabriría su investigación.

 

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Traducción: Mariola Moreno

Leer el texto en francés:

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