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#infolibreCumple10

Manifiesto: Responsables de nuestro destino

Lectura del manifiesto 'Responsables de nuestro destino'.

Redactoras y columnistas de infoLibre leyeron este manifiesto en el transcurso del evento del décimo aniversario.

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Admitámoslo. En muchas ocasiones, nos sentimos sobrepasadas. 

Sobrepasadas por un debate público de mucho ruido y pocas nueces. De cartas deliberadamente marcadas por unos pocos, que acaba por no ser ni debate, ni público. 

Sobrepasadas por los mercenarios de la política, la información y la economía que se pasean con impunidad, abusando de la generosidad de un sistema en el que no creen. 

Aturdidas por la negatividad que nos desconecta.

Por que nos intenten obligar a buscar más las diferencias que los puntos en común.

Sin fuerzas para superar toda una carrera de obstáculos mientras intentamos hacerlo bien. Mientras hacemos lo que podemos. 

Sobrepasadas, también, por quienes confunden convicciones y principios con intransigencia y trincheras. 

Sobrepasadas por la precariedad. Y por la desigualdad. Y por la violencia sobre nuestros cuerpos y nuestras formas de ser. Y por que a algunos parezca no importarles, como si formase parte de un orden natural que sólo hay que aceptar y profundizar. 

Pero no nos resignamos

Y lo decimos con una sonrisa ancha y brillo en la mirada. 

Porque sabemos que “hay en los hombres (y en las mujeres) más cosas dignas de admiración que de desprecio”.

Porque queremos mancharnos de sociedad, de su bendita diversidad. Conocerla, respetarla y celebrarla desde la igualdad. 

Porque queremos estar bien informadas. También de aquello que nos puede resultar incómodo o que rompe nuestros esquemas. Porque no buscamos medios de comunicación que nos digan lo que pensamos sino que nos informen con independencia, con datos y sin ruido, para que podamos sacar nuestras propias conclusiones. 

Porque estamos dispuestas a defender el derecho a la información con uñas y dientes para que siga siendo, o vuelva a ser plenamente, de todos los ciudadanos y no de intereses políticos, económicos o financieros. 

Porque conocemos el poder transformador de la política como instrumento al servicio de todos, especialmente de aquellos que menos tienen. Porque caminamos a hombros de gigantes que, muy a menudo desde la humildad y el compromiso, nos han permitido ser y llegar hasta aquí. Porque se lo debemos. 

Porque no hay división, personalidad o diferencia que nos vaya a hacer arriesgar todo lo que ya hemos conseguido. 

Porque nos sentimos responsables de nuestro destino. Porque queremos comprometernos. Porque estamos dispuestas a pelear. 

Porque queremos avanzar desde lo público, ese capital de todos, que vive bajo asedio mientras sus profesionales educan a nuestros hijos, nos curan o atienden a nuestros mayores. Porque ellos no quieren más aplausos sino más recursos para seguir haciendo su trabajo, que es cuidarnos. 

Porque hay motivos para la esperanza en un país que se vacuna, que dona, que paga impuestos sin torcer el gesto sino sabiendo que es una expresión serena de patriotismo. 

Esperanza en una sociedad valora a la cultura, a sus creadores e intelectuales como el oxígeno sin el que no es posible la vida en común.

Esperanza en un país que respeta sus instituciones, que valora a sus científicos, que lucha contra el cambio climático, que tiene memoria de su pasado, que sale a las calles a defenderse, que quiere formar parte de la conversación global, que se acepta, que ama y que se divierte en libertad. 

Porque sabemos que, frente al supuesto atractivo intelectual del pesimismo, es posible embarcarse, lejos del buenismo, en la ilusión como una opción de vida. 

Porque no estamos locas ni tenemos vocación de heroínas. 

Queremos ser protagonistas de nuestro tiempo. Conocer para actuar. Actuar para blindar nuestro futuro.

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