Descubren la primera gran flota de aeronaves no tripuladas para el narcotráfico en el Estrecho
Una amplia investigación policial desarrollada de forma conjunta por la Guardia Civil y la Gendarmería Real de Marruecos ha desembocado en la caída de la primera gran flota de aviones no tripulados diseñados exclusivamente para el transporte de drogas entre España y África, con capacidad para sobrevolar más de 200 kilómetros con una carga de varios kilos de estupefaciente en su interior. En el pasado se realizaron acciones operativas relacionadas con el uso de drones para transportes, entre las que destacó una en 2024 en la que se incautaron tres aparatos de fabricación ucraniana en el Campo de Gibraltar. En el mar, la Policía también desmanteló una red que disponía de drones submarinos, pero esta es la primera acción de gran calado contra el tráfico aéreo de drogas mediante aeronaves autónomas, no solo en España, sino a nivel global.
Las pesquisas comenzaron en ambos lados del Estrecho, cuando autoridades de los dos países implicados se percataron, mediante sus sistemas de vigilancia, de la llegada de artefactos aéreos no tripulados que volaban ajenos a la normativa vigente, sin permisos ni advertencias de su tránsito. Ahí comenzaron las sospechas. La mayor parte de los aterrizajes eran en horario nocturno.
Las aeronaves, además, estaban fabricadas de forma artesanal, partiendo de modelos lícitos pero dotándoles de un ala fija, a imagen y semejanza de un avión de hélices, pero en tamaño pequeño. En el centro disponían de un espacio diáfano para la carga de la sustancia estupefaciente.
Así se pudo llegar a la fase de explotación de la operación, desarrollada este lunes, 10 de noviembre de 2025, en la que se ejecutaron cinco registros domiciliarios en Alcalá de los Gazules, Vejer de la Frontera, Algeciras y San Roque, en el corazón del Campo de Gibraltar. Uno de los dispositivos resultó fundamental, pues permitió interceptar un vehículo que transportaba 57,2 kilos de hachís que habían sido previamente trasladados con los drones, y que tenía como destino su distribución por la Península y, en segunda instancia, por otros puntos de Europa.
El grupo criminal encontró una fórmula efectiva y difícil de seguir. Los vuelos partían de la localidad de Alcalá de los Gazules (Cádiz), donde habían instalado un sofisticado taller para la fabricación y mantenimiento de los aparatos, y aprovechaban las noches y condiciones meteorológicas favorables para operar sin ser detectados.
Durante una sola noche, la organización era capaz de introducir hasta 200 kilos de hachís, utilizando drones modificados con autonomía, precisión y capacidad de carga superiores a los modelos convencionales. Los aparatos volvían tras soltar la carga, que aterrizaba en zonas próximas a Vejer de la Frontera y Tarifa, empleando sistemas de geolocalización, radiofrecuencia, visores nocturnos y fluorescentes en los paquetes. En total fueron intervenidos 18 aparatos, ocho de ellos perfectamente preparados para volar y diez más desmontados.
El grupo estaba compuesto por individuos que contaban con conocimientos en sistemas de vuelo remoto, ensamblaje de componentes y modificación de aeronaves. Las estructuras bases las compraban a proveedores asiáticos, pero la mayor parte de los trabajos de mejora, refuerzo y adaptación los realizaban ellos en su propio centro de operaciones en Cádiz, modificando sistemas electrónicos.
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Durante esa intervención, varios agentes resultaron heridos tras una persecución a los narcos y el posterior accidente, requiriendo uno de ellos intervención quirúrgica. El despliegue policial permitió localizar no solo los drones, sino también herramientas electrónicas, repuestos y aparatos, permitiendo desmantelar el entramado al completo.
Se incautaron 210 kilos de hachís y 320.000 euros en efectivo durante los citados allanamientos, lo que da una idea del potencial económico de la organización objeto de la investigación.
En total, nueve sospechosos han sido detenidos y puestos a disposición del Juzgado de Instrucción 4 de Algeciras y la investigación se mantuvo bajo coordinación de la Fiscalía Antidroga del Campo de Gibraltar y su titular, Macarena Arroyo, una de las fiscales más especializadas en la lucha contra el tráfico de drogas en España.