Librepensadores

Madrid y el sur olvidado

Alejandro López Parejo

Apenas doscientos metros separan los últimos bloques residenciales, rodeados de vistosas zonas verdes y palmeras, de una de las áreas más degradadas de Madrid. Getafe, al sur de la capital, vive ajena a una realidad muy cercana —y asumida—: la prostitución y el paisaje desolador del polígono Marconi, en el vecino distrito de Villaverde. Es el “borde sur” de Madrid, un ejemplo, como muchos otros, de la falta de planificación y gestión administrativa de un Ayuntamiento poco permeable a la realidad de sus periferias.

Así, y frente a una situación de abandono histórico, la necesidad —y demanda social— de un impulso a Villaverde se hace evidente paseando por muchas de sus calles, plazas y comercios. El distrito, que junto a Vallecas es una de las zonas con mayor vulnerabilidad de la ciudad, ha visto en los últimos años cómo la presión inmobiliaria —se trata de uno de los barrios con mayor rentabilidad de suelo— llegaba para quedarse. La construcción de grandes bloques de vivienda en áreas hasta entonces vacantes resulta una oportunidad de desarrollo para un barrio en el que la última gran apuesta, de la mano del gobierno de Ruiz Gallardón, fue el denominado, sin mucho acierto, el futuro “Silicon Valley” madrileño.

El plan, de 2003, incluía la rehabilitación de la antigua Nave Boetticher como centro de sinergias tecnológicas, junto a la instalación de empresas de alta tecnología en su entorno. Por primera vez una alternativa a la deslocalización y desbandada de grandes empresas que hasta los 2000 tenían actividad en el distrito. Villaverde llegó a acumular más del 80% del empleo industrial metalúrgico de toda la Comunidad de Madrid. Standard, Marconi, Aceralia, PSA o Barreiros eran la punta de lanza de una industria de producción que, con el tiempo, se ha convertido en residual. Hoy predomina la logística.

Lo cierto es que fue Manuela Carmena quien, tras varios años abandonada, inauguró La Nave. Hoy no queda nada del soñado “Silicon Valley” madrileño, más allá de la rehabilitación de este maravilloso espacio arquitectónico, que alberga conferencias y una aceleradora de proyectos para jóvenes. Un alivio en un distrito que lleva demasiadas décadas clamando por una estrategia, alejada de altisonancias y paralelismos innecesarios, que mire a su futuro sin olvidar su pasado.

La esperanza que supuso la rehabilitación del patrimonio industrial de La Nave, podría marcar el camino hacia la configuración de un nuevo modelo productivo: una estrategia conjunta, basada en la identidad industrial del barrio. La rehabilitación de grandes espacios industriales que den lugar a planes de mejora urbana y de la calidad de vida de sus habitantes, escuchando sus demandas. Una propuesta de mirada larga, vertebrada junto a los agentes implicados y alejada de estridencias. Un plan que ponga en valor esa “memoria del trabajo”, ese patrimonio colectivo del sur de la capital. Se trata de algo posible, como se ha demostrado en Manchester o en la cuenca del Ruhr, para lo que hace falta voluntad política. Llevamos demasiadas décadas pendientes del Nuevo Norte. ¿Hacemos algo por el Sur? ________________

Alejandro López Parejo es socio de infoLibre

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