Dejen de odiar y pónganse a trabajar

No entiendo cómo lo logramos, pero sí, cada vez que ocurre algo importante, algo grave o algo que marca la agenda política aquí o fuera de aquí, rápidamente sabemos cómo dividirnos en dos bloques, generar toda una secuela de odiadores y cavar trincheras para dibujar perfectamente esos dos frentes, dos bandos, dos ideas completamente contrapuestas sobre un tema y una retahíla de insultos y acusaciones. Así somos. Así llevamos demasiado tiempo. Y es agotador.

Con lo que está pasando en Gaza e Israel no nos hemos quedado atrás. No se ha cumplido ni una semana de los graves ataques terroristas de Hamás y ya estamos aquí debatiendo sobre quién ha sido más o menos contundente en la condena de esos ataques, quién ha sido más o menos benévolo con el horror que llega desde Gaza y desde los kibutz que fueron atacados por los terroristas de Hamás. Sí, terroristas, porque lo son.

Resulta frustrante encontrarse siempre este mismo debate. Resulta frustrante y decepcionante. Y, desde luego, toda la desinformación que se genera en las redes y que algunos compran sin contrastar, no ayuda. En este conflicto, Twitter o X como se llama ahora la red de Elon Musk está alentando que los bulos se extiendan más y de forma mucho más legitimada que antes. Los titulares sesgados se repiten, se utilizan como argumento para atacar y, cuando los medios acudimos para aclarar y desmentir lo que se está repitiendo sin ningún tipo de legitimidad, se nos tacha de radicales. En fin, es lo que nos toca en estos tiempos de la inmediatez, de la falta de rigor, de un desprecio absoluto por la verdad. En este caso parece que todo el horror que ya estamos viendo no es suficiente. Estamos hablando de casi 3 mil muertos, en uno y otro lado.

En el desfile de la Fiesta Nacional ahí estuvieron otra vez esos odiadores abucheando a quien más pueden odiar, al presidente del Gobierno, dándoles igual que ése fuera el momento de todos, fuera el momento de la infanta Leonor. Daba igual

Pero da igual de lo que estemos hablando. Este jueves, en el desfile de la Fiesta Nacional, ahí estuvieron otra vez esos odiadores abucheando a quien más pueden odiar, al presidente del Gobierno, dándoles igual que ése fuera el momento de todos, fuera el momento de la infanta Leonor, su primer desfile con uniforme de gala militar. Daba igual.

Afortunadamente, este país es mucho más conciliador de lo que muchos nos quieren hacer pensar. Este país está más preocupado por lo que realmente importa y no por problemas inventados por estrategias políticas determinadas y oportunistas. Este país es el del despertador a las 6:30 de la mañana, el de trabajar de lunes a viernes, comiendo de tuper en la oficina o donde toque, de hacer todo tipo de piruetas para estirar el sueldo y llegar a fin de mes. Este país es de sacrificio y de esfuerzo. No de odio ni de bandos. Por mucho que algunos se empeñen. Así que, por favor, déjenlo ya. Remánguense, pónganse a trabajar como hacemos los demás y dejen de alimentar un odio que no nos va a llevar a ningún sitio.

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