Acordando, que es gerundio
Los del PSOE y las de Sumar han firmado un acuerdo de investidura. ¡Albricias! ¡Qué sorpresa! Yolanda y Sánchez («querido presidente, querido Pedro») se personaron en un cuartucho del Reina Sofía para comunicar la buena nueva. La cuadratura del círculo fue tan inesperada que no les dio tiempo ni a planchar las banderas. Mucho blablablá con la salud mental, pero nadie piensa en los columnistas obsesivo-compulsivos.
Me he repasado el acuerdo y está trufadito de novedades: derogación la ley mordaza, aumento del parque público de vivienda, becas a troche y moche y ocurrentes iniciativas para reducir el paro juvenil. Si llegan a prometer la paz en el mundo, el fin de las hambrunas y la cura del cáncer, les dan el miss universo. Mr. Handsome, macho, piénsatelo.
En los medios ha campanilleado una medida estrella: un recorte de uñas a la jornada laboral. Más previsibles que la lluvia en Semana Santa, los mismos que vaticinaron los innumerables cataclismos que acarrearía la subida del ese eme i han sacado el megáfono y la pancarta. El capitalista sacamantecas es el espécimen más frágil del mundo, ¡cualquier nimiedad puede arruinarlo! ¿Acabas con la esclavitud? Lloran. ¿Sacas a los niños de las fábricas? Patalean. Pobrecillos: convendría colectivizar todo y terminar de una vez con sus sufrimientos.
Por lo visto, vamos a «ganar tiempo de vida». Tres millones y medio de autónomos boquean a la vez. ¿De lo suyo? Circulen. Lo de cotizar según ingresos ya, si eso, en la próxima legislatura. Pero, ¡no caigamos en el desánimo! El gobierno más progresista de la historia dos: la venganza ha detectado (finísimo sentido arácnido) que los alquileres están por las nubes. ¡Cáspita! Planean hacer efectivos (ahora sí, palabrita) los topes impuestos por ellos mismos. La revolución viene, pero a pedales. ¿Lo del alquiler turístico? Una cosa feísima, oiga, pero a ver quién les saca de la cabeza a los galápagos del pesoe aquella cantinela gabacha del prohibido prohibir.
El capitalista sacamantecas es el espécimen más frágil del mundo, ¡cualquier nimiedad puede arruinarlo! ¿Acabas con la esclavitud? Lloran. ¿Sacas a los niños de las fábricas? Patalean
La comparecencia acabó con chulería. «Hemos defendido a España con grandeza», dijo ella. «Dijeron que estaríamos dos meses y llevamos cinco años; y ahora cuatro más», dijo él. Pero el feminismo del noventa y nueve por ciento, el ya casi estatuto del artista y la inmediata venida del reino de los cielos tendrán que aguardar al beneplácito de la derecha cantonalista. Esa a la que, según proclaman fuentes del gobierno revalidante, los españoles votaron para asegurar la continuidad de un proyecto progresista.
Estamos de enhorabuena, lo ha dicho la SER. Por fin se ponen sobre la mesa «los problemas de la gente», marca registrada. Tras los agradecimientos a la prensa, carpetazo y lo sentimos: no hay preguntas. Gran ovación por parte de los miembros del politburó y Belarra y Montero diciendo que no les han pasado los apuntes.
Serán mis manías, pero va quedando ridiculillo lo de escenificar los acuerdos siguiendo el guion del Tratado de París. Díaz llegó a decir que «rubricaban» el asunto. Faltó la pluma de ganso y un ujier con secante. Hay que modernizarse: un pe de efe firmado con certificado digital y chutando (error: aplicación autofirma no actualizada).
