El alcalde sin escrúpulos

No, la responsabilidad no es de AENA o del Ejecutivo, es de José Luis Martínez Almeida. Y si en el Gobierno estuviera Feijóo ya se habría ocupado el alcalde de buscar un lugar para albergar en condiciones dignas a las personas sin hogar del aeropuerto de Barajas, cuyo bienestar depende de los Servicios Sociales del consistorio madrileño como marca la ley 12/2022 de Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid. Las competencias están claramente delimitadas, el ayuntamiento tiene el deber jurídico de habilitar espacios de emergencia. 

Sin embargo, Almedia y Ayuso han convertido esta situación en una oportunidad para alimentar el estado de caos que promueve la derecha tras el apagón y los problemas para circular de los trenes al sur de España de la semana pasada. Un coro coordinado que logra confundir y sembrar la sensación de que el país no funciona. En el ayuntamiento ya se han recibido llamadas de museos y compañías turísticas pidiendo que resuelvan la complicada situación en lugar de alimentarla, pero la postura es exprimir el momento, jugando con las personas sin hogar, por supuesto, que ya tienen bastante difícil su existencia. 

Resulta sorprendente que el Ayuntamiento pida al Gobierno que identifique a estas personas en situación de desamparo, pero por otro lado asegure que son solicitantes de asilo

Los aeropuertos son infraestructuras de paso, en Barajas cerca de 200.000 personas trabajan y transitan por allí todos los días. Y no es una novedad que en estas instalaciones siempre hay quien vive a falta de un lugar mejor, porque nadie que tenga otra opción elegiría el aeropuerto como su casa. Hace un par de meses eran alrededor de 500 y ahora hay cerca de 350, según una fuente próxima a la empresa que gestiona los aeropuertos. AENA y el alcalde de Madrid se reunieron entonces y se llegó a un acuerdo pero el PP de Madrid empuja para que el consistorio no cumpla con su obligación como ha dejado claro a sus interlocutores, lavándose las manos y acusando al Gobierno de inacción. 

En Cataluña, el Prat es también un lugar en el que se refugian personas sin hogar, pero como tanto el ayuntamiento como la comunidad están lideradas por el PSC, no se tiran los trastos a la cabeza sino que trabajan conjuntamente para encontrar soluciones junto con las ONG. En Madrid, en cambio, algunas de las ONG se encuentran en medio porque reciben fondos tanto de la Comunidad como del Ayuntamiento y saben que no se andan con tonterías y se les podría cortar el grifo. Es cierto que hay una pequeña parte de solicitantes de asilo, pero la mayoría precisan de la acción de los Servicios Sociales para conseguirles una solución habitacional digna. 

Técnicamente AENA no puede identificar a ninguna persona del aeropuerto. Existe una parte de espacio público antes de pasar los filtros de seguridad para embarcar, no es un bar con derecho de admisión. Aquí el personal no puede intervenir, en caso de que se produzca un altercado es la policía quien debe resolverlo. Pero no se está hablando de un disturbio puntual sino de dar cobertura a quienes carecen de alternativas y por eso están ocupando los pasillos de la T4. 

Resulta sorprendente que el Ayuntamiento pida al Gobierno que identifique a estas personas en situación de desamparo, pero por otro lado asegure que son solicitantes de asilo o personas de paso por la ciudad, como si se refiriese a turistas que están haciendo un tour en lugar de perfiles distintos que se encuentran varados al carecer de recursos. Por mucho que AENA haya enviado un requerimiento formal al consistorio para que cumpla con sus funciones, saben que se dilatará la respuesta lo máximo posible para causar el mayor perjuicio y alentar a que sean los viajeros y el personal quien explote sin distinguir de quién es la responsabilidad. Almeida con su falta de escrúpulos lleva las de ganar el relato.

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