Vox contra Vox y Tamames contra Tamames

La que se debatirá martes y miércoles en el Congreso de los Diputados es la sexta moción de censura presentada contra un Gobierno de España en este periodo democrático. Los ejecutivos autonómicos han tenido que afrontar nada menos que 25 a lo largo de los años. Salvo la que planteó el PSOE contra Mariano Rajoy en 2018, motivada por la sentencia Gürtel y su afirmación de que existían prácticas de corrupción institucionalizada en el Partido Popular, ninguna tenía posibilidades de llegar a buen puerto. Sólo ésta, la que resultó exitosa, tenía argumentos sólidos para ser presentada y consiguió recabar los suficientes apoyos parlamentarios.

Esta trayectoria ha llevado a normalizar la moción de censura más como un instrumento de propaganda política que como lo que pretendieron realmente quienes la instituyeron; es decir, un “instrumento para exigir la responsabilidad política del Gobierno”, según el artículo 113 de la Constitución. No un instrumento cualquiera, sino el más duro de todos, porque, de prosperar, el/la presidente del Gobierno está obligado a presentar su dimisión ante el Rey, quien deberá nombrar nuevo presidente/a a quien haya sido propuesto en la propia moción de censura, en virtud de su carácter constructivo. 

¿Qué responsabilidad pretende exigir Vox al ejecutivo que preside Pedro Sánchez presentando a Tamames como candidato a la presidencia del Gobierno? No queda claro. En vez de ello, y según consta en el borrador del discurso de Tamames publicado por elDiario.es, el objeto de la moción de censura es “aclarar la situación general del país”. Una situación descrita con criterios bastante ajenos al discurso de Vox y que no deja de ser una opinión personal de quien se presenta como candidato, sin haberlo consensuado con grupo alguno.

En el borrador del discurso filtrado -que desconocemos si será modificado tras su publicación una semana antes de ser leído-, Tamames hace un ejercicio de reivindicación de su trayectoria personal, a la que dedica una página entera. Mediante un recuerdo nostálgico de su visión de la Transición, justifica el sentido de la moción de censura: volver a reconciliar a todos los españoles, a los que considera enfrentados por quienes quieren romper España. 

Esta visión retrotópica que aplica Tamames le lleva hasta el abismo, llegando a afirmar tajante: “Señor Sánchez: en una Guerra Civil, no hay un lado bueno y otro malo.” ¿Qué pensarán sus camaradas de otros tiempos, a los que dedica -dice- esta moción, al escuchar tal cosa de quien en su día fue uno de los valedores de la democracia -y del eurocomunismo- en España? Se lo contestó a Enric Juliana ayer domingo en La Vanguardia: “Están todos muertos”.

Los dos grandes reproches que Tamames hace al gobierno de Sánchez se encuentran en las primeras páginas: la alianza del gobierno con esos “independentistas que quieren romper España” y lo que considera el empeño del gobierno de coalición “por traicionar la memoria y hacer una imagen idealizada de la Segunda República”.

A estos dos grandes argumentos le sigue un repaso por lo que Tamames considera los principales problemas del país, que van desde el sistema electoral hasta la política agraria, pasando por la defensa de la semana laboral de cuatro días o la propuesta de una negociación con Putin para acabar con la guerra de Ucrania. Es difícil que Vox se pueda sentir cómodo con un discurso de estas características.

Destila el texto una mezcla de formalismo analítico propia del catedrático de economía que Tamames es -con la estructura económica de la España del siglo XX en la cabeza-, con errores como el reproche al gobierno de Zapatero por haber renunciado al trasvase del Ebro “cuando ya existía financiación europea para ello”. Falso: Bruselas nunca financió dicho trasvase, difícilmente compatible con la normativa comunitaria al respecto.

La atención se centrará en Vox. Queriendo visibilizar una suerte de transversalidad en el “todos contra Sánchez” arriesgó más de lo recomendable al presentar a Tamames como candidato

Con todo, lo más llamativo del discurso publicado es comprobar cómo las categorías de análisis de la política española de las últimas décadas del siglo XX son incapaces de explicar ni de proponer nada para la compleja realidad española de las primeras décadas del siglo XXI, y cómo, algunos de quienes hicieron la Transición, se muestran incapaces de reconocer siquiera que quedaron asignaturas pendientes. La designación de los magistrados del Supremo y el Constitucional de forma vitalicia, la consideración de las becas a estudiantes como compra de votos, o la afirmación en la misma frase de que cada vez hay menos agua pero hay que incrementar los regadíos, son una muestra de la impotencia que sienten quienes, con viejas recetas, pretenden contribuir a despejar las incógnitas de un mundo que nada tiene que ver ya con el suyo. Esto es, para mí, lo más relevante del discurso que hasta hoy conocemos. Es de sumo interés leerlo para comprobar esta disonancia entre lo que fuimos y lo que somos. Tamames pasará a la Historia como el autor del manual de estructura económica con el que hemos estudiado generaciones de españoles, pero le acompañará la sombra burlesca de su trayectoria política con este broche de oro. Tamames contra Tamames. Porque, como escribía hace unos días Sánchez Cuenca en El País, “hubo en la Transición chapuzas e improvisaciones, pero la cosa salió adelante. Se experimentó con nuevas fórmulas políticas, se abordaron problemas muy difíciles, se pactó y se hicieron concesiones. En general, predominaron valores inclusivos e integradores. Por eso, no hay mayor traición a dichos valores y a dicha época que prestarse a una operación dirigida por Vox, un partido que representa la dimensión más excluyente, intolerante y autoritaria de la política española. Vox es justamente la negación de lo que las élites de la Transición hicieron en su momento. Colaborar con Vox supone, sencillamente, despreciar la Transición. Por muy negativa que sea la valoración que se tenga del actual Gobierno, hay que mantener un mínimo de sensatez y de decencia.”

Queda por ver cómo reaccionan el resto de los grupos y en qué direcciones apuntan unos y otros, contienda que servirá a la vez para desvelar algunas de las claves de los próximos meses de campaña electoral

La atención se centrará en Vox. Queriendo visibilizar una suerte de transversalidad en el “todos contra Sánchez” arriesgó más de lo recomendable al presentar a Tamames como candidato. La jugada se le puede volver en contra, como temen algunos de los críticos a esta operación dentro de la propia formación. Vox contra Vox.

El PP era en principio el auténtico destinatario de esta moción de censura, si bien, viendo cómo han evolucionado los acontecimientos, cabe dudar de que sea el principal perjudicado. Intentan ponerse de perfil y restar importancia al asunto, pero la oposición les recordará que gobiernan con Vox en Castilla y León y que, como han afirmado, no tendrán problema en volver a pactar gobiernos con ellos en los ayuntamientos y comunidades autónomas donde sean necesarios para gobernar. Mucho menos para llegar a la Moncloa.

En cuanto a los partidos del gobierno, la teoría dice que lo tienen fácil para salir airosos, pero es de sobra conocida la capacidad que tienen para pegarse un tiro en el pie en los peores momentos. La pugna en el espacio político de Podemos sobre el papel de Yolanda Díaz en la moción frente a la propuesta de Ione Belarra de que intervengan las mujeres puede ser el enésimo disparo.

El miércoles por la noche, cuando todo haya acabado, veremos quién ha salido victorioso y quién ha perdido. Como dijo alguien, esta moción de censura es una bala perdida en un momento especialmente intenso de la política española. ¡Quién sabe a quién herirá y con qué intensidad! Acto seguido, y según ha anunciado el presidente del Gobierno, se procederá a la renovación del Consejo de Ministros para sustituir a Reyes Maroto y Carolina Darias, que se centrarán en sus candidaturas a Madrid y Las Palmas de Gran Canaria respectivamente. ¿Sólo estos cambios? Sea como fuere, la campaña habrá quedado, esta vez sí, inaugurada por todo lo alto. Cojan fuerzas quienes tengan puente este 20 de marzo.

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