Ábalos: sed de mal

Volver a Ábalos. Volver a Germán Areta. Porque José Luis Ábalos no es un exministro, sino un género literario, cine policial, negro, sucio y español, de ese que nos pone al día de la política como esa selva afilada, feroz y letal que va sembrando a su paso únicamente víctimas y cadáveres. El exministro lleva avisando de la existencia de una policía patriótica en España desde hace, al menos, cinco años. Las últimas sospechas sobre el origen de las filtraciones que está publicando el diario El Mundo recaen sobre su asesor, Koldo García, tanto como sobre la UCO. Nosotros, que venimos con los deberes hechos al periódico, ya anticipamos hace un mes en infoLibre que Ábalos había transmitido un informe al ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, alertando de un golpe blando. Así me lo contó, con la desesperación en los ojos y el sudor frío en las manos, mientras despachábamos una lubina y rabo de toro en la cafetería del Congreso. De manera que en la Corte de los Leones hay un runrún de golpe blando como había un runrún de congreso extraordinario en el PP de Alberto Núñez Feijóo. Ábalos vuelve a ser una densa cortina de humo y en el PSOE están a uvas, como siempre.

Bolaños sopesa investigar las últimas filtraciones de El Mundo, filtraciones raras, sospechosas, inquisitoriales, alocadas y que siempre aciertan. Lo que tiene que sopesar Bolaños es la estrategia política de su gobierno y de su partido. Espabila, Bolaños, espabila. Apartar a José Luis Ábalos de la ecuación política fue un grave error, de esos que se pagan con el culo en la calle. Situar sobre Ábalos un cordón sanitario fue una enorme torpeza política y una cobardía. Porque el asedio al caballero blanco, Álvaro García Ortiz, y el asedio a la esposa del presidente, Begoña Gómez, y el asedio al hermano de Sánchez, David, forman parte de la misma cacería que pretende tumbar al secretario general del PSOE a través de su exsecretario de Organización.

En el PSOE hacen falta otros fontaneros con la habilidad suficiente para resolver estos problemas y con la vista alargada para ver las balas antes de que el dedo apriete el gatillo de la infamia. No hay noticia en los mensajes entre Sánchez y Ábalos porque el medio es el mensaje, o sea, la noticia, que diría Marshall McLuhan. “Estoy solo, Víctor, me han dejado solo para responder a toda esta morralla”, me cuenta, con la sombra de la derrota en los párpados. Se lo dije: “Camelot no puede esperar. Si caes tú, caerá Sánchez”.

La guerra contra el Gobierno pasa por levantar la cabeza de Ábalos clavada en una pica del Supremo. Sin embargo, lo que demuestran las filtraciones procedentes de un archivo custodiado por la Guardia Civil es que hay un plan para desestabilizar las instituciones del Estado. El que pueda hacer que haga. Del caso Hidrocarburos al caso Koldo sólo hemos visto una ringla de bulos a los que ciertos medios de comunicación han dado carta de naturaleza.

Lo que demuestran las filtraciones procedentes de un archivo custodiado por la Guardia Civil es que hay un plan para desestabilizar las instituciones del Estado. El que pueda hacer que haga

Mientras tanto, el Espíritu Santo se ha posado en la sede de Génova y ha anunciado cónclave, a dos años de las próximas elecciones generales. Afirma Feijóo que prevé comicios anticipados. La democracia cristiana europea sólo observa a José María Aznar, a la espera de que mueva sus peones, dentro y fuera de su partido para que la derecha, en España, deje de ser una anomalía democrática. Aznar quiere reunificar las derechas y tumbar a Pedro Sánchez. Jueces y periodistas acatan sus consignas. El que pueda hacer que haga. 

Han pasado diecisiete meses desde que empezó la cacería. Ábalos ha convertido su despacho en una almena desde la que ir tumbando bulos y disparando querellas. Resiste. He visto a Ábalos jodido y tocado, como a un púgil al que le han abierto a hostias una ceja y el rostro completamente desencajado. Pero tiene el halo de Germán Areta. Hay una fibra especial, como de viejo resistente, la del intruso en el polvo. Me recuerda a Orson Welles, con el traje arrugado y el rostro herido y demacrado, en Sed de Mal. Porque Ábalos conoce el valor de la victoria y el de la sangre política tan bien como el de la mierda y la derrota, esa que sólo se conoce cuando estás realmente solo, sin nadie.

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