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La 'izquierdas' y 'las' derecha

Señoras y señores, notición súper inesperado: la izquierda se divide y la derecha se une. Vale, era broma, esto ya ha pasado alguna que otra vez a lo largo de la historia…

Hace cuatro años, en esta misma habitación que amablemente me cede infoLibre, escribí otra columna que se titulaba “Muy fan de… la izquierda desunida”. Pues eso, muy fan.

Desde hace un tiempo, en la sección que hago en el programa de radio de Julia Otero, en homenaje a los líos que se hacía María José Cantudo –musa de mi infancia– con la colocación de la “s” en sus frases y que parodió Martes y Trece, decidí bautizar a la izquierda como “LA IZQUIERDAS”, porque nunca se ha dado el caso de que practiquen el “agrupémonos todos”.

Siguiendo la regla Cantudo, la derecha debería llamarse “LAS DERECHA”. Porque, a pesar de sus movidas internas, que haberlas haylas y bien gordas… Y, a pesar de sus arañazos con otros partidos de ideología cercana, a la hora de la verdad, si hay que ir juntos, se va. Y las derecha no van pa ná, van para gobernar.

Por ejemplo, Andalucía inicia una etapa de cambio político, con un gobierno de derechas que se ha formado gracias a un extremo consenso y una ultra cohesión, salvo alguna cosa que quiere matizar Ciudadanos…

Esto en los Juegos Olímpicos sería una variación curiosa de la “natación sincronizada”, porque uno de los miembros del equipo, el del gorro naranja, se ha puesto una pinza nasal más grande que las de sus compañeros de equipo, para intentar transmitir al público de la grada que, a pesar de que nada en la misma piscina que Vox, lo hace con la nariz tapada. Glups.

A tan solo dos horas y media de AVE, en Madrid, nuevo desastre en la izquierdas.

Una fría mañana de invierno, Pablo Iglesias se despierta y ve la cama de Iñigo Errejón sin deshacer, el armario lleno de perchas vacías y en el corcho, donde antes había un montón de fotos de ambos juntos, un post it clavado con una chincheta:

Holi, me voy con Manuela. Ciao pescao”.

Y, claro, se ha montado un drama de extraordinarias dimensiones. Iglesias ha enviado una carta de viva voz, bueno, de triste voz… a los inscritos, en la que se muestra sorprendido y afectado por el pacto de Íñigo y Manuela. Lo han hecho a sus espaldas y encima en pleno cumpleaños. Me imagino a Pablo aplastando la corona del Burger King a zapatazos y diciendo ¡No te lo perdonaré jamás Manue…rre jón!

“Me he quedado tocado y triste”, dice Pablo en su carta, al tiempo que anuncia que Podemos continuará con su hoja de ruta  porque “Errejón no es Carmena”…”. O sea “¿Más Madrid?” pues “¡Más madera, esto es la guerra!”.

Echenique, en un tono mucho menos compungido que el de Iglesias, ha dicho: “Yo hubiera dimitido, pero de algo tendrá que vivir Errejón hasta mayo…”

Hay grupos de whatsapp de “madres y padres del cole” donde no se llega a alcanzar ese grado de mal rollo.

Izquierda Unida, que también tiene su propio movidón entre Garzón y Llamazares, ha dejado en suspenso los posibles acuerdos preelectorales con Podemos y se queda “a la expectativa” tras la bronca en el partido morado.

Llamazares dice que le entristece el cesarismo y el sectarismo de Podemos tras la decisión de Errejón.

O sea, si el pacto de gobierno en Andalucía lo comparaba antes con la disciplina olímpica de natación sincronizada, lo que sucede en la izquierda sería el lanzamiento de martillo, de la hoz y de toda la caja de herramientas.

Hoy no quería yo, de verdad, volver a acudir a la sabiduría de Marie Kondo, por no repetirme. Pero es que hay tal caos endémico en la izquierdas que si no lo ordena ella, yo ya no sé… Marie Kondo dice que hay que quedarse con tres cosas que te hagan feliz y tirar todo lo demás.

¡Un momento! ¿quedarse con tres cosas? A ver si ahora resulta que es Marie Kondo quien se ha inspirado en la izquierdas y no al revés… La izquierdas a través de los siglos, acumula y acumula formaciones y, de vez en cuando, hace limpia.

Si siguen así lo conseguirán, se quedarán tres, tres gatos. El cuarto felino es el que acaricia las derecha cuando asiste a esa atomización de la izquierdas que le pone a tiro el poder.

El otro día, una colega del gremio periodístico me hacía una pregunta retórica: ¿Puede hacer más méritos la izquierda para desaparecer? Para responder a mi amiga, citaré el final de la carta de Pablo a sus inscritos:

“Hoy, como siempre, sí se puede”.

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