El debate no son las armas Pilar Velasco

La agresión tránsfoba ocurrida en el metro de Barcelona por parte de un hombre contra una mujer trans refleja muy bien la construcción de la cultura machista que define quién y cómo debe formar parte de la sociedad, y muestra la reactivación del machismo a través de su “guerra cultural” y sus “guerreros”, como lo fue el agresor.
Tres son los elementos principales que definen lo ocurrido: por un lado, el lugar público de la agresión; por otro, la actitud de las personas presentes, y en tercer término, la conducta del agresor. Veámoslos.
Esa es la esencia del machismo dispuesta a ser defendida con la violencia hasta la muerte, si fuera necesario: “¡compórtate, mierda!”.
La situación es tan grave y objetiva para el machismo, que las palabras del agresor tránsfobo del metro de Barcelona también han sido muy expresivas en ese sentido, al repetirle de manera insistente a la mujer trans: “¿quieres que te mate?”
Las personas consideradas como una “mierda”, es decir, inferiores, insignificantes y molestas, deben someterse al orden y comportarse como ese orden ha decidido que debe ser su papel en la sociedad. Una idea que vale para una persona trans, pero que también se aplica sobre las mujeres por medio de la discriminación o las distintas formas de violencia que la construcción de género lleva a ejercer contra ellas. Pues, en definitiva, “¡compórtate!” es lo que le dice un maltratador a su pareja cuando la agrede y le exige que “no le lleve la contraria”, o que “no se ponga esa falda”, o que “no se le ocurra separarse”. Y “¡compórtate!” es lo que le dicen a una joven violada, cuando comentan que iba “provocando” o que “ella sabía a lo que venía cuando aceptó acudir a este lugar”. Por eso la idea que hay detrás de las agresiones machistas es que las víctimas son las responsables de la violencia que sufren, porque son ellas las que “no se comportan”, y no lo hacen con el agravante de ser alguien insignificante, una “mierda”.
La situación es tan grave y objetiva para el machismo, que las palabras del agresor tránsfobo del metro de Barcelona también han sido muy expresivas en ese sentido, al repetirle de manera insistente a la mujer trans: “¿quieres que te mate?, ¿quieres que te mate?”... De manera que, si lo hace y la mata, será ella la responsable de su propio asesinato, el hombre de turno sólo habrá cumplido con su obligación de mantener el orden dado al decirle “¡compórtate!”. Y si no lo hace viva lo hará muerta.
Esa es la realidad social que el machismo y sus grupos conservadores han creado para que la violencia de género esté presente en espacios públicos y privados, para que lo haga ante la pasividad de la sociedad, y con la justificación de que son las propias víctimas las responsables de la violencia que sufren, porque lo verdaderamente importante es “comportarse como es debido” dentro del orden androcéntrico.
Es lo que siempre se ha dicho, que a las mujeres buenas y a la gente de bien nunca les pasa nada malo.
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Miguel Lorente Acosta es médico y profesor en la Universidad de Granada y fue delegado del Gobierno para la Violencia de Género.
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