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El debate sobre el franquismo siempre pincha en hueso

Alfons Cervera

Toda España estaba llena de monumentos a los caídos en la guerra. La guerra que vino después de un golpe de Estado contra la Segunda República. Se acabó esa guerra, no con la paz sino con la victoria. Después esa victoria del fascismo la contaría en unos pocos versos –en dos poemas distintos– el poeta Gil de Biedma: “Media España ocupaba España entera…”. Y en otro poema: “De todas las historias de la Historia/la más triste es la de España/porque termina mal…”. A veces pienso que la España de ahora sigue ocupada por los del golpe de Estado y su victoria. Y que la historia, nuestra última historia, sigue teniendo un presente demasiado parecido a la tristeza de aquel final.

Los nombres de aquellos caídos pertenecían todos al bando franquista. Los demás nombres nunca existieron. Los borró la dictadura de la memoria colectiva. Los redujo, esa dictadura, al silencio de la casa familiar, a la celebración en privado de la razón derrotada por la barbarie, a vivir en la sombra como si sobrevivir a tanto crimen fuera lo mismo que haber muerto.

Luego llegó la democracia y los nombres hechos públicos siguieron siendo los mismos. O aún peor: se igualaron los nombres de quienes lucharon contra la legitimidad republicana y los de quienes la defendieron. Decían que la reconciliación era lo más importante. ¿Dónde está, tantos años después de morir el dictador, esa reconciliación? Escribía el filósofo Avishai Margalit, en su libro Ética del recuerdo, que es un error colocar la palabra “reconciliación” antes de la palabra “verdad”. Por eso, tal vez, estemos donde estamos.

En Pamplona había uno de esos monumentos a los caídos: a “sus” caídos. En el año 2000, el arzobispado donó a la ciudad ese monumento. Menos una parte: la cripta, donde estaban enterrados los generales golpistas Mola y Sanjurjo. Pero ahí sigue la sombra de la cripta. Ya no están los generales, pero la Hermandad de los Caballeros Voluntarios de la Cruz sigue organizando todos los meses una misa de homenaje a los golpistas. ¿De qué reconciliación estamos hablando? ¿De qué verdad que no pueda ser construida, definitivamente y sin miedos, con los sombríos ceremoniales del oprobio?

Hace dos años, Carolina Martínez y Clemente Bernad rodaron un documental (A svs muertos)A svs muertos sobre ese espacio y ahora van a ser juzgados porque los denunció la Hermandad de los Caballeros Voluntarios de la Cruz y la Justicia admitió a trámite la denuncia. No grabaron ninguna ceremonia, pero la fiscalía opina que sí y pide por eso mismo, para cada uno, dos años y seis meses de cárcel y 12.000 euros de multa. El juicio está anunciado para los días 14 y 15 de este mes de noviembre. Se han alzado voces a través de un manifiesto para exigir que de una vez este país deje de ser el de la historia triste, el de la media España ocupándola entera, el de la memoria republicana extraviada en unas políticas de reconciliación con más agujeros que los calcetines pobres de posguerra que remendaba mi abuela Adela con un huevo de madera.

La Fiscalía pide dos años de cárcel para los autores de un documental sobre una cripta que usa en Navarra una asociación fascista

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Los debates que tienen que ver con el franquismo pinchan en hueso. Después de tanto tiempo muerto el dictador, la auténtica cultura de la democracia está por construir. Me acuerdo de los versos de Ángel González: “Te llaman porvenir/porque no vienes nunca”. El juicio a Carolina Martínez y Clemente Bernad es una anomalía. Lo que pasa es que ya no sé si la anomalía es este país, un país que no levanta cabeza cuando ha de enfrentarse a un pasado de ignominia que, digan lo que digan, no acaba de pasar.

No sé dónde puede estar la verdad que ha de apuntalar los cimientos más profundos de la democracia y de la historia. Pero sí que sé que esa verdad no está en esas misas negras que la Hermandad de los Caballeros Voluntarios de la Cruz sigue celebrando, en el mismo centro urbano de Pamplona y con toda la tranquilidad del mundo, para honrar la memoria del golpismo fascista de 1936. A ver qué pasa los días 14 y 15 de este mes de noviembre. Ojalá la justicia brille esta vez al lado de la razón y no en su contrario. Ojalá. ________________

Alfons Cervera es escritor. Su último libro publicado es La noche en que los Beatles llegaron a Barcelona (Piel de Zapa, 2018).

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