Plaza Pública

Gabilondo debe presentar su candidatura

Fernando Magro | Enrique del Olmo

Al fin Cristina Cifuentes es pasado, pero su herencia pretenden que sea futuro.

Su frustración es no haber salido inmolada como pretendía, y había pactado con M.Rajoy: una salida épica y bien española, el día 2 de mayo es la fiesta mayor, antinapoleónica, de Madrid con su aguerrido alcalde de Móstoles, y con Daoíz y Velarde y con Clara del Rey y de los fusilamientos y de Goya. Fiesta mayor de tantas y tantas cosas y tan contradictorias, que Cristina Cifuentes la heroína, la negacionista, la regeneradora, la enfrentada a la corrupción externa y, sobre todo, interna, hizo las invitaciones y se disponía al besamanos de la Puerta del Sol, con todo su esplendor, desparpajo, y su lema “de mantenella y no enmendalla”, y siendo agasajada, aplaudida y besada y apoyada por el PP de Madrid y parte del nacional, estupefacto, pero disciplinado porque seguía mirando de reojo a Rajoy, que estaba en lo “de consejos vendo que para mí no tengo”, eso dicho siempre desde el sentido común.

Sin embargo el fuego amigo la derribó antes de vestirse de manola y oropelesel fuego amigo. Esa artillería que celosamente guardada tienen las cloacas del Estado y que manejan a conveniencia las grandes figuras del PP cortijero (Esperanza, González, Granados, Gallardón,...) para sus ajustes de cuentas después de habernos ajustado el cinturón a todos nosotros.

¿Y ahora? El PP en tono bajo: “Teníamos un problema y lo hemos solucionado”, e incluso se animan a sentenciar: “Se abre una nueva etapa en la política madrileña” (Rajoy dixit).

Pero la disyuntiva real para todos es esta: ¿Cerramos la etapa de la corrupción, del manejo a su antojo de los recursos de los madrileños, asegurando la continuidad de las mismas gentes? ¿Es una salida que los mismos que han hecho una defensa cerrada, entusiasta, cargada de aplausos a C. Cifuentes sean los que toman el relevo? ¿Toman a los madrileños por imbéciles o les da lo mismo porque lo que está en juego es su business político y económico?

Estamos ante un test de enorme importancia en la política regional y nacional y ante la prueba del algodón de las convicciones democráticas y regeneradoras. Tanto el PSOE como Podemos han dicho con claridad que nada que salga de la agrupación mafiosa que se ha mostrado y demostrado que es la estructura de poder del PP madrileño puede ni limpiar, ni regenerar, absolutamente nada.

Pero el test es sobre todo para Albert Rivera y Ciudadanos. Todas sus palabras sobre la limpieza democrática van a ir al cubo de la basura si apoyan la continuidad de la Púnica, Lezo y resto de tramas. ¿Cuáles son sus argumentos?

Primer gran argumento: Apostamos por la estabilidad. ¿Le parece a Cs que es el PP garantía de un Gobierno estable o de un gobierno de sobresaltos? ¿Un gobierno del PP puede avanzar hacia la legitimación de las instituciones madrileñas? ¿Hay una brizna de aire regenerador en cualquiera del PP que ocupe el sillón de la Puerta del Sol?

La respuesta es que en absoluto. ¿No ha tenido que votar Cs múltiples veces contra el Gobierno de C. Cifuentes? ¿No ha tenido que amenazar en diversas ocasiones con retirarle el apoyo por los incumplimientos? ¿Es este PP el de la estabilidad por la que tanto clama Rivera?

Cs sabe perfectamente que esto no es así y cualquier apoyo a los populares es una apuesta por la inestabilidad política, el deterioro democrático y la deslegitimación de las instituciones.

La estabilidad que ofrece el PP es la de la continuidad de sus políticas antisociales y la de aprovechar el tiempo para limpiar y destruir los elementos probatorios de años de desfalco social y presumiblemente económico. Es poner a trabajar a los cientos de altos cargos puestos a dedo por el PP, en la destrucción de rastros y documentos de su nefasta gestión. Y, mientras, ¿va a seguir C. Cifuentes contemplando desde su escaño el “proceso de limpieza”? ¿Es esa la estabilidad que quiere Albert Rivera?

Verdaderamente, cuánto éxito parecen estar teniendo gentes tan importantes y decisorias en la vida diaria, por un descuido de 40 € en dos cremas de hace siete años, cuando tanto se ha esquilmado la Comunidad de Madrid; se ha gobernado desde la intolerancia; se ha redistribuido de arriba a abajo; se ha condenado a una parte importante de la infancia madrileña a la pobreza; no se ha mejorado en ninguno de los graves problemas sociales que tiene la Comunidad (vivienda, dependencia, empleo, REMI, violencia de género) y a la vez, se ha escondido un millón de euros en un altillo. Se han montado “chiringuitos” a costa de pequeños porcentajes de desfalcos de cientos de millones de euros. Granados, Prada, González, Lamela, mientras se deterioraba la salud y la educación pública, o se macartizaba al recientemente fallecido Luis Montes. La Sra. Gallego tan poderosa antaño como dicharachera hogaño, así lo narra.

Segundo gran argumento de Cs: No queremos dar el gobierno a la izquierda radical. Más allá de la consideración de otros partidos democráticos como incompatibles con el sistema democrático, lo que es bastante vergonzoso, no es esa la disyuntiva ante la que se está, Iñigo Errejon ha dicho con claridad que ellos no formaran parte de ese gobierno. Tanto Gabilondo como Podemos han señalado con claridad que lo que hace falta es un gobierno de higiene democrática y encaminado a unas elecciones limpias, sin candidaturas dopadas (como han sido todas las del PP en estos tiempos) y sin manipulación desde la Administración regional. Se está hablando de un gobierno con objetivos limitados y alcance preciso y donde se invita a C’s a marcar conjuntamente estos límites.

Aún más. Ángel Gabilondo le ha ofrecido a Cs que la base del nuevo gobierno sean las propuestas votadas conjuntamente entre el PSOE, Cs y Podemos en la actual legislatura. ¿Qué impedimentos hay para ello? Hay que hablar claramente a la ciudadanía, si no estaremos ante un nuevo lavado de fachada mientras las aguas turbias siguen corroyendo el edificio institucional.

Ángel Gabilondo ha avanzado su disposición a encabezar ese gobierno, imaginamos que a Aguado/Rivera no se les ocurrirá hacer una comparación en altura moral, intelectual y de trayectoria con cualquier candidato salido de la claque de los aplaudidores de Gallardón, Esperanza y Cifuentes, y ha clarificado el límite y alcance de su gobierno y mostrado su disposición a hablar y acordar.

Por ello, consideramos que Ángel Gabilondo haga lo que haga el PP o manifieste lo que manifieste Cs debe presentar su candidatura, los madrileños tiene el derecho a vislumbrar una referencia alejada de la turba de corrupción que nos gobierna y ha gobernado durante más de 20 años, para ser gobernados a partir de ahora desde la decencia, desde la transparencia, desde la dignidad, desde la tolerancia y el respeto a la democracia y, sobre todo, a los ciudadanos y, de ellos, a los más desfavorecidos, a los jóvenes maltratados, a los universitarios denigrados, a las instituciones utilizadas y ninguneadas.

Por su parte Podemos y sus diversas sensibilidades han ofrecido su apoyo para esta apuesta regeneradora y democrática y nadie, con un mínimo respeto a la democracia, debería intentar utilizarlo como justificación del soporte y consolidación del PP.

Por eso es una exigencia de una mínima coherencia pedirle a Cs que se una a ese proyecto con las observaciones que considere oportuno de todas aquellas, más de 200, en las que han coincidido en estos tres años, frente al PP.

Con el voto de Cs en la investidura de A. Gabilondo no habría una diferencia de un escaño, como la habrá si apoya a un clónico corrupto del PP, sino de 33. Serían 81 frente a 48 y representarían el voto de casi dos millones de ciudadanos de Madrid, frente a ese millón que votó al partido de Cristina Cifuentes y su corrupción generalizada.

Esa es la alternativa. ____________Fernando Magro y Enrique del Olmo son militantes socialistas de Retiro y Centro.

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