La Historia rima
Se supone que fue Mark Twain quien dijo que “la historia no se repite, pero rima”. En este caso ¿con qué rima la invasión rusa de Ucrania?
Visualmente, las falanges de tanques violando las fronteras ucranianas nos recuerdan las imágenes de la invasión a dos manos de Polonia por Alemania y la URSS en setiembre de 1939. Y el heroísmo de los ucranios es otra rima, aunque todavía falta saber si el resultado será el mismo: la derrota, las leyes racistas, las matanzas en masa y el genocidio cultural.
Quizás el asedio de Kiev acabará rimando con el cerco alemán de Leningrado entre setiembre de 1941 y enero de 1944. Puede que rime también con el asedio de otra ciudad europea importante pocos años antes: el asalto a Madrid por las fuerzas franquistas y sus aliados extranjeros durante la Guerra Civil. El desafío del presidente Zelensky nos recuerda el “No pasarán” de la capital de España y el “Es preferible morir de pie que vivir de rodillas” de La Pasionaria.
Hay otros rimas españolas en las noticias de Ucrania. Gracias a los avances tecnológicos en la fotografía y los medios de comunicación, el conflicto español fue, como ha escrito Susan Sontag, la primera guerra “cubierta” por los medios. Hoy día, gracias a la tecnología digital y a las redes sociales, la invasión de Ucrania es la “First Information War”. Esto no se limita a la propaganda y a las fake news. Con lo que se llama Open Sources Information Gathering, OSINT, los ciudadanos ucranianos están mandando inteligencia militar a las fuerzas armadas cuyos mandos la están usando para dar respuestas militares, todo en tiempo real.
Otra rima con España es el auge internacional de apoyo de ciudadanos de a pie al país acosado, entre otras cosas por la bienvenida a los cientos de miles de refugiados en Polonia, un país que hasta ahora ha ignorado otras tragedias humanas parecidas que han ocurrido fuera de Europa. El casi medio millón de refugiados españoles que cruzaron los Pirineos en el invierno de 1939 encontraron algo muy distinto: un recibimiento resignado y frío de un gobierno francés que no quiso saber de ellos y los metió en campos de concentración improvisados, algunos de los cuales no pasaron de ser una playa rodeada de alambre de espino.
Y una rima más: la llegada de decenas de miles de extranjeros que han ido a luchar al lado del gobierno legítimo de Ucrania. El presidente Zelensky ha hablado de una legión internacional, un eco irónico de las Brigadas Internacionales organizadas por el Comintern, brazo de la URSS. Por su parte, con sus esfuerzos para reclutar mercenarios musulmanes, Putin se está convirtiendo en Francisco Franco.
En estos días hemos visto a las democracias europeas y norteamericanas respondiendo de manera que habría sido impensable antes de la invasión
Estas rimas son semblanzas, algunas fuertes, otras pálidas, pero no son repeticiones, que es el mensaje de la frase del autor estadounidense. Los hechos no son los mismos y, más importante aún, no son los mismos contextos. Hay diferencias muy grandes. En 1936, las potencias democráticas, el Reino Unido y Francia, abandonaron al gobierno legítimo de España. Y tres años más tarde, esas mismas potencias, que pasaron años apaciguando a Hitler, de la misma manera que los EEUU y la Unión Europea han ido apaciguando a Putin desde 2014, declararon la guerra para defender a una Polonia invadida. En estos días hemos visto a las democracias europeas y norteamericanas respondiendo de manera que habría sido impensable antes de la invasión. Están librando una guerra económica cada vez más cruenta contra Rusia, mientras Alemania nos ha dejado atónitos con el cambio radical en las políticas militares que ha mantenido durante décadas. Ucrania no ha sido abandonada como lo fue España, pero los países que la apoyan se niegan a luchar por ella. No han acordado establecer la zona no fly que el presidente Zelensky está pidiendo cada vez con más urgencia.
Y ahora llegamos al contexto que más separa la rima de la repetición. Como el dictador ruso nos ha recordado más de una vez, su llamada “operación especial” en Ucrania está ocurriendo en la edad nuclear. Inevitablemente, estas amenazas no tan veladas condicionarán y limitarán la respuesta de las democracias y la OTAN. ¿Quién se arriesga a desafiar su farol?
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Adrian Shubert es catedrático de Historia en la Universidad York de Toronto, Canadá