Un poema de Antonio Machado para dos millones de niños muertos

Félix Población

Siempre es conveniente recordar la obra de Antonio Machado, máxime cuando acaba de cumplirse un aniversario más de su muerte, en el exilio de la dulce Francia, tan hostil para los miles de refugiados españoles que cruzaron la frontera pirenaica. La vida del poeta se extinguió en Collioure un 22 de febrero 1939, que no fue el año de la paz sino el de la victoria del fascismo en España y el comienzo de la dura y larga represión de la dictadura del general Franco.

Si hay un poema de don Antonio que nos puede llegar hoy mejor que otros, a la vista de la guerra atroz que se vive en Ucrania —con su éxodo millonario de refugiados— y su amenaza cada vez más inminente para los países vinculados a la OTAN,  dado que faltan las palabras y la decencia en uno y otro bando para tratar de evitarla a lo largo de todo un año, es este que don Antonio escribió durante nuestra guerra mal llamada civil, en la que los vencedores forzaron al exilio a la ciudadanía mejor dotada para la cultura, el arte, la ciencia y el pensamiento. Caro lo pagamos.

En algún lugar de Ucrania, o en cualquiera de las otras guerras más oscuras que desangran el planeta, alguna madre como la de aquel Madrid bombardeado por la aviación nazi en el otoño de 1936 estará viviendo lo que nos cuenta don Antonio. Dos millones de niños han muerto en los dos últimos lustros como consecuencia de las malditas guerras. Dos millones de madres podrían haberles dicho estos mismos versos a sus hijos. Vayan desde aquí para quienes los necesiten en cualquier lugar donde la barbarie esté acabando con la razón:

La muerte del niño herido

Otra vez en la noche... Es el martillo

de la fiebre en las sienes bien vendadas

del niño. —Madre, ¡el pájaro amarillo!

¡Las mariposas negras y moradas!

—Duerme, hijo mío. —Y la manita oprime

la madre, junto al lecho. —¡Oh, flor de fuego!

¿Quién ha de helarte, flor de sangre, dime?

Hay en la pobre alcoba olor de espliego;

fuera, la oronda luna que blanquea

cúpula y torre a la ciudad sombría.

Invisible avión moscardonea.

—¿Duermes, oh dulce flor de sangre mía?

El cristal del balcón repiquetea.

—¡Oh, fría, fría, fría, fría, fría!

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Félix Población es periodista y escritor. Su último libro es 'La memoria nombrada' (Ed. El viejo topo, 2018).

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