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Violencia vicaria

Susana Ros Martínez

¿Qué más tiene que pasar para que la sociedad reaccione? ¿Qué más tiene que pasar para que, al final, todo quede en añadir otro número a esa lista interminable de víctimas? ¿Qué más tiene que pasar para ser noticia durante unas horas y luego caer en el olvido ? ¿Qué más tiene que pasar para que la justicia actúe con eficacia y rapidez? ¿Qué más tiene que pasar para acabar con esta lacra social?

El pasado 3 de abril un padre asesinó a su hijo de 11 años con el único objetivo de hacerle daño a su ex-esposa, de la que tenía dictada una orden de alejamiento por violencia de género. Eso se llama violencia vicaria y es la que ejerce un maltratador sobre los hijos-as de su pareja para provocar en la mujer el máximo dolor posible. Porque lo que más le duele a una mujer es el sufrimiento de sus hijos-as. Solamente un ser malvado y ruin es capaz de comportarse así. Y lo he dicho siempre: un maltratador nunca puede ser un buen padre. Desde 2013, 46 niñas y niños han sido asesinados por su padre en España.

No hay receta mágica, pero el buen camino pasa por más igualdad. Contra la violencia de género, más feminismo. Porque el machismo mata y el feminismo te protege

Desde septiembre de 2021 la ley obliga a que el juez o la jueza prohíba el régimen de visitas a los padres que estén acusados de maltrato o bien que se suspenda, en caso de que ya se hubiera acordado. La justicia debería actuar con más determinación en estos casos y suspender y prohibir las visitas a los hijos de un padre acusado o condenado por maltrato. Los jueces deberían mostrar más empatía e implicación para proteger a los menores y evitar las actuaciones burocráticas y con desidia que ponen en peligro la vida de los niños y niñas.

Según la última macroencuesta de violencia sobre la mujer, 1,68 millones de niños viven en hogares en los que la madre es agredida por su pareja o expareja y en el 51,7 % de los casos el maltrato lo sufrieron tanto la madre como el niño. La aparición de partidos de ultraderecha que niegan la violencia machista y la violencia vicaria suponen una gran amenaza en la protección y el amparo de las víctimas. El negacionismo de esta realidad innegable aumenta la inseguridad y el peligro para la integridad física de esas mujeres, de sus hijas e hijos. Porque en la lucha contra la violencia de género no existen medias tintas: o se está al lado de las víctimas o se está al lado de los agresores.

El equidistante siempre está con el maltratador, precisamente por esa pasividad que muestra. El Partido Socialista siempre ha estado y estará con las víctimas. Aquellas y aquellos que defienden teorías negacionistas están al lado de los agresores. Reaccionemos y actuemos. Todas y todos, mujeres y hombres, hemos de combatir la lacra social del machismo violento. No miremos hacia otro lado. El silencio nos hace cómplices, no hay que callar. Las mujeres, sus hijas e hijos deben sentirse seguras y amparadas, protegidas por la sociedad y por las instituciones. Tienen que saber que de la violencia de género se sale.

El PSOE siempre ha apostado por la defensa de los derechos, la libertad y la seguridad de las mujeres. Aquí siempre nos encontrarán con la mano tendida. Diálogo, pacto y frente común para combatir a las y los que niegan la violencia de género.

No hay receta mágica, pero el buen camino pasa por más igualdad. Contra la violencia de género, más feminismo. Porque el machismo mata y el feminismo te protege.

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Susana Ros Martínez es diputada del PSOE por Castellón. Portavoz GPS. Secretaria contra la Violencia de Género PSPV-PSOE.

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