Vox no gobernará en Andalucía

Felipe Domingo Casas

Con todas las encuestas echando humo y con el viento a favor del Partido Popular, aunque todos refieran que son una foto fija y que solo marcan tendencias, todos los partidos políticos y los líderes que se presentan a las elecciones programan sus argumentarios, mítines y debates para afianzar, en unos casos, su posición ventajosa, caso del PP, y en otro, dirigen sus esfuerzos para cambiar el sino de esas mismas encuestas desfavorables. Sin obviar que todavía hay un buen porcentaje de indecisos y uno mayor de abstencionistas.

Nadie ha expresado en lustros mejor que Juanma Moreno su deseo de gobernar en solitario, ahora dice “con los andaluces”, como si estuviera desprovisto de ideología y de tutelas. Diría que su anhelo es tan ardiente que le incapacita para establecer un diálogo con otras fuerzas políticas, no ya una coalición, ahora que estas son más corrientes, incluso necesarias. Pretender no repartir el pastel del poder no está de moda. Quiere decir que la cohabitación, empleando el término francés, con Juan Marín, no ha sido tan idílica como por parte de Marín se nos ha querido mostrar. Mientras Mañueco, más fogoso, lo verbalizó sin complejos, Juanma Moreno se ha reprimido. Acierta Inmaculada Nieto cuando dice que “Juanma Moreno es educado [como ella], pero no moderado, porque aplica unas políticas que hacen mucho daño”. En ambos casos, la suerte de Ciudadanos está echada, y el esfuerzo de Ciudadanos, de Marín y de Arrimadas, único y singular, por seguir apegados al PP por el vínculo neoliberal que les une, será inútil. En su disputa por implantar una ideología neoliberal a sus políticas, cuya consecuencia es más desigualdad, las de Arrimadas superan en grados a las del PP. “El ultraliberalismo de hoy es el germen del fascismo de mañana”.

Leo en la entrevista a Teresa Rodríguez en El País en gran titular: “el cordón sanitario es alimento para Vox, los engrandece”. Leo igualmente en su entrevista a Juan Antonio Delgado, cabeza de lista por Cádiz de la candidatura Por Andalucía, que dice: “hay que ilusionar a la gente, no meterle miedo con la ultraderecha”. Será porque uno es un antifranquista mayor y hay generaciones jóvenes que no saben lo que fue el franquismo; ellos mismos, Teresa y Juan Antonio, pero, “mutatis mutandis”, esas son las posturas de las derechas, de sus dirigentes, de los plumillas que les respaldan en los medios de comunicación y de la mayoría de los tertulianos. En este bucle electoral en el que nos movemos en España, puede pensarse que las críticas a Vox en la persona de Macarena Olona, por parte de los candidatos de izquierda, a veces escasas, a ráfagas, no son tan necesarias e imprescindibles porque favorecen al PP e incrementan sus apoyos, pero ya no se trata solo del Gobierno de Castilla y León (94.226 km2 y 2,4 millones de habitantes), se trata,además, de Andalucía (87.599 km2 y 8,4 millones de habitantes). Se trata, sobre todo, de España. La peligrosísima normalidad con la que algunos hablan de Vox separándole del fascismo y abriéndole las puertas en los Gobiernos no casa con la corriente europea ni con la historia democrática española, ahora invadiendo las instituciones. En los debates ningún candidato se ha referido al necesario cumplimiento de la ley de memoria democrática ni a las fosas comunes del franquismo en Andalucía, la Comunidad con un número mayor de ellas.

No puede ocurrir que España, que fue de los últimos países en los que la ultraderecha accedió al Parlamento, sea de los primeros en los que gobierne en dos Comunidades tan amplias territorialmente y con una población tan significativa

Escribo sin los resultados electorales del domingo en la mano, pero pronostico que Vox no gobernará en Andalucía. Es un pronóstico que deseo que sea invencible. No puede ocurrir que España, que fue de los últimos países en los que la ultraderecha accedió electoralmente al Parlamento y ha ido incrementando su representación, sea de los primeros en los que gobierne en dos Comunidades tan amplias territorialmente y con una población tan significativa. Juanma Moreno se encargó en el último debate de repetir que la población de Andalucía abarca el 18%. Fue justo y acertado que Juan Espadas demandara repetidamente a Juanma Moreno si iba a pactar y gobernar con Vox. No puede dejarse esta cuestión a conveniencia. Si hubiera dado una respuesta negativa, ayudaría a educar a los andaluces contra un retroceso que no merecen y a fortalecer la democracia.

Europa demanda sin ninguna duda un cordón democrático a la ultraderecha y, en nuestro caso, a Vox, y el PP no puede singularizarse en Europa. Este cordón democrático no es negociable y lo saben Feijóo y Juanma Moreno, el PP más maduro que ha vuelto y el joven anterior. Cometió un gravísimo error Feijóo al no impedirlo en Castilla y León, porque ya podía hacerlo. Ninguna definición de la personalidad de Feijóo he oído más acertada que la de un exministro de Rajoy (oculto su nombre) que dijo: “Rajoy es un gallego, pero Feijóo es un gallego y medio”. Ha hecho últimamente un trabalenguas con la verdad y la mentira. Me equivoqué cuando pronostiqué que en el Congreso de su investidura anunciaría que desbloqueaba la renovación del Consejo General del Poder Judicial, y en TVE, un tertuliano pronosticó que lo haría en mayo; ha avanzado junio y ahora pone otras condiciones. ¡¡¡Qué cuajo tienen Lesmes y sus consejeros!!! En Europa lo consideraron un accidente el acuerdo de Mañueco en Castilla y León, en Andalucía solo el intento sería un error imperdonable. No olvidemos que el Tribunal de la Unión Europea de Justicia avala en una sentencia que se puedan congelar los fondos europeos a países que vulneren el Estado de Derecho, a los quemuestren un deterioro evidente de la democracia”.

Lo que le conviene a España, no al Gobierno central, pues, es que Vox no gobierne en Andalucía. Y en eso tienen que acabar todos, si es necesario. En un diálogo y acuerdo, en el que el PP no le pida al PSOE que se abstenga “gratis et amore”, y el PSOE no se abstenga igualmente “gratis et amore”. Imitando a Rajoy, he oído a Juanma Moreno en los dos debates que “gobernar es muy difícil”, “no sabe lo difícil que es gobernar”. Pues eso, acuerdo y diálogo para encauzar las políticas en la buena dirección. Europa camina mayoritariamente por una senda de progreso socialdemócrata para paliar la desigualdad lacerante que sufren millones de europeos y ese tiene que ser el objetivo de las políticas hoy también en España.

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Felipe Domingo Casas es socio de infoLibre.

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