Mentiras, memes y escaqueos en una campaña marcada por la credibilidad
Estas no han sido las elecciones de la corrupción, de la crisis económica ni de la nueva política, como lo fueron las anteriores. Estas elecciones pasarán a la historia por ser las que más han girado en torno a la credibilidad de los candidatos, en las que unos y otros se han acusado mutuamente de mentir a los electores.
Esto ha llevado a que la campaña, además, haya dejado otros signos preocupantes, como por ejemplo el hecho de que las propuestas políticas hayan sido engullidas por las peleas culturales e ideológicas. O, también, que los líderes políticos hayan eclipsado a sus propios partidos. Sánchez o España. El partido de Yolanda Díaz. El personalismo por encima de todo.
Sin embargo, la carrera a La Moncloa también ha dejado algunas lecciones, por novedosas, de las que podemos aprender: los efectos positivos de acudir a formatos diferentes. La importancia de los nuevos lenguajes como los memes en las redes sociales. Y, sobre todo, la normalización de un escenario insólito hasta ahora: por primera vez, toda la izquierda se presenta unida.
1. La descarnada batalla por la credibilidad
“Una sociedad pilotada por medias verdades va directa al abismo”, decía el ensayista francés Christian Salmon, autor de La era del enfrentamiento, hace unos años. Las medias verdades o las mentiras a secas han sido un arma arrojadiza durante esta campaña electoral.
La mentira se convirtió en un tema crucial a raíz de la entrevista de Feijóo en TVE. La periodista Silvia Intxaurrondo contrastó los datos falsos que el propio Sánchez no había rebatido durante el cara a cara. Feijóo quedó en entredicho ya que había basado toda la campaña en cuestionar la credibilidad de Pedro Sánchez, marcada por sus bandazos sobre los indultos o los pactos con Bildu y por no explicar con claridad el cambio de postura de España con Marruecos o la posibilidad del pago de los peajes en 2024.
Hay una regla clara en comunicación política: no puedes acusar a tu rival de mentir si tú también lo haces. Además, las sombras sobre la relación del líder de los populares con el narcotraficante gallego Marcial Dorado, la teoría de la conspiración sobre el voto por correo o las incógnitas sobre el sobresueldo que le paga el partido también han hecho mella en su credibilidad.
2. Aparecer en medios incómodos y nuevos formatos siempre suma
Al haberse producido en pleno mes de julio, los platós han sido los escenarios estrella en esta campaña electoral. Una tendencia que inauguró Pedro Sánchez con la férrea convicción de acudir a medios incómodos a los que había ignorado desde hace años como Más de uno de Carlos Alsina, El Hormiguero o El programa de Ana Rosa. En todos salió airoso explicando algunas contradicciones y reivindicando los logros del Gobierno.
Sin embargo, la campaña ha terminado sin que el candidato socialista haya dado una entrevista al periódico El Mundo o al programa de Susanna Griso. Y sin que los candidatos Feijóo y Abascal hayan hecho lo mismo en EL PAÍS o en otros medios progresistas. Aparecer en medios de comunicación críticos o de línea editorial no afín no solo hace que tus mensajes lleguen a otro tipo de electores y aumente tu credibilidad, sino que también te permite rebatir los marcos del rival.
No acudir a estos medios de comunicación ha sido uno de los grandes errores de la comunicación gubernamental. Como también lo ha sido en esta campaña la negativa de Feijóo a acudir al único debate de las cuatro principales fuerzas políticas organizado por la televisión pública. Un debate que ha dado un empujón al estado de ánimo del electorado progresista.
Un hito en esta campaña ha sido la entrada de nuevos formatos que acercan y dan a conocer a los candidatos entre el público más joven y menos politizado. La entrevista que concedió Sánchez al pódcast estrella de la generación Z, La pija y la quinqui, ha sido una de las más virales. Santiago Abascal o Yolanda Díaz también ha ido a programas como los pódcast Buenismo bien o Worldcast, en el que la entrevista al líder de Vox acumula 750.000 reproducciones.
3. Las redes sociales, cada vez más poderosas: del verano azul a la remontada
Las redes sociales son muy hábiles a la hora de imponer relatos en las campañas, sobre todo, entre el electorado del mismo partido. El viernes, la cuenta oficial del PSOE sorprendía difundiendo uno de los memes más célebres y comentados entre los votantes progresistas, el de perro sanxe, que ha experimentado una resignificación positiva digna de ser analizada en el futuro en los manuales de análisis de discurso político.
Son precisamente estos memes en torno al candidato socialista los que han contribuido a humanizar de nuevo su figura y contrarrestar los ataques de la oposición. Entre el electorado progresista también han sido muy difundidas las intervenciones de José Luis Rodríguez Zapatero defendiendo al presidente y al legado del Gobierno en distintos programas, que han contribuido a convencer de la posibilidad real de la remontada y la importancia crucial de estos comicios.
Uno de los partidos que mejor dominan el lenguaje de las redes es Vox. Su cuenta de TikTok acumula casi 255.000 seguidores, muy por encima de las cuentas del PSOE y el PP. Se caracteriza por vídeos con música épica, mensajes simples y eslóganes que dan rienda suelta a bulos como el de la destrucción de presas. Sumar, recién llegado al tablero político, ha conseguido con sus vídeos de plátanos y gatitos, un lenguaje muy propio de esta red, superar en más de 16.000 seguidores a las de los dos partidos tradicionales.
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Quizás, la campaña más conservadora en redes sociales la haya hecho el PP. El marco del “verano azul” ha pasado más desapercibido en la recta final. Sin embargo, sí ha tenido éxito con la proliferación de eslóganes extendidos dentro y fuera de las redes sociales como el criticado “que te vote Txapote” o perfomances como la instalación de la maqueta de cartón de un Falcon en el centro de Madrid.
4. El gran hito de la campaña: la unidad de la izquierda
La ambigüedad del PP sobre sus pactos con Vox y lo que hará si gana las elecciones ha podido generar dudas en algunos votantes conservadores y restarle credibilidad. Sin embargo, PSOE y Sumar han dicho desde el primer momento que gobernarán juntos. Entre Sánchez y Díaz hay sintonía y una ruta política compartida. Un hito en la izquierda si tenemos en cuenta lo ocurrido en los últimos años.
Las encuestas calculan que entre un 15% y un 20% de electores de Unidas Podemos votarán al PSOE en estas elecciones generales. La movilización progresista y que Sumar consiga atraer a gran parte de los 300.000 votantes de la formación morada hacia las nuevas siglas será clave para asegurar que haya posibilidades de reeditar el Gobierno de coalición.