El negocio de las armas
Del ataque a los Samur al de Abed: el rastro de sangre en Gaza de las firmas israelíes que venden armas a España

Gaza, 5 de enero de 2009. Más de cuatro centenares de personas huidas de Beit Lahiya, donde las tropas y tanques israelíes acaban de entrar, se refugian en la Escuela Primaria Asma. El centro, gestionado por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNRWA), está señalizado como instalación humanitaria. Y la organización ha proporcionado a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) las coordenadas de todos sus locales sobre el terreno. Pero a primera hora de la noche, un misil israelí impacta contra los baños ubicados en el patio. La explosión acaba con la vida de tres jóvenes de la familia al-Sultan: Rawhi Jamal, Hussein Mahmud y Abed Samir. El más mayor tiene 24 años. El más pequeño, 19.
Una investigación sobre el terreno de Human Rights Watch puso nombre, unos meses después, al armamento utilizado en el ataque. La organización concluyó que el disparo provenía de un vehículo aéreo no tripulado y que los daños coincidían con los de un proyectil Spike. Se trata de una familia de misiles producida por Rafael Advanced Defense Systems. "Probados en combate [...] ofrecen un rendimiento, alcance, letalidad, capacidad de supervivencia y precisión excepcionales", presume la compañía en su propia página web. Con unas ventas superiores a los 4.000 millones, la compañía estatal, junto a sus filiales, aglutina buena parte de los contratos de material de defensa adjudicados por el Gobierno de España a empresas israelíes desde el comienzo de la guerra.
El ataque contra la escuela de Naciones Unidas no fue, sin embargo, el único que Human Rights Watch atribuyó al disparo de este tipo de misil. Recogía cinco más de este tipo en aquellos primeros meses de 2009. "Los patrones de explosión y fragmentación en los ataques investigados indican claramente el uso del Spike", recogía la organización. Una conclusión que apuntaló enviando las muestras recogidas sobre el terreno a un experto en armas del Instituto Noruego de Investigación de Defensa. Su conclusión se incluía en el informe: "El arma usada fue un misil guiado con sensores y otros equipos para alcanzar su objetivo con precisión y muy probablemente se trataba de un misil Spike".
Uno de esos ataques se produjo frente a la Escuela Técnica de Gaza el 27 de diciembre de 2008, el día en el que el Ejército israelí puso en marcha una devastadora campaña de bombardeos sobre la Franja de Gaza bajo el nombre en clave Operación Plomo Fundido. Aquel misil acabó con la vida de una docena de personas, entre las que se encontraban nueve estudiantes y tres transeúntes. "No hay pruebas que sugieran que los estudiantes fueran combatientes", sostenía la organización, al tiempo que recordaba que la zona era frecuentada por personal de la ONU. Disparos que también impactaron en días posteriores contra la casa de los Masharawi, los Al-Habbash y los 'Allaw. En este caso, murieron cinco niños. Los más pequeños, Shaza y Mu'min, solo tenían diez años.
El Ejército israelí lanzó en aquellos días de sangre y fuego un ataque contra un vehículo situado frente al taller de metalurgia de la familia Samur, ubicado en Jabaliya, al norte de la Franja de Gaza. Las FDI aseguraron que la intervención militar, que acabó con la vida de nueve personas, se dirigía contra un camión de Hamás que estaba cargado con misiles de tipo Grad. E, incluso, publicaron un vídeo. Sin embargo, la investigación realizada por la organización concluyó que lo que realmente se estaba transportando eran bombonas de oxígeno para soldadura. Lo hace en base a fotografías tomadas en el lugar y entrevistas: "En el vídeo publicado por las FDI se ven dos de los objetos cilíndricos que se cargan en el camión, claramente más cortos que los cohetes Grad".
Naciones Unidas también ha encontrado evidencias del uso de este tipo de proyectiles. Así consta, por ejemplo, en una carta/informe que el entonces secretario general, Ban Ki-Moon, envió en abril de 2015 al Consejo de Seguridad. En ella, se hace un análisis de una serie de incidentes registrados en el verano de 2014, durante la Operación Filo Protector, en escuelas administradas por la ONU. Entre ellos, el ataque contra uno de los bloques de la escuela preparatoria de niñas de Zaitoun, que albergaba casi a dos millares de refugiados y que se saldó con unos pocos heridos. "La Junta llegó a la conclusión de que la escuela había recibido el disparo de un misil, posiblemente un Spike, lanzado desde el aire por las Fuerzas de Defensa de Israel", recoge el documento remitido por Ki-Moon.
Drones Hermes y mortero Cardom
Los Hermes son uno de los vehículos aéreos no tripulados con capacidad para lanzar esta clase de misiles guiados, según el Royal United Services Institute, un think tank con sede en Londres especializado en seguridad y defensa. Se trata de drones habitualmente utilizados por el Ejército israelí en la Franja de Gaza que produce la empresa Elbit Systems; otra de las grandes beneficiadas del paquete de contratos para el suministro de material de defensa que el Ejecutivo español ha cerrado con compañías israelíes desde octubre de 2023, cuando los ataques terroristas de Hamás reavivaron el conflicto en Oriente Medio. Entre las adjudicaciones, algunas de ellas aún sin formalizar, destacan las de suministro de sistema de lanzacohetes, de balas para unidades de la Guardia Civil o las de mantenimiento de sistemas de radioenlace.
La compañía presume de la "eficacia probada" de sus productos. Y nunca ha ocultado su presencia en el conflicto armado. "Las municiones de precisión suministradas a los aviones de la Fuerza Aérea dieron superioridad estratégica a las FDI y los aviones pilotados a distancia proporcionaron inteligencia de calidad y realizaron ataques quirúrgicos", señalaba el presidente de la firma en una reciente conferencia con inversores. Armamento que, en ocasiones, ha sido utilizado contra personal humanitario. Según publicó en su día el diario Haaretz, el Hermes 450 fue utilizado en el ataque de las Fuerzas de Defensa de Israel contra el convoy de World Central Kitchen, la ONG que lidera el cocinero español José Andrés, en el que murieron siete trabajadores.
Algunos expertos en armamento consultados por infoLibre también apuntan hacia el sistema de mortero Cardom, de Elbit, como arma probada en suelo gazatí. O hacia el lanzacohetes PULS. Este último es sobre el que se desarrolla el SILAM, cuyo suministro adjudicó el Ministerio de Defensa a mediados de diciembre, un contrato con un valor estimado de más de 500 millones. El Who Profits Research Center, que investiga la vinculación de las compañías israelíes e internacionales con la ocupación de Palestina, apuntaba además en uno de sus últimos informes que el Ejército israelí estaba usando también en Gaza, entre otros, los cohetes de artillería AccuLAR-160 y 122 Spear, también de Elbit. O el UAV Skylark para labores de inteligencia y apoyo militar.