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Cambio climático

El Gobierno propone prohibir la circulación de los vehículos que emitan CO2 en 2050 tras vetar su venta en 2040

Coches en la M-30 de Madrid

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El Gobierno quiere "poner en el centro de la acción política" la lucha contra el cambio climático y la transición energética, para "construir el futuro", mediante un plan que prevé la "neutralidad" de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en 2050 con pasos previos que incluyen la descarbonización de los edificios de aquí a 2030, la prohibición de circular a los vehículos que emitan CO2 en 2050 y una economía que para entonces esté descarbonizada al 90%.

Así consta en el borrador de anteproyecto de ley de cambio climático y transición energética, al que ha tenido acceso Europa Press, y en el que para facilitar esta transición de una manera justa se podría destinar el 30% de los ingresos de las subastas de derechos de emisión a los "elementos con incidencia social" provocados por la transición hacia una economía descarbonizada o relacionados con la vulnerabilidad de los impactos del cambio climático.

El borrador apuesta porque el parque de turismos y vehículos comerciales que circule por las carreteras no emita CO2 en 2050 y para ello, diez años antes no se permitirá en España la matriculación y venta de vehículos que emitan CO2, lo que incluye a los de gasolina y diésel, pero también a los híbridos. Solo se libran los vehículos históricos, que sí podrán circular siempre y cuando no se utilicen con fines comerciales.

Las gasolineras deberán presentar al Gobierno un plan para instalar infraestructuras de recarga eléctrica de potencia igual o superior a 22 kW que además se deberán abastecer con renovables. Para ello dispondrán de un plazo que va de nueve a quince meses en función de su volumen de ventas.

La propuesta normativa, que consta de 31 artículos en 9 títulos y varias disposiciones, reconsidera el papel de los combustibles fósiles, la electricidad, el consumo, la movilidad o la vivienda y un nuevo sistema fiscal que grave las prácticas perjudiciales para el medio ambiente.

Así, el texto parte de una base, revisable al alza, que aspira a reducir en 2030 un 20% las emisiones de GEI respecto a los niveles de 1990 y que el conjunto de la economía española deberá reducir en un 90 % sus emisiones de aquí a 2050 respecto a 1990, con un sistema eléctrico basado "exclusivamente" en fuentes de generación de origen renovable.

Al mismo tiempo, en 2030 se deberá alcanzar una penetración de energías renovables en el consumo de energía final del 35%  en 2030 y alcanzar en esa fecha un sistema eléctrico con al menos un 70% de generación renovable y mejorar la eficiencia energética en un 35 por ciento. Estos objetivos son superiores a los asignados por la Unión Europea a España.

En el camino de cumplimiento, el Gobierno plantea la aprobación por Real Decreto de los Planes Nacionales Integrados de Energía y Clima que incluirán los objetivos, políticas y medidas correspondientes así como un presupuesto de carbono quinquenal que precisará lo que corresponde a los sectores cubiertos por el régimen europeo de comercio de derechos de emisión de CO2 y lo que le toca al resto.

Para facilitar el impulso a las energías renovables, el Gobierno propone abrir procedimientos para construir un mínimo de 3.000 megawatios de potencia al año entre 2020 y 2030.

Otra de las principales cuestiones que prevé el anteproyecto de ley está en que una vez que entre en vigor la Ley no se darán en todo el territorio nacional, incluido el mar territorial, ninguna autorización nueva de exploración o permisos de investigación o de explotación de hidrocarburos ni tampoco para fracking, al tiempo que las autorizaciones en vigor podrán solicitar prórrogas solo hasta 2040.

También se prohibirán los subsidios o incentivos económicos a los combustibles fósiles, mientras que se aprobarán mecanismos de apoyo al biometano, al hidrógeno y a otros combustibles sintéticos a partir de materias primas y energías renovables y se permitirá la inyección de gases renovables en la red de gas natural.

El título V del anteproyecto de Ley se centra en la movilidad y la edificación, dos aspectos en los que el cambio que se plantea de aquí a los próximos 32 años es casi de 180 grados.

En materia de vivienda, la propuesta normativa prevé la rehabilitación de al menos 100.000 viviendas al año entre 2021 y 2030 mediante una Estrategia que deberán elaborar las comunidades autónomas y todas las edificaciones que liciten las administraciones públicas deberán ser de energía casi nula en 2025, una fecha a partir de la cual tampoco podrán arrendar edificios no eficientes.

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En general, todos los planteamientos, tanto de inversiones, como de planificación deberán considerar los riesgos del cambio climático. Esto afecta a la planificación y gestión hidrológica, los regadíos, las costas, la biodiversidad, pero también a la banca y a las empresas cotizadas, que deberán realizar análisis de riesgo y tomar medidas que serán auditadas. En este objetivo, las comunidades autónomas y los municipios de más de 100.000 habitantes deberán contar con planes de energía y clima antes del 31 de diciembre de 2021.

La política fiscal, según el anteproyecto incorporará incentivos a la economía baja en carbono. En concreto, estima que al menos el 20% de los Presupuestos Generales del Estado deberán impactar de forma positiva en la lucha contra el cambio climático de aquí a 2025 y entonces ese porcentaje se revisará al alza.

Por último, para garantizar el cumplimiento de la ley, de los planes y las estrategias dirigidos a lograr los objetivos finales, el Gobierno creará el Comité de Cambio Climático y Transición Energética, que estará integrado por la Presidencia y ocho expertos que asesorarán al Ejecutivo y contarán con autonomía e independencia. Sus miembros serán propuestos por el Consejo Nacional del Clima y serán aprobados por el Congreso de los Diputados. Este órgano se encargará de realizar recomendaciones y propuestas que el Gobierno deberá valorar de forma motivada.

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