Ciudadanos

Ciudadanos se convierte en un partido sin apenas caras reconocibles tras la enésima deserción

El expresidente de Cs, Albert Rivera junto al exportavoz Juan Carlos Girauta y el exnúmero tres, Fran Hervías, en una imagen de archivo.

En la sede de Ciudadanos (Cs) hace mucho tiempo que solo se escucha el “silencio” al que su antiguo líder, Albert Rivera, recurrió en un debate. Su situación es la de un partido sin rumbo y escasas opciones de futuro. Las encuestas sólo dudan sobre el escenario final: si el año que viene tendrá lugar su desaparición definitiva o su transformación en una fuerza política testimonial. Pese a ello, Inés Arrimadas (su actual presidenta) sigue defendiendo que Cs tiene espacio para movilizar a un electorado propio distinto del PP y que ambas organizaciones deben colaborar para formar “una alternativa” que permita derrotar al PSOE en las próximas elecciones generales.

Desde las elecciones de noviembre del 2019, en las que pasaron de 57 a 10 escaños, las fugas han sido constantes en la formación. Empezando por Rivera y los hombres de su núcleo duro como José Manuel Villegas y Juan Carlos Girauta hasta la renuncia de Luis Garicano de este miércoles, que deja su escaño de eurodiputado. Garicano ha ejercido, hasta ahora, de jefe de la delegación de Cs en el Parlamento Europeo. Con su marcha, la formación pierde a su principal baza en Bruselas.

Garicano ha alegado que deja el cargo para regresar a su “vocación”, la enseñanza, y dar clases de economía en la Universidad de Columbia, en Nueva York. Sin embargo, su marcha sigue el mismo patrón que la de otras de las grandes promesas del partido y deja a Cs sin apenas caras visibles. De la época de Rivera solo queda Begoña Villacís y la propia Arrimadas como los rostros más conocidos. Una escasa proyección a nivel mediático que tratan de revertir a base de polémicas.

Arrimadas ha anunciado una refundación como último recurso para tratar de sobrevivir y se mira en el ejemplo del histórico FDP alemán. Los liberales germanos, que desaparecieron en 2013 del Bundestag al no conseguir ni el 5% de los votos, regresaron en las elecciones de 2017 con un 10% de la tarta electoral, un porcentaje mucho más en línea con su peso parlamentario desde la Segunda Guerra Mundial. La líder de Cs viajó esta misma semana al país germánico donde se reunió con el líder del FDP, Christian Lindner y anteriormente lo hizo con Emmanuel Macron, el presidente francés.

Las fugas de Cs no se han producido todas de golpe, sino que se ha tratado de un goteo constante, y han estado marcadas por acontecimientos específicos como, por ejemplo, las elecciones en Cataluña o la moción de censura frustrada en la región de Murcia. También por diferentes motivaciones: un sector del partido, afín a Rivera, sostiene que Arrimadas ha dado un giro a “la izquierda” por pactar cuestiones como los estados de alarma o la reforma laboral con el Gobierno; otros han buscado acomodo en el PP con la intención de seguir viviendo de la política y por último los hay que han optado por irse antes de hundirse con el barco.

Los afines a Rivera que acusan a Cs de deriva ‘sanchista’ 

En este grupo se encuentran algunos como los exdiputados Marcos de Quinto y Marta Martín o el exsecretario de organización, Fran Hervías, que acabó recalando en el PP de Pablo Casado y con la llegada de Alberto Núñez Feijóo a Génova 13 se ha quedado sin trabajo. Todos ellos renunciaron a sus actas (Hervías era senador) a modo de protesta ante lo que consideraban como deriva “sanchista” del partido por pactar algunas cuestiones con el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Un argumento que comparte el que fuera portavoz de Cs, Juan Carlos Girauta.

También hay diputados y senadores como Pablo Cambronero, Ruth Goñi o Emilio Argüeso que, a diferencia de sus otros compañeros, optaron por mantener el acta pero no la vinculación con Ciudadanos y están integrados en el Grupo Mixto de las Cortes. Ante estas fugas, la respuesta de la dirección del partido ha consistido en alegar que estos perfiles “no eran de centro”, sino “de derechas”.

Los que recalaron en el PP

Fue Lorena Roldán, la que fuera portavoz de Cs en Cataluña, la que comenzó el periplo hacia el PP que otros muchos replicaron luego. Semanas antes de las elecciones de 2021 anunció que se pasaba a las filas de los populares y actualmente es una de sus tres diputadas en el Parlament. Se trata del mismo caso de Toni Cantó, exportavoz del partido en València, que se marchó entre duras críticas a la dirección de Arrimadas y ahora forma parte de la administración de Ayuso, al igual que Marta Rivera de la Cruz (consejera de Cultura) y Patricia Reyes

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Es la misma estrategia que protagonizaron los tres diputados tránsfugas murcianos encabezados por Isabel Franco. Todos ellos forman parte del Gobierno presidido por López Miras en connivencia con Vox. También es el camino que emprendió Luis Gordillo, el que fuera candidato de Cs en Euskadi. Unos y otros alegan que estar en el PP es la única forma de “acabar” con Sánchez, mientras que los que siguen en Ciudadanos aseguran que estos exdirigentes solo buscan “seguir viviendo de la política”.

Los que dieron por agotado el proyecto

En este tercer grupo, en el que se encuentra Garicano, también hay otros nombres como el de Melisa Rodríguez, exportavoz nacional de Ciudadanos, Ignacio Aguado, exvicepresidente madrileño o Ángel Garrido, expresidente de la Comunidad de Madrid y posterior consejero de Transportes. También es el caso de Juan Marín, al que el presidente andaluz, Juanma Moreno, ofreció estar en sus listas. Estos nombres siguen vinculados de algún modo a Cs (la mayoría siguen siendo afiliados) pero ya han dejado atrás la vida pública.

Ante este tipo de salidas el partido siempre se ha mostrado mucho más comprensivo e incluso ha compartido palabras de cariño y respeto, como ha hecho este mismo miércoles con Garicano la propia Arrimadas. Sin embargo, dentro de la formación hay quién cree que estas fugas son las que “más daño les hacen” porque “dan por sentado que el proyecto ya no da para más”. Estas fuentes indican que uno de los principales "valores" de la formación ha sido la "captación de talento" y estas salidas van, precisamente, en el camino opuesto.

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