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El reto de los presupuestos

Iglesias se mueve para atraer a EH Bildu y ERC y cerrar el paso a un acuerdo con Ciudadanos

Pedro Sánchez, Carmen Calvo y Pablo Iglesias, en el Congreso.

Fernando Varela

Unidas Podemos no está dispuesta a sentarse y esperar. Especialmente cuando Ciudadanos, a veces con el aplauso del PSOE o de la parte socialista del Gobierno, presenta su disposición a negociar los Presupuestos de 2021 como una manera de evitar que los morados tengan influencia en su contenido. Como si no formasen parte del Ejecutivo de coalición.

Así que la ronda de contactos que la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, inició el lunes con los grupos parlamentarios con la excusa de exponerles el programa legislativo el Gobierno para lo que queda de año, pero también para explorar su disposición a llegar a acuerdos en materia presupuestaria, tendrá este miércoles réplica por parte del vicepresidente segundo. Pablo Iglesias recibirá a los portavoces parlamentarios de EH Bildu y ERC, Mertxe Aizpurua y Gabriel Rufián. Juntos suman 18 diputados y, bien absteniéndose bien apoyando al Ejecutivo, son la clave de la mayoría de la investidura que hizo posible el Gobierno de coalición.

En Unidas Podemos no sentó bien haberse enterado por la prensa de las intenciones de la vicepresidenta de hablar con los grupos sin contar con ellos. De ahí la decisión de Iglesias de tomar la iniciativa y citar a abertzales y republicanos. Dos reuniones de las que, afirman fuentes de la formación morada, informaron su líder informó al presidente Pedro Sánchez horas antes de que EH Bildu y ERC hiciesen públicas sus respectivas reuniones.

En esas dos citas, aseguran las mismas fuentes, Iglesias no va a discutir con Rufián y Aizpurua detalles acerca de los Presupuestos, que todavía están siendo negociados por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero (PSOE), y el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez (UP). Se trata, explican, de “hablar de cómo dar estabilidad parlamentaria a la legislatura, empezando por los Presupuestos”. Lo que quiere Iglesias es sobre todo “cuidar” a los grupos que han hecho a Sánchez presidente y que “le dan coherencia al acuerdo de coalición y al pacto de Gobierno”. Empezando por dos partidos con los que los morados tiene especial sintonía ideológica.

En última instancia se trata, afirman, de hacer valer el acuerdo entre Sánchez e Iglesias de dar prioridad en la negociación a los socios de la investidura: primero a los que votaron ‘sí’ —entre los que destaca el PNV—, después a los que contribuyeron con su abstención —ERC y EH Bildu— y después, sólo después, con los que votaron en contra, entre los que se cuenta Ciudadanos.

Reuniéndose con Rufián y con Aizpurua, Iglesias cuestiona la carta de socio presupuestario preferente que, aseguran, el PSOE está dando a la formación de Inés Arrimadas. Ese es un marco, que Cs es la única opción viable, que los morados no están dispuestos a dar por bueno. Y que discuten desde hace semanas porque, insisten, hay mimbres para sacar adelante los presupuestos con la mayoría de la investidura.

Ciudadanos, subrayan citando al propio Pedro Sánchez, es un partido que gobierna con PP y Vox, que no se ha salido de la foto de Colón. Por no hablar de que, como señaló su portavoz parlamentario, Pablo Echenique, “afortunadamente” los próximos Presupuestos serán “expansivos” y contendrán un aumento “muy importante” de la inversión, algo que es “es completamente contrario al ideario neoliberal de Ciudadanos”, que “defiende un Estado más pequeño” y “la austeridad incluso en tiempos de crisis”.

Esquerra, mientras tanto, sigue ofreciéndose a pactar, en nombre de la mayoría de la investidura. Pero sin despejar si su intención es incluir en la negociación reivindicaciones ajenas a los Presupuestos. Ese escenario, que los socialistas consideran inevitable a la vista de los precedentes de otros años, es en el que Sánchez no quiere entrar. Y menos ahora que tiene un plan B a través de Ciudadanos.

Los socios de investidura

Rufián anticipó este miércoles que ERC pedirá tanto a Carmen Calvo como a Pablo Iglesias que el Gobierno de coalición se apoye en sus socios de investidura para sacar adelante las cuentas públicas del año que viene en vez de buscar el respaldo de Ciudadanos. Y subrayará al líder de Unidas Podemos la idea que lleva semanas defendiendo: las intenciones del PSOE “van mucho más allá de los Presupuestos”. Quieren salvar a Ciudadanos porque “si se consigue que se acerque a los números de hace año y medio (57 diputados), el PSOE podrá escoger durante 10 o 15 años entre Ciudadanos y Unidas Podemos y estará mucho más tranquilo con Ciudadanos en el Consejo de Ministros”.

La disposición de Sánchez a negociar con Cs incomoda no sólo a Esquerra sino al resto de sus socios de investidura. Y eso incluye no sólo al PNV y a EH Bildu, que por sí solos suman 11 escaños, sino también a Más País, a Compromís y al BNG, que hace sólo nueve meses resultaron decisivos para hacer presidente al líder del PSOE.

Del lado socialista, tanto la vicepresidenta Calvo como la portavoz del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, intentaron quitar hierro a la iniciativa de Iglesias situándola en la normalidad de las relaciones de los miembros del Ejecutivo con los grupos parlamentarios. Si ayuda a llegar a acuerdos, concedió Montero, “bienvenida sea”.

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La ministra de Hacienda reafirmó que, en todo caso, la negociación presupuestaria entre PSOE y Unidas Podemos continúa y no será hasta que finalice cuando comience el diálogo con los demás partidos, bajo su liderazgo –como máxima responsable de proyecto d ley— pero con participación de Nacho Álvarez.

Mientras tanto, Ciudadanos volvió a asegurar que si participa en los Presupuestos lo hará sólo con Montero y que de ese modo evitará la influencia de Unidas Podemos. Los Presupuestos que quieren los españoles y que el país necesita para superar la crisis derivada del coronavirus, declaró su portavoz adjunto, Edmundo Bal, no son “los que pudieran firmar ERC y Bildu, el señor Rufián, el señor Otegi y el señor Torra, patrocinados por el señor Iglesias”.

No obstante, pese al tono de las declaraciones de sus líderes, Ciudadanos sigue sin poner líneas rojas que hagan imposible la negociación. Ni la anunciada convocatoria de la mesa de diálogo con Cataluña ni la investigación judicial sobre las finanzas de Podemos, dos asuntos que antes de la pandemia o durante el mandato de su antecesor, Albert Rivera, hubieran supuesto obstáculos insalvables, han hecho que Arrimadas dé marcha atrás en su voluntad de negociar con el Gobierno de coalición. Al menos de momento. Este miércoles la líder naranja explorará esos límites preguntando a Sánchez en la sesión de control del Congreso por su compromiso con la regeneración democrática.

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