Extrema derecha

Joven y de (extrema) derecha: el discurso de Vox cala en las nuevas generaciones

El líder de Vox, Santiago Abascal, en un mitin de campaña

Son menos, más indecisos, más abstencionistas y... más de derechas. Es el retrato de los jóvenes de entre 18 y 24 años según los análisis demoscópicos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y de institutos como 40dB. Los últimos barómetros del CIS apuntan a que se trata de la franja de edad situada más a la derecha en el eje ideológico con un 5,5 en la escala de 1 a 10, mientras que el de 40dB para El País y la Cadena Ser va en la misma dirección y señala que uno de cada cuatro jóvenes se decantaría por Vox en caso de unas elecciones generales (el 24,9%), seguido del PSOE (20%), el PP (11,2%) Sumar y Podemos (6%) y, por último, Se Acabó la Fiesta, la formación de Alvise Pérez (2,3%).

Con estos datos en la mano, la suma del bloque de la derecha se situaría en el 38,4%, mientras que las izquierdas estarían más de doce puntos por debajo, con un 26%. Si se le suman los partidos nacionalistas, un 31,7%. Con todo, la opción que predomina entre los que se encuentran en esta franja de edad es el 29,9% de abstencionistas, indecisos y aquellos que votarían en blanco o nulo. Hay también una marcada brecha de género: el 17% de las mujeres de entre 18 a 24 años votarían por Vox y ellos serían el 28%. Pese a las tendencias, fuentes gubernamentales al más alto nivel aseguran que no están preocupadas por este fenómeno porque siempre ha habido "personas de derechas" aunque sí conceden que hay una diferencia muy marcada entre mujeres y hombres. Por su parte, en la dirección del PP sí creen que es necesario desplegar una estrategia para acercarse a los jóvenes, y a los formatos que escuchan como los podcast, para tratar de que todo ese voto no se vaya a Vox o a Alvise.

¿Y a qué se debe esta 'derechización' de la juventud? Consumidores habituales de redes como TikTok o Instagram, están también más expuestos a la desinformación, un flanco que aprovecha la ultraderecha, que cuenta con una potente red de seguidores. Vox se despliega con más éxito y menos filtros, apuntan los expertos. Además, se trata de una generación más pesimista sobre su futuro laboral y menos proclive a participar o interesarse por la política. Conscientes de esta realidad los partidos —algunos con más esfuerzos que otros— buscan conectar con esta generación utilizando su propio lenguaje. "Vox ha entendido mejor y más rápido que el resto de partidos tres cuestiones importantes para capitalizar su voto y conformar una alternativa política", explica Ana I. López Ortega, doctora en Ciencia Política por la Universitat de València y especialista en extrema derecha, delitos de odio y análisis y comportamiento electoral.

La primera es que la extrema derecha ha sabido identificar los "principales miedos y fuentes de insatisfacciones" de los jóvenes generadas "por las diversas crisis que se han sucedido". La segunda es que han sabido adaptarse "al lenguaje que hablan los jóvenes". En tercer lugar, los "medios que usan para socializarse e informarse, que son las redes sociales". El sociólogo Guillermo Fernández Vázquez, autor de Qué hacer con la extrema derecha en Europa. El caso del Frente Nacional (Lengua de Trapo, 2019) va en la misma línea y señala que la creciente atracción de los jóvenes hacia Vox se debe, en gran parte, "a una estrategia bien coordinada de la extrema derecha" que cuenta con "poderosos medios" para propagar su discurso, entre los que se encuentran las redes sociales. "Vox ha sabido instalar entre los jóvenes el sentimiento de miedo e inseguridad y, para hacerle frente, la respuesta siempre es autoritaria y contundente", señala.

El papel de las redes sociales, fuente de información de los más jóvenes

Este éxito de la ultraderecha entre los más jóvenes podría responder a que campa a sus anchas en TikTok, Instagram, YouTube o Twitch: se han aprovechado de los algoritmos de las plataformas y expanden sus argumentarios a golpe de clic. López Ortega se apoya en estudios de consumo de medios como el del Instituto Reuters, Digital News Report, que confirma que desde la pandemia las redes sociales han reemplazado a los medios tradicionales como fuentes primarias de información. La doctora en Ciencia Política destaca dos cifras: el 39% de jóvenes entre 18 y 24 años utilizan las redes sociales como su principal fuente de noticias y más de la mitad prestan más atención a los famosos e influencers que a los periodistas.

La experta también destaca cómo Vox, en línea con sus homólogos de extrema derecha en otros países, "fue pionero en aprovecharse de las oportunidades y ventajas" que ofrecía Internet como medio de "propaganda y movilización" gracias "al anonimato, la inmediatez y la interconexión" y también del poder de las redes sociales. "Abrió cuenta en todas las redes, hegemonizando prácticamente este espacio y estableció una estrategia con una inversión importante económicamente para capitalizar el descontento social de las generaciones más jóvenes", explica.

Ambos coinciden en que en esta estrategia podemos observar un "lenguaje propio" con mensajes "sencillos, provocadores, a menudo belicistas y de exaltación del sentimiento patriótico y de pertenencia". "Hay un claro predomino de la derecha y la extrema derecha en programas de entrevistas y podcasts, con discursos muy focalizados en la idea de que cualquier interacción sexual con una mujer podría llegar a ser usada en contra de los hombres", señala Fernández.

La brecha de género: ellos son más de derechas

Los estudios del CIS desde 1987 evidencian la brecha ideológica que divide la juventud: los jóvenes varones son más de derechas que nunca y ellas, cada vez más de izquierdas. Esta brecha no existía en las generaciones anteriores. En 2023, los hombres de 18 a 24 años se han autoubicado, de media, en el 5,15 de una escala ideológica que va desde el 1 hasta el 10 —siendo el 1 lo más a la izquierda posible y el 10, lo más a la derecha posible—. En 2019 se colocaban en el 4,39. "Los hombres jóvenes se han convertido en el grupo de población más derechizado de toda la sociedad, algo que no había ocurrido nunca. Esa posición la ocupaban, tradicionalmente, las mujeres mayores, de 65 años en adelante", explica la experta.

Por su parte, Fernández señala la forma en la que la ultraderecha, y Vox en particular, ha reconfigurado el concepto de feminismo como una suerte de 'guerra de sexos'. Esta idea, a juicio del experto, ha sido comunicada efectivamente para atraer a jóvenes varones, presentando a Vox "como defensor de los hombres" frente a lo que perciben como "una defensa dogmática de las mujeres por parte de la izquierda". Además, Fernández apunta que Vox ha amplificado voces minoritarias del feminismo que validan esta perspectiva, "lo que ha hecho que esta narrativa se vuelva creíble para muchos".

López Ortega señala que la brecha se explica, en parte, "porque la extrema derecha y todos sus altavoces mediáticos promueven, por un lado, antiguos modelos de masculinidad" con discursos "misóginos y antifeministas". "Este fenómeno se constata en otros países y por eso se habla del dique de contención que supone el voto femenino para la extrema derecha, pero no hay que subestimarlo porque su aspiración es convertirse en transversal, como ha sucedido en Estados Unidos, Argentina, Italia o Francia con discursos que también apelan al voto de las mujeres", reflexiona.

El sociólogo no se muestra tan optimista y aunque destaca que las mujeres han actuado como un dique de contención contra la extrema derecha, considera que "este papel está debilitándose" porque formaciones como Vox están "intentando dividir a las mujeres y crear tensiones de género para debilitar su oposición": "Es crucial que las fuerzas democráticas no den por sentado este dique y trabajen para que más hombres también voten en contra de la extrema derecha", zanja.

Él éxito de la ultraderecha: ¿mérito de Vox o demérito de la izquierda?

López Ortega considera que el principal "mérito" de haber conectado tan bien con el electorado joven es de Vox y de las estrategias utilizadas por la dirección del partido. "Abascal logra llamar la atención y viralizarse entre los jóvenes, apelando a las emociones, especialmente de aquellas negativas o muy negativas, como el enfado o el miedo". Sin embargo, también considera que la izquierda "tiene parte de responsabilidad" debido a "la ausencia de rearme ideológico de discursos socialdemócratas y liberales": "La izquierda no termina de llegar a los nuevos votantes y las políticas que desarrolla no son todo lo eficaces y eficientes que deberían de ser con la juventud", reflexiona.

Por otro lado, la experta opina que la izquierda "tampoco ha entendido las nuevas reglas del juego" del espacio comunicativo donde las redes sociales "se han convertido en una herramienta de comunicación política fundamental": "Se ha quedado atrás en términos de altavoces mediáticos en las redes que, por ejemplo, combatirían las fake news que atraviesan la esfera pública", apunta. En TikTok, la aplicación preferida por jóvenes y adolescentes, ya es más que evidente que el discurso más conservador se ha hecho viral jaleando la antipolítica o el discurso antifeminista.

El sociólogo cree que "es un 75% mérito de la derecha, 25% demérito de la izquierda". Sobre lo primero, Fernández no lo sitúa tanto en un éxito de Santiago Abascal o de Vox, sino que bebe de "una estrategia coordinada, financiada y testada" en sus homólogos de todo el mundo. Sobre el papel de la izquierda, el experto considera que "acepta el cliché" que le ponen los demás y que no trata de darle la vuelta a los marcos instalados por Vox.

Además, la profesora de la Universitat de València considera que es mayor la "desafección" que el desinterés por lo política y lo explica señalando que esta generación "ha vivido varias crisis económicas, políticas y sanitarias en poco tiempo". Así, señala que esta superposición de crisis "los ha dejado al margen, sin respuesta de las formaciones políticas tradicionales, sindicatos y movimientos sociales", lo que ha provocado, a su juicio, una "creciente insatisfacción de expectativas" porque "no tienen la misma seguridad económica que sus padres".

¿Es la ultraderecha el nuevo punk?

La ultraderecha se ha convertido en sinónimo de rebeldía y antisistema porque venden discursos de que van a romper con lo establecido, como analizó Pablo Stefanoni en el libro ¿La rebeldía se volvió de derechas? . "Ellos han resignificado conceptos como facha o libertad y se los han apropiado. Parte de los jóvenes españoles encuentran en Abascal y también en parte del Partido Popular como es el de [Isabel Díaz] Ayuso su forma de protestar contra el sistema actual ya que consideran que se encuentran fuera de lo 'políticamente correcto'", analiza López Ortega.

La profesora se muestra convencida de que, en el caso de que Vox llegara al Gobierno del Estado de la mano del PP, "buscarían otras alternativas para seguir fidelizando a su público como lo hemos visto en otros países europeos o en el caso de Donald Trump": "La ultraderecha no es un fenómeno puntual o moda pasajera, se han consolidado a nivel global como una alternativa para una parte de la ciudadanía como lo fueron el siglo pasado la socialdemocracia, el conservadurismo o el liberalismo", zanja.

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