Crisis del coronavirus

"No sé qué más pruebas necesitan": las parejas binacionales separadas por el cierre de fronteras pelean por reencontrarse

Una pareja se besa en el aeropuerto de Sidney, Australia.

Han pospuesto la fecha de la boda en dos ocasiones y tienen una hija inmovilizada a consecuencia de un accidente de buceo desde finales de mayo. Angela, estadounidense, y Michael, británico residente en España, han pasado la cuarentena a cientos de miles kilómetros de distancia. Su situación se agravó con el accidente de su hija; tras dos meses ingresada, trataron de volar a España desde Estados Unidos para someterse a un tratamiento de rehabilitación con el seguro médico privado que tienen contratado en nuestro país. Pero las restricciones fronterizas les impidieron reunirse.

Angela y Michael son una de las muchas parejas binacionales no registradas que han quedado separadas por el covid-19. En el BOE del pasado 17 de julio se prohibieron los viajes no imprescindibles a España desde los Estados ajenos a la Unión Europea y el espacio Schengen, con la excepción de Australia, Canadá, China, Corea del Sur, Georgia, Japón, Marruecos, Nueva Zelanda, Ruanda, Tailandia, Túnez y Uruguay. Cónyuges y parejas de hecho no tendrían que acatar estos supuestos, tal y como aclararon en la cuenta de Twitter oficial del Ministerio de Exteriores.

Para dar cabida a las parejas no registradas procedentes de terceros países, se publicó una orden ministerial el 21 de agosto con instrucciones para que pudieran demostrar que tienen una relación "estable y duradera". Sin embargo, los supuestos que se tienen en cuenta son demasiado "restrictivos", como apuntan los afectados.

Algunas de las pruebas que se piden —de forma "no exhaustiva ni excluyente"— para demostrar su relación son cuentas bancarias conjuntas, contratos de alquiler a nombre de ambos, invitaciones a eventos familiares o facturas conjuntas. "Tener una cuenta bancaria conjunta puede ser útil para matrimonios, pero para parejas a distancia no le veo sentido", comenta a infoLibre María desde Estados Unidos. Ella y su pareja, Ángela, que vive en España, llevan sin verse desde el mes de febrero y con "PayPal y otras apps" del estilo no tienen necesidad de compartir titularidad bancaria. Además, denuncia que la única forma de haber convivido durante un año con su novia sería quedándose ilegal en España, ya que el visado de turista le impide pasar en nuestro país más de 90 días seguidos.

Por ello, las pruebas de su relación que envió al consulado español en Nueva York constaban de billetes de avión, transferencias de una cuenta a otra, regalos enviados a través de Amazon, facturas de hotel, tickets de conciertos y fotografías. No obstante, no fueron suficientes. Dos semanas después de enviar estos documentos, su email recibió una contestación rotunda: "La documentación presentada no demuestra el vínculo exigido para poder autorizar la entrada en España". "Hoy haré el último intento y enviaré actas notariadas de amigos y familia", comenta, "pero no sé qué más pruebas quieren de una relación de novias a distancia".

Demostrar convivencia en una relación a distancia

Esta es la razón por la que Asier, español, quiere iniciar los trámites para casarse con su novia Ekaterina, que reside en Moscú. "Al final, si queremos que se quede aquí nos tenemos que casar, así que va a ser el procedimiento más sencillo", comenta, aunque señala que tiene "muchas trabas burocráticas". Ni siquiera pueden registrarse como pareja de hecho porque, denuncia, "también le piden visado de residencia y convivencia de un año".

Ellos pudieron verse una semana en agosto en Turquía, aprovechando que el país aceptaba turistas de ambas nacionalidades y que la flexibilidad en sus trabajos les permitió el encuentro. Aun así, se han planteado recurrir la situación por la vía legal: "El problema es que al final pones el recurso, vas a juicio y tarda más el juicio de lo que puedan tardar en abrirse las fronteras". "Lo que nosotros queremos es un procedimiento rápido y sencillo para que puedan venir aquí las parejas igual que hicieron con los turistas", remata, y deja claro que están dispuestos a aceptar cualquier medida de seguridad preventiva: "Pruebas PCR, si se necesita cuarentena pues se hace cuarentena, sin ningún problema, pero no nos admiten nada de esto".

La respuesta oficial no parece estar muy unificada, ya que las parejas están recibiendo diferentes informaciones dependiendo del consulado al que deban dirigirse. Mientras que las instrucciones publicadas en Twitter por el Ministerio de Asuntos Exteriores hacen hincapié en que no son exhaustivas, el consulado de España en Moscú le exigió por email a Ekaterina demostrar un año de convivencia con su novio. "La presentación de pruebas de comunicaciones telefónicas, correspondencia postal, redes sociales puede servir como documentación de apoyo pero no se considerará como una prueba suficiente de pareja estable si los solicitantes no pueden probar documentalmente la convivencia", se lee en el email que recibió la joven y al que hemos tenido acceso.

La respuesta en redes manifiesta una queja conjunta por la falta de concisión de la medida y de respuestas por parte del ministerio. A través del hashtag #LoveIsNotTourism (El amor no es turismo) parejas de todo el mundo denuncian su situación de desamparo y exigen responsabilidad por parte de las instituciones. Una queja generalizada que sigue en vigor más de un mes después de que España estableciera el procedimiento específico para las parejas binacionales, porque la mayoría no ha podido beneficiarse de él.

"Los consulados contestan justo lo contrario; o año de convivencia o las parejas no pueden venir", responde un usuario de Twitter a la publicación del Ministerio. A Maria y Ángela les ha sucedido lo mismo: "A lo que le dan importancia es a la convivencia". Por lo que es "imposible" para ellas demostrar que son pareja, a pesar de llevar más de un año de relación o de verse con asiduidad antes de que estallara la pandemia.

En otros casos, la convivencia se hace imposible por razones más imperativas que la distancia. "Mi novio es musulmán, y por tradición religiosa no podemos vivir juntos antes de casarnos", comenta por teléfono María Jesús, que, desde España, también lleva meses peleando con el consulado de El Cairo para poder reunirse con Ahmad. "Yo podría viajar a Egipto, pero tengo a mi madre con problemas de salud y no puedo irme", lamenta.

Tras enviar "más de 70 páginas en Pdf" con pruebas de su relación, recibieron la misma respuesta: necesitan demostrar convivencia. María Jesús y Ahmad llevan un año comprometidos y su intención es que él viaje a España para poder celebrar la boda. Para ello, han optado por la petición de un visado de reunificación familiar, aunque todas las respuestas institucionales les apuntan en la misma dirección: o demuestran haber convivido juntos o no le permiten la entrada.

Todo ello, aún a pesar de que el secretario de Estado de España Global, Manuel Muñiz, aclarara en Twitter ya el 25 de agosto que "no es necesario haber convivido en el mismo domicilio más de un año. Es necesario probar que la relación ha tenido una duración de al menos un año. Así se ha trasladado a todos nuestros Consulados".

El amor no es turismo

España no es el único país que ha cerrado sus fronteras a los no comunitarios. Bélgica, por ejemplo, ha puesto en marcha un protocolo incluso más severo. Las parejas de comunitarios no registradas deberán demostrar que su relación es "estable" y que ha durado al menos dos años, presentando documentación que certifique un año de convivencia ininterrumpida y viajes asiduos por un periodo total de 45 días.

La indignación internacional de las parejas ante este contexto se ha manifestado en redes sociales y ha propiciado la creación de grupos de noticias y apoyo. Precisamente a raíz de uno de esos chats internacionales en Facebook, Ger M. se lanzó a administrar Spanish #LoveIsNotTourism, el grupo privado en el que los afectados nacionales han ido compartiendo sus experiencias y que tiene ya casi 1.200 participantes. "Hay mucha descoordinación en los consulados, cada uno decía una cosa y algunos ni siquiera sabían que había cambiado la normativa", comenta Ger a infoLibre. "En el grupo nos vamos avisando de qué documentos funcionan, se comparten peticiones, etcétera".

Su referente, apunta, ha sido Dinamarca: "Desde el principio tuvieron unas medidas específicas y además son menos estrictas". De hecho, todas las parejas, aunque no estén registradas como matrimonio o pareja de hecho, pueden entrar al país si adjuntan un test negativo de covid-19 en las 72 horas anteriores al viaje. Como nota aclaratoria, la página web de la policía danesa advierte que esto excluye a parejas que no se hayan conocido previamente en persona —algo que deben atestiguar mediante una declaración solemne—, pero abre la oportunidad a cualquier relación que haya durado más de tres meses.

Incluso cumpliendo todos los requisitos, hay parejas que siguen separadas. Es el caso de Angela y Michael. A pesar de haber convivido juntos durante un año y de que él, residente en España, era el principal sostén económico de Angela y su hija, estas no pudieron subir al avión en Londres que las llevaba a reunirse con Michael. Como justificación, en el aeropuerto le entregaron un papel desactualizado en el que se prohibía la entrada a cualquier nacional de terceros países a no ser que fuera personal médico.

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La situación, que Angela califica como "descabellada", las ha obligado a pasar los últimos meses en Reino Unido, en casa de su suegra, a la espera de una regularización que no llega. "Nos íbamos a casar, pago un seguro privado en España, tuvimos un alquiler conjunto y una cuenta bancaria común, no sé qué más pruebas necesitan", denuncia.

En el grupo de Facebook de afectados están acostumbrados a este tipo de testimonios porque la gestión "varía mucho dependiendo del consulado y el país", como apunta el administrador del grupo: "El Estado tiene que cambiar esa infografía para esclarecer el procedimiento a las embajadas". Aún así, Ger señala que hay algunas historias que ya están terminando en final feliz, ya que "poco a poco, algunas parejas consiguen el visado".

Es el caso de Asier y Ekaterina que, tras pasar por una entrevista telefónica con el consulado de Moscú y otras comprobaciones, han conseguido que le aprueben a ella la entrada en España. Ekaterina ya tenía un visado de turista en vigor por lo que "le han dado un certificado diciendo que puede venir a España, y luego será la policía de frontera quien confirme o no la entrada", comenta Asier. Este visado solo le permite pasar 90 días en nuestro país. Por ello, los planes de boda siguen en pie: "Ya tenemos cita para presentar los papeles y seguir adelante con el matrimonio, porque es la única manera en que vamos a poder conseguir que ella esté aquí viviendo".

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