En un mapa territorial dominado por las derechas, los delegados del Gobierno han dado un paso adelante en la batalla política y se han convertido en referentes socialistas. Ya no son esas figuras grises y de labores técnicas cuyos nombres apenas conocen los periodistas, sino que también han asumido el papel de defender la acción del Ejecutivo progresista en comunidades dominadas institucionalmente y mediáticamente por la derecha.
En Madrid, por ejemplo, Francisco Martín Aguirre se ha convertido en el polo opuesto a la labor de la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, y del alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida. Su nombre ha estado en el centro del debate estos días por el dispositivo policial en relación a la Vuelta ciclista, que suspendió su última etapa por la masiva manifestación en contra de la participación del equipo de Israel y del genocidio que está pilotando Benjamin Netanyahu.
El PP de Madrid se ha lanzado en su contra durante estos días acusándolo directamente de “no reprimir los incidentes” y de haber “dejado tirada a la Policía Nacional”. Incluso el regidor de la capital ha cuestionado las cifras oficiales de los participantes en las manifestaciones: “No hubo 100.000 personas que se manifestaron en la ciudad de Madrid. No es cierto. Es falso”. El choque también con la Puerta del Sol es total y desde la Comunidad lamentaron que se autorizara una concentración de universitarios en Alcalá contra Isabel Díaz Ayuso en el arranque del curso: "El delegado del Gobierno ya es kale borroka”.
Desde que llegó Martín a la Delegación del Gobierno ha tratado, frente a épocas anteriores, de hacer una defensa cerrada del Gobierno central frente a Almeida y Ayuso. Es una persona de confianza del presidente (trabajó codo con codo con Sánchez en La Moncloa al ser secretario general de Presidencia) y, además, es uno de los grandes poderes en la sombra del PSOE madrileño (es una de las figuras más destacadas de la corriente ‘bolañista’).
Bernabé apunta al Ayuntamiento de València
Otro de los nombres que más fuerza ha cogido en el panorama político por su labor en una Delegación del Gobierno es el de Pilar Bernabé. Su labor durante la dana ha sido reconocida por los ciudadanos y representa el trabajo frente a la ausencia del presidente valenciano, Carlos Mazón, que estuvo encerrado en un restaurante de lujo durante la fatídica tarde que supuso la muerte de 229 personas.
La figura de Bernabé ha subido desde entonces muchos escalones dentro del PSOE, hasta salir elegida responsable de Igualdad en el congreso del partido celebrado en Sevilla el pasado mes de diciembre (fue ratificada en su puesto en el comité federal del 5 de julio en el que se renovó la dirección tras la irrupción del caso Cerdán). Y, además, es uno de los grandes activos electorales del PSPV, que la ha elegido ya para ser la candidata en las elecciones municipales al Ayuntamiento de Valencia (ella es una gran conocedora del mundo local tras años como concejala).
El salto de Casares y Lucas
En el último mes y medio, además, se han producido dos importantes movimientos a través del Consejo de Ministros. El Gobierno ha elegido a Pedro Casares y a Francisco Lucas como nuevos delegados del Ejecutivo en Cantabria y la Región de Murcia, respectivamente. Se da la circunstancia de que los dos diputados han sido también aupados como nuevos líderes socialistas en sus autonomías en la última tanda de congresos y han dejado sus escaños en el Congreso para asumir estas responsabilidades.
De esta manera, estos dos nuevos líderes territoriales tienen un papel relevante en sus comunidades, especialmente por su competencia en materia de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Los delegados del Gobierno gozan de una especial relevancia en las comunidades y suelen tener un importante foco mediático local.
Casares ya se mide políticamente así con la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, a la que tendrá que enfrentarse en menos de dos años en las urnas en las autonómicas de 2027. El nuevo delegado del Gobierno ha pedido explícitamente a la popular que “rectifique” su rechazo a la condonación de la deuda porque es algo “bueno” para su tierra.
El líder del PSOE de Cantabria, como señalan sus allegados, quiere establecer un estilo serio y de gestión en la Delegación frente al clima “irrespirable” que busca el Partido Popular. Se ha marcado al frente de la Delegación cuatro grandes ejes: mejorar los servicios públicos, el empleo, la vivienda y la convivencia social.
Murcia es una tierra extremadamente complicada para los socialistas y Lucas ha decidido centrar su labor política allí, dejando atrás su etapa como diputado en la Carrera de San Jerónimo. El nuevo líder del PSRM tomó posesión el pasado día 12, arropado por el titular de Justicia, Félix Bolaños. Toda una declaración de intenciones.
El papel de Tolón y Lastra
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El mensaje de Lucas desde que ha llegado a la Delegación está en la línea de confrontar con los discursos de la ultraderecha en Murcia y ha advertido durante estos días que no va a tolerar que “el fanatismo, la xenofobia o los mensajes de odio se instalen impunemente en nuestra sociedad”. Con esta idea: "Desplegaremos todos los mecanismos y recursos oportunos para impedir situaciones como la generada este verano en Torre Pacheco o actuaciones como la concentración ilegal convocada hace unos días frente al centro de menores de Santa Cruz".
Pero esa labor de aplacar el discurso del Partido Popular desde la Delegación del Gobierno también se da de manera paradigmática en una comunidad socialista, Castilla-La Mancha. La delegada en Toledo es Milagros Tolón, una mujer de la máxima confianza de Sánchez y que representa una corriente contraria a Emiliano García-Page, cuyas críticas al presidente del Gobierno son constantes. Además, tiene un especial peso interno en la calle Ferraz al formar parte de la Ejecutiva Federal como secretaria de Políticas Sociales. Ella cerca las palabras del presidente castellano-manchego y es la voz que defiende con más fuerza la labor del Gobierno en su tierra.
Y en este listado de delegados estrella también está Adriana Lastra, que ha encontrado su refugio como representante del Gobierno central en Asturias después de haber rechazado ser ministra. Ella fue una de las personas más próximas a Sánchez, pero luego se distanció por su pulso interno con el exsecretario de Organización Santos Cerdán. El tiempo ha dado la razón a la vicesecretaria general respecto a sus recelos con el navarro y sigue teniendo ascendente moral en sectores de su partido para las batallas internas que se puedan dar.
En un mapa territorial dominado por las derechas, los delegados del Gobierno han dado un paso adelante en la batalla política y se han convertido en referentes socialistas. Ya no son esas figuras grises y de labores técnicas cuyos nombres apenas conocen los periodistas, sino que también han asumido el papel de defender la acción del Ejecutivo progresista en comunidades dominadas institucionalmente y mediáticamente por la derecha.