Convención Nacional del PP

Rajoy, al PP, sobre la corrupción: “No hagáis caso de lo que hablen. ¡De algo tienen que hablar!”

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, saluda a José María Aznar, al finalizar el acto de clausura de la convención nacional del PP.

Los fieles a Mariano Rajoy rehúyen admitir que José María Aznar le marca el paso. Pero esta es, al menos, la impresión que dio su discurso de clausura de la convención nacional que el Partido Popular ha celebrado en Madrid. El viernes, casi a la vez que el extesorero del PP acusaba al presidente de estar al tanto de la caja B del partidocaja B, el expresidente del Gobierno José María Aznar inauguraba este cónclave del partido en el que ostenta la presidencia de honor con un discurso que fue interpretado como una clara enmienda a la totalidad de la gestión de Rajoy en el partido y en el Gobierno. Sin mencionarle, eso sí, su sucesor le dio la réplica.

El actual presidente de FAES tocó todos los palos, menos el de la recuperación económica. Terrorismo, Cataluña, corrupción y situación del partido. Y a todos ellos, uno a uno, dio respuesta Rajoy este domingo, sumando su ya tradicional discurso del cambio económico. Los suyos quedaron satisfechos con todas las respuestas, salvo con la referida a la corrupción. Tras la salida del extesorero de prisión y haber dado claras muestras de que seguirá intentando desestabilizar al partido con nuevos datos, sus cargos públicos esperaban una respuesta más contundente. Donde Aznar había dicho el viernes que él respondía de todos sus actos, del primero al último, y que era cosa de cada uno responder de los suyos, Rajoy se confesó incapaz de poner la mano en el fuego por todos sus cargos públicos. Ya se quemó cuando respaldó sin fisuras a Francisco Camps o a Jaume Matas. Además, minimizó estos escándalos que llevan alterando el día a día de su partido desde que en febrero de 2009 estalló el caso Gürtel: “No hagáis caso de lo que hablen. ¡De algo tienen que hablar!”, dijo como si lo que investigan los tribunales fuese un invento de la oposición.

Responsabilidad política

“En política estamos para servir al bien común y nadie debería llegar con la ambición de obtener réditos personales. Pensar lo contrario sería tanto como dejar de confiar en nuestro país y en su democracia. Pero no podemos garantizar todas las conductas de todos y cada uno de nuestros cargos públicos. Porque es verdad que se han producido esos casos y merecen una respuesta firme y contundente. Podemos prevenir muchos de ellos –y lo estamos haciendo con multitud de reformas– y debemos castigarlos todos”, añadió. ¿Dónde queda tras esta afirmación el concepto de responsabilidad política? Cada vez que se cuestiona a la dirección nacional del partido sobre si alguien de la cúpula va a asumir algún tipo de responsabilidad por no haber detectado los tejemanejes de su extesorero –eso es lo que sostienen, que nadie se dio cuenta– la respuesta es el silencio.

Rajoy se limitó a reconocer que su partido ha cometido errores en esta materia, pero que ha pedido perdón en sede parlamentaria y ha tomado medidas. “Lo que a mí me preocupa es la realidad; que algunos de los nuestros no hayan estado a la altura de la historia y la trayectoria de este partido, y de lo que los españoles esperan de él”, dijo sin mencionar a Bárcenas.

El presidente del PP, que mantuvo dentro del partido cuando sus situaciones ya eran insostenibles, por ejemplo, a su extesorero y al expresidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, sacó pecho de su reacción a este tipo de escándalos. “Cuando este partido ha comprobado alguna conducta punible en sus filas, ha intervenido sin dudarlo, y lo ha hecho con un nivel de exigencia que demanda la democracia y que esperan los españoles”, añadió.

Que no oculten "el cambio"

Rajoy trasladó al auditorio la idea de que la oposición usa la corrupción como arma política para intentar derribar al PP. "Otra cosa es que algunos no tengan de qué hablar, pero no es culpa nuestra. Otra cosa es que pretendan darnos lecciones quienes no están en condiciones de hacerlo. Pero en este asunto no debemos mirar a nuestros adversarios sino a nosotros". Fue más allá cuando demandó a los suyos que no permitan, "bajo ningún concepto", que estas cuestiones oculten el "cambio" producido en España en los últimos tres años, que, según dijo, "no es más que el cambio hacia la prosperidad".

Aprovechando que había puesto sobre la mesa la teoría del cambio, se dirigió al plenario con dos preguntas: "¿Ha habido o no un cambio en España desde que gobierna nuestro partido?" "¿Se pueden decir hoy las mismas cosas que se decían hace tres años?" También fueron dos las preguntas que Aznar había planteado a sus compañeros de partido el viernes. Pero la carga semántica fue mayor: "¿Dónde está el PP?" "¿Quiere el PP ganar las elecciones?", les espetó. Estas palabras hicieron que le llovieran críticas desde el entorno del presidente por su "crueldad" y "falta de reconocimiento" al trabajo realizado por el partido en los últimos años. En esta ocasión era Aznar el que escuchaba el discurso desde la primera fila del auditorio. Serio, frío.

El discurso del miedo a Podemos

La formulación de estas dos preguntas dieron pie a Rajoy para instalarse en el discurso de la recuperación económica, el que más domina, en el que más cómodo se siente. Un discurso en el que, como ya hizo el día anterior, elevó a Podemos, la formación liderada por Pablo Iglesias, a la categoría de su máximo rival político. Fue la parte en la que más se extendió.

"No es lo mismo dar doctrina en un plató de televisión que defender los intereses de los españoles en un Consejo Europeo". Fue el dardo que Rajoy lanzó a Iglesias este domingo. Un día antes había acusado a Podemos de querer cambiar el sistema mientras, a su vez, se benefician de los avances del sistema. Fue una de las frases que más gustó a los suyos. Rompieron a aplaudir.

Uno de los ejes del partido de Rajoy para las múltiples campañas electorales que le esperan este 2015 va a ser el de que sólo el PP garantiza la estabilidad y todo lo contrario supondrá un retroceso en el tiempo. "España no está para retrocesos en el tiempo ni saltos en el vacío. No podemos volver atrás, no podemos perder el terreno ganado, no podemos tirar por la borda el sacrificio y el trabajo de tantos españoles", dijo. Y vuelta a Podemos: "Digo más, no podemos jugarnos nuestro futuro y el de nuestros hijos a la ruleta rusa de la frivolidad, la incompetencia o el populismo". Para luego rematar: "Este es un país serio y con una ciudadanía seria y madura. Nosotros sabemos que los problemas no se resuelven con palabras mágicas, ni conjuros caribeños".

Frente a estos escenarios, el presidente del PP dibujó al PP como un partido serio que, pese a la crisis, ha sabido mantener a flote el estado de bienestar. "¡Nadie ha quedado abandonado: ni pensionistas, ni parados, ni familias, ni nadie! Porque nadie nos ha hecho olvidar nunca que es necesario preservar lo esencial, la base de la solidaridad y la igualdad entre todos los españoles. Recortes de verdad, enormes recortes, los que nos dejaron antes de irse, comenzando por la congelación de las pensiones", dijo en alusión al Partido Socialista.

Cataluña y víctimas del terrorismo

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Si algo dejó claro Aznar en su discurso es que se encontraba incómodo con la reacción del partido al desafío soberanista y a las víctimas del terrorismo. El jefe del Ejecutivo, también le dio réplica.

"Quien piense que con un subterfugio tan burdo podrá soslayar la legalidad y tomar decisiones que las leyes no autorizan, me parece que no tiene los pies en el suelo. No creo que con estos trucos consigan en engañar a los catalanes, cuyas preocupaciones llevan despreciando demasiado tiempo, pero desde luego, lo que no conseguirán es engañar a la ley", advirtió a Mas.

Y en materia de terrorismo, sostuvo que el PP siempre dará la batalla "contra el terror", aquí, "en España y en cualquier parte donde la sinrazón intente imponerse a la libertad".

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