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La reflexión de Sánchez abre el primer debate en serio sobre su sucesión en el PSOE

Sánchez se rodea de todoterrenos de la política para afrontar una legislatura de alto voltaje

Pedro Sánchez, en La Moncloa

La legislatura será muy dura. Tanto por el tono que ya emplea la oposición del PP y de Vox como por la dificultad para armar mayorías en el Parlamento con una aritmética ajustadísima. Y Pedro Sánchez lanza su nuevo Gobierno con estas premisas sobre la mesa y escogiendo pesos pesados del partido con mucha carga política y que sepan llegar a los ciudadanos.

El Gobierno que se pone en marcha tiene 22 ministerios (17 para el PSOE y 5 para Sumar) con una hoja de ruta marcada por el avance social y la continuidad en lo económico. Sin grandes novedades mediáticas, sin fichajes con flashes, sin experimentos con gaseosa. Un Ejecutivo con patas negras socialistas, por la parte del puño y de la rosa, y con miembros muy cercanos a Yolanda Díaz por parte de ese espacio, sin ningún representante de Podemos.

Sánchez mantuvo el secreto hasta el final. Terminó de colocar las piezas durante el fin de semana y situó todo el ajedrez. Dos nombres aparecen con mucha fuerza en esta nueva composición: María Jesús Montero y Félix Bolaños. Serán clave para que subsista la legislatura y deben continuar la labor, que por ahora han desempeñado con éxito, de amarrar los votos necesarios de los votos.

María Jesús Montero mantiene Hacienda y Función Pública pero se eleva a categoría de vicepresidenta cuarta (junto a Nadia Calviño, Yolanda Díaz y Teresa Ribera), lo que la hace todavía más poderosa (hay que sumar que es la ‘número dos’ del PSOE). Su papel es esencial si quiere Sánchez durar los cuatro años en el Palacio de La Moncloa porque de ella depende sacar adelante los presupuestos generales (no da tiempo a hacer unos antes de final de año, pero en Hacienda ya trabajan para aprobar los nuevos al principio de 2024).

El presidente aspira a agotar la legislatura en La Moncloa y, para ello, durante las negociaciones con los grupos se ha ido despejando también el camino para que puedan apoyar las próximas cuentas. También tiene la vicepresidenta cuarta in pectore dos temas esenciales para la pervivencia del Gobierno: la materialización de la condonación de la deuda a las comunidades y sacar adelante un nuevo sistema de financiación autonómico (que quiere sacar con el ‘sí’ de las comunidades del Partido Popular). Por lo tanto, será una vicepresidenta con muchos números, pero con un alto contenido político en sus decisiones.

El otro nombre que más poder ha ganado en el nuevo Ejecutivo es el de Félix Bolaños, que tendrá una macrocartera que incluye Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes. De esta manera pasa de ser el ‘supermnistro’, como se le conocía hasta ahora en el partido, a ser el ‘super superministro’. Seguirá dominando la comisión de secretarios de Estado y subsecretarios (paso previo al Consejo de Ministros) y añade Justicia en un momento esencial por la aprobación de la ley de amnistía, la tensión con buena parte de la magistratura y con la tarea pendiente de poder pactar con el PP la renovación del Consejo General del Poder Judicial.

En ese nuevo Ejecutivo se abre paso con fuerza además Pilar Alegría, que seguirá llevando Educación, pero suma Deportes y, sobre todo, la Portavocía. Su papel ha gustado en el partido durante estos meses y Sánchez la quiere todos los martes en las ruedas de prensa del Consejo de Ministros. La labor comunicativa, como explican en Ferraz y en La Moncloa, será esencial para explicar todos los acuerdos entre partidos.

La fórmula económica

La parte económica es continuista, pero encierra también muchas claves de presente y de futuro. Calviño sigue como vicepresidenta primera, pero podría dejar en breve (antes de que acabe el año) el puesto al ser la favorita para lograr la Presidencia del Banco Europeo de Inversiones. Esto podría llevar a otra remodelación en breve, donde Montero se perfila como la mujer más fuerte para capitanear toda la política económica.

Sánchez ha decidido que continúe José Luis Escrivá pero en la cartera de Transformación Digital (competencias que antes eran de Calviño), Esto lo pone también en la pista de aterrizaje ante futuros desplazamientos ministeriales en la parte económica. Para Industria el presidente ha reclamado a Jordi Hereu, ex alcalde de Barcelona, que vuelve a primera línea.

Se trata del único representante del PSC en este Gobierno (salen Miquel Iceta y Raquel Sánchez), pero, según varias fuentes socialistas consultadas, no se puede interpretar como una rebaja de poder para los socialistas catalanes. ¿Por qué? Por un lado, Industria es un ministerio clave en materia económica y siempre ha sido uno de los predilectos del partido hermano (lo ocuparon en la época de José Luis Rodríguez Zapatero figuras como Joan Clos y José Montilla). Aunque no tenga tantos titulares, supone una vía directa con el poder económico y asimismo tiene un papel primordial por los fondos europeos. Además, en Ferraz recuerdan que el papel del PSC sigue siendo fundamental para Sánchez, quien tiene hilo directo y hace partícipe de todo a Salvador Illa. También muchos miembros del partido creen que se ha mandado la señal de que, además de la agenda catalana, se da juego a otros territorios en el Gobierno.

En ese puntal económico emerge Óscar Puente, que se hace con las riendas de Transportes. Su estilo resume mucho a este nuevo Gobierno: gestión durante años en lo económico pero con colmillos políticos muy afilados. El exalcalde de Valladolid fue la gran revelación al inicio de la incipiente legislatura con su discurso durante la investidura de Alberto Núñez Feijóo (“de ganador a ganador”) y fue uno de los sanchistas que más luchó a favor del actual presidente contra Susana Díaz. Remata el equipo de los ‘números’ Elma Saiz, que se hace con Seguridad Social, llegando desde Navarra con el respaldo de María Chivite y de Santos Cerdán (el todopoderoso secretario de Organización).

La sorpresa de Ana Redondo

Una de las grandes incógnitas era la del Ministerio de Igualdad, que el PSOE recupera tras el paso de Irene Montero (Podemos). Los morados no han logrado su reivindicación de mantener esta cartera. La titular será Ana Redondo, una jurista con mucho tirón dentro del PSOE de Castilla y León. “Discreta, muy lista”, resaltan compañeros. El perfil que ha buscado el presidente es el de una política muy del partido y con experiencia de gestión municipal, pero que no ha tenido posiciones relacionadas con el feminismo tradicional ni con la vertiente queer. La idea que lanzan en el PSOE es la de un departamento muy transversal y alejado de las polémicas anteriores.

Esa idea de solvencia es la que quiere impregnar el socialista en este nuevo Ejecutivo. Por eso también mantiene a los ministros de Estado, que conocen al dedillo sus labores y que conforman pilares de su acción: Margarita Robles en Defensa, Fernando Grande-Marlaska en Interior, Luis Planas en Agricultura y José Manuel Albares en Asuntos Exteriores.

Sánchez, investido presidente del Gobierno con mayoría absoluta

Sánchez, investido presidente del Gobierno con mayoría absoluta

Una de las sorpresas, en cambio, como cara nueva es la de Ángel Víctor Torres, que se sitúa al frente de Política Territorial y Memoria Democrática. El expresidente canario, que ganó las pasadas elecciones pero no pudo gobernar por el pacto entre el PP y CC, fue también sanchista de primera hornada y ha labrado una relación muy estrecha con el jefe del Ejecutivo durante estos años por la crisis migratoria o la gestión del volcán de La Palma. Su designación también evidencia, como señalan fuentes socialistas, que el tema de la plurinacionalidad no sólo se circunscribe a Cataluña, sino que se le da una visión más amplia.

Sale con más peso en este Gobierno Diana Morant, una de las figuras más emergentes del PSPV. La exalcaldesa de Gandía, que entró en la remodelación de 2021, se hace con las riendas de un macroministerio formado por Ciencia, Innovación y Universidades. Será uno de los puntales en la legislatura, como consta en el acuerdo entre el PSOE y Sumar, y además se convertirá en uno de los rostros frente al PP y Vox (para contrarrestar el negacionismo científico y las políticas de la Generalitat valenciana). Asimismo, se queda Isabel Rodríguez, aunque pierde peso al situarse en Vivienda y Agenda Urbana, dejándose por el camino Política Territorial y la Portavocía del Ejecutivo.

Por la parte de Sumar, Díaz ha marcado su impronta de lleno en su cuota de poder. Tras el rechazo de Podemos a incluir a Nacho Álvarez, finalmente es Pablo Bustinduy (una de las primeras caras de los morados cuando nacieron pero distanciado de Pablo Iglesias ahora) el nuevo titular de Derechos Sociales. Además, forman parte de la coalición personas de la máxima confianza de la vicepresidenta como Ernest Urtasun, por Cultura, y Mónica García, para Sanidad. Izquierda Unida se hace con un sillón a través de Sira Rego, la eurodiputada al alza que también apunta a dirigir el partido cuando se formalice la marcha de Alberto Garzón.

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