El futuro de la izquierda

Podemos y Syriza: programas “idénticos”, estructuras diferentes

Los militantes entregan todo el poder de Podemos a Pablo Iglesias

Jean-Claude Juncker tiene un deseo para esta Navidad: “Volver a ver rostros conocidos en enero”. El presidente de la Comisión Europea lo confesó hace unos días en una entrevista concedida a una cadena de televisión austriaca, en referencia al posible adelanto de las elecciones generales en Grecia, unos comicios que según apuntan todas las encuestas podrían aupar a la formación izquierdista Syriza al poder.

El pasado mayo, Syriza ya ganó las elecciones europeas en el país heleno con un 26,5% de los votos, una victoria que llevó a su líder, Alexis Tsipras, a pedir que se convocasen elecciones anticipadas apelando al "respeto a la democracia". El primer ministro griego, Antonis Samarás, hizo caso omiso de esta petición en mayo, pero quizá no tenga más remedio que llamar a los ciudadanos a las urnas el próximo enero. Y es que estos días se está llevando a cabo la votación en el Parlamento para elegir al presidente de la República, una elección que el candidato propuesto por la coalición de gobierno –integrada por el conservador Nueva Democracia y el socialista Pasok–, Stavros Dimas, tiene pocas opciones de imponerse.

Dimas tiene tres opciones para ser elegido presidente. En la primera votación en el Parlamento, celebrada el pasado día 17, el candidato no logró reunir los 200 sufragios que necesitaba (de una Cámara de 300) para ser proclamado y sólo fue apoyado por 160 diputados. El próximo martes se llevará a cabo la segunda votación, que igualmente exigirá una mayoría de dos tercios; si en esta ronda tampoco sale elegido, una tercera se celebrará el 29 de diciembre, y en ella Dimas sólo necesitaría el apoyo de 180 diputados –tres quintos del Parlamento–.

Pero, si el candidato oficialista no logra los votos requeridos, la ley griega es clara: el hemiciclo debe disolverse y hay que convocar elecciones generales. Los eventuales comicios están provocando incertidumbre en los mercados: por de pronto, hace unos días la prima de riesgo de Grecia subió por encima de los 700 puntos básicos y la bolsa cayó un 10%. Y es que Syriza, un partido que hace tan sólo cinco años consiguió un pírrico 4,7% de los votos en las elecciones europeas de 2009, es el partido mejor colocado según las encuestas para hacerse con la victoria en las próximas generales.

El auge del partido de Tsipras en los últimos tiempos es comparable al que, en menos de un año, ha experimentado Podemos en España. De hecho, Syriza y la formación de Iglesias han forjado una fuerte alianza que, más allá de hacerles compartir grupo en el Parlamento Europeo, les ha llevado a mostrarse un apoyo explícito en actos tan relevantes como la proclamación de Iglesias como secretario general de Podemos el pasado noviembre, un acto en el que el invitado estrella fue precisamente Tsipras.

“Prácticamente idénticos” a nivel de programa

Los paralelismos entre Syriza y Podemos son constantes desde que el partido español comenzó a subir en las encuestas y, de hecho, estas comparaciones no escapan ni siquiera a los propios líderes. "Podemos puede convertirse en otra Syriza para Europa, en la Syriza española", proclamó Tsipras el pasado octubre en un acto en Atenas en el que también participó Iglesias, que por su parte afirmó que "Syriza es el líder natural de Podemos en Grecia". Pero, más allá de la retórica, ambas formaciones tienen muchos aspectos comunes, aunque también un puñado de diferencias importantes.

"A nivel de programa, Syriza y Podemos son prácticamente idénticos, las diferencias entre ellos son muy pocas". Quien se muestra así de taxativo es Guillem Vidal, investigador doctoral en el Instituto Universitario Europeo y especialista en la reestructuración del espacio político en el sur de Europa desde el inicio de la crisis. Y es que, a pesar de que el partido liderado por Iglesias aún no tiene un programa político para las elecciones generales, muchas de las últimas propuestas que se han conocido hace unas semanas coinciden con lo que lleva tiempo planteando Syriza.

La medida estrella que plantean ambas formaciones es, sin duda, la apertura de una negociación con los acreedores para reestructurar la deuda, que tanto Tsipras como Iglesias consideran que está ahogando las economías griega y española. "El problema de la deuda pública y privada es el más importante que tiene la economía española, tanto por su propia magnitud como por sus efectos sobre el comportamiento de las familias, las empresas, los bancos y el sector público", señala el borrador económico de Podemos [consúltalo aquí en PDF], presentado hace unas semanas por los economistas Juan Torres y Vicenç Navarro.

Las propuestas de ambos partidos son casi calcadas. En su programa para las generales de 2012, Syriza proponía como primera medida "realizar una auditoría de la deuda pública" –una iniciativa idéntica a la que plantea Podemos en España– y, una vez conocida su naturaleza, "renegociar su devolución". La formación de Iglesias, por su parte, plantea la "reestructuración" de la deuda "con algún tipo de quita incluida" tras negociar con los acreedores, tal y como se explica en el documento de Torres y Navarro, pero no hacen referencia a un matiz importante que sí incluye Syriza: la posibilidad de "suspender los pagos hasta que se haya recuperado la economía y vuelva el crecimiento y el empleo”.

Ambigüedad por motivos diferentes

No obstante, a pesar de ser una medida nuclear para ambos partidos, ninguno de ellos ha ofrecido detalles de cómo se procedería a esta reestructuración de la deuda. Luis Ramiro, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Leicester (Reino Unido) que actualmente investiga la evolución del voto a los partidos de izquierda alternativa desde el final de la Segunda Guerra Mundial, ve lógico que ni Syriza ni Podemos se explayen a este respecto, si bien señala que sus motivos son diferentes.

En el caso del partido español, Ramiro hace hincapié en que "el documento presentado recientemente, que modificaba en algunos campos lo propuesto tan recientemente como en las elecciones al Parlamento Europeo, es sólo un marco, una propuesta", una circunstancia que se suma a la juventud de Podemos y a la "voluntad de sus líderes de maximizar el voto atravesando diferentes campos ideológicos". Las razones de Syriza para guardar silencio en este aspecto, para el experto, son de otra índole: "Por un lado la cuestión es de una enorme complejidad. Por otro, la propia situación obliga a que, en su momento, se entable una negociación, lo cual hace necesario que las posiciones sean ahora algo indeterminadas".

"En todo caso, hay incógnitas sobre cómo se abordará la cancelación de una parte de la deuda más allá de ciertos principios generales: Tsipras y otros dirigentes llevan semanas insistiendo en que su Gobierno no tomará acciones unilaterales, que llevará a cabo una negociación sobre bases realistas, que se compromete a pagar los préstamos al BCE, al FMI y a tenedores privados de bonos", abunda Ramiro, que explica que el desarrollo de las medidas que propone Syriza dependen de que se consiga primero el objetivo de reestructurar la deuda. "Syriza solicitará una flexibilización de los objetivos fijados por la troika que, en su visión, será posible por una cancelación parcial de la deuda pública, a lo que se añadirá nuevas adquisiciones de bonos griegos por parte del BCE", explica en este sentido el experto.

"Hay una moderación en cuanto a la retórica y el discurso", asegura por su parte Vidal, que compara este retraimiento con el que ha llevado a cabo Podemos desde las elecciones europeas y señala que "después de las elecciones de 2012, Syriza se ha moderado a la hora de hablar de emprender cualquier acción unilateral con la deuda, así como en el tema de la de los bancos y la subida de los salarios". Ramiro coincide: "En estos años, Syriza ha modificado algunas propuestas, y ha perfilado otras. La campaña de 2012 se polarizó alrededor del Memorándum de Entendimiento [el acuerdo de rescate entre Grecia y la troika] y sus condiciones, y Syriza hablaba de ruptura unilateral del acuerdo y cancelación de la deuda". ¿El motivo? Que "esa posición le facilitaba ganar su competición con otros partidos progresistas, como Dimar, que apostaron por una posición mucho más moderada y pragmática”.

Coincidencia en las medidas económicas

Y es que, en su programa de las generales de ese año, el partido liderado por Tsipras planteaba "subir el salario mínimo hasta su nivel previo a los recortes (751 euros brutos mensuales)" y proponía “nacionalizar las antiguas empresas públicas de sectores estratégicos para el crecimiento del país” –Podemos, para referirse a lo mismo, utiliza la palabra “desprivatizar"–. No obstante, la medida más controvertida del programa de Syriza en 2012 estaba enunciada en tan sólo cuatro palabras: la "nacionalización de los bancos".

En este aspecto, las propuestas que Podemos sostiene actualmente son mucho menos radicales. El documento de Torres y Navarro sí que proponía la creación de un sistema fuerte de banca pública, pero este estaría basado en la reforma de los actuales mecanismos con los que ya cuenta el Estado, como el ICO, "para que los préstamos que recibe del Banco Central Europeo (tal como hace la banca privada) puedan ser accesibles a las pequeñas y medianas empresas y a las familias". Con respecto al BCE, Syriza planteaba además otra medida: que el banco "financie directamente a los Estados".

La reforma fiscal es otro punto clave para Syriza y para Podemos, ya que las modificaciones en los impuestos serían la base con la que sufragar el aumento del gasto público que conllevaría sus medidas. Ambos partidos han hecho públicas ya algunos detalles concretos con respecto a los mismos: la formación de Pablo Iglesias propone establecer dos nuevos tramos del IRPF para gravar al 45% a las rentas superiores a los 60.000 euros y al 50% a las que sobrepasaran los 120.000. En 2012, no obstante, las pretensiones de Syriza iban más allá: "Subir el impuesto de la renta al 75% para todos los ingresos por encima del medio millón de euros anuales".

En el impuesto de sociedades también hay divergencias, aunque ni Podemos ni Syriza son excesivamente concretos en sus planteamientos. Los de Iglesias piden eliminar las desgravaciones de esta tasa para "hacer efectivos los tipos", mientras que la formación dirigida por Tsipras señala que el impuesto debería aumentar "para las grandes empresas al menos hasta la media europea”, lo que para el partido griego debería combinarse con la creación de un impuesto especial para los productos de lujo. Y también coinciden Podemos y Syriza en plantear un impuesto a las transacciones financieras.

“Algunas propuestas sobre salarios, sobre el sector público o sobre el impago de la deuda han sido soslayadas, y esto se debe tanto a la necesidad de cambiar las posiciones ante el cambio de la situación, como a la elaboración de un programa de gobierno que permita una futura negociación con la troika”, concluye Ramiro sobre Syriza. No obstante, el experto niega que el programa haya cambiado en sus líneas básicas: ”En lo fundamental, no se ha movido de su posición de europeísmo crítico, que es la posición mayoritaria del Partido de la Izquierda Europea [en el que también se incluye Podemos]”, señala. “Se puede pensar que el programa de Syriza en 2012 era muy radical o más radical que ahora, pero más allá del programa, algunos observadores cercanos a las posiciones de Syriza, como el profesor de Economía Varoufakis, ya tranquilizaban en 2012 sobre las intenciones pragmáticas de Syriza, y de su objetivo de salvar la zona euro con Grecia dentro”.

Las mayores divergencias, a nivel interno

No obstante, las enormes similitudes entre Syriza y Podemos a nivel programático no son tales al analizar sus estructuras de partido. La formación de Tsipras tiene “unas estructuras mucho más solidas, mientras que Podemos es mucho más volátil” a causa, especialmente, de su juventud, explica Vidal, que señala que frente a esta circunstancia Syriza hunde sus raíces “en 1968, cuando se produce la primera escisión entre los comunistas ortodoxos del KKE y los eurocomunistas”. “Syriza es un partido claramente de izquierdas que no puede jugar al discurso ambiguo de Podemos, un tema importante a la hora de apelar a ciertos electorados”, remacha el investigador.

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Por origen, trayectoria, ideología y posiciones políticas lo más parecido en España a Syriza es IU”, abunda en este sentido Ramiro, que insiste en que “a pesar de que existan matices entre ellos, los dos son partidos de la izquierda radical o alternativa europea”. “En esto no hay absolutamente ninguna ambigüedad ni en Syriza ni en IU”, frente a lo que ocurre en Podemos, señala el experto. Y las diferencias discursivas no sólo afectan a la claridad con la que Syriza y Podemos expresan su posición política, sino que también existen a la hora de adscribirse a la definición de partido político. “Syriza nunca se ha planteado como un reto negar la forma partido, no sólo no es un partido que reniegue de su pasado o que prefiera soslayar su izquierdismo, es que como tal no constituye una negación de la forma partido”, afirma Ramiro.

“Para entender Syriza hay que analizar sus dos posiciones mayoritarias: el ala más a la izquierda, que supone alrededor de un 30%, y la mayoría, que estaría alrededor de un 65% pero que está mucho más dividida”, bosqueja por otra parte Vidal, que explica que “la dirección [de Syriza] ha conseguido espacio de maniobra para moderar su discurso, pero también tiene que responder a estos dos grupos”, algo que influye a la hora de gestionar el partido. La diferencia con Podemos, donde Pablo Iglesias y sus partidarios copan todos los órganos de dirección, es clave: “La dirección de Podemos tiene mucho más poder, y sus guerras internas están menos consolidadas”, asegura en este sentido el experto.

“En lo organizativo hay numerosísimas diferencias entre Podemos y Syriza”, remacha Ramiro, que sitúa el nexo de unión, además de en el programa, en la utilización que han hecho ambos partidos del panorama político actual para difundir su discurso. “Lo que de verdad asemeja a Podemos y a Syriza, más allá del interés que cualquier partido tiene en asociarse con partidos exitosos, es su crecimiento debido al descontento generado por la crisis, y su aprovechamiento de la oportunidad electoral que abría la crisis económica”, concluye.

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