Cómo lo ve

Julio Llamazares: "Me sobrecoge el grado de agresividad de la sociedad en la que vivo"

A lo largo de su larga trayectoria, el escritor Julio Llamazares (Vegamián, 1955) ha publicado más de una decena de libros de narrativa. También ha escrito poesía y es autor de un buen número de libros de viaje. Ha sido guionista de media docena de películas y es un veterano columnista en prensa. Donde no ha terminado de entrar es en el mundo de las redes sociales: “El otro día escribí en un artículo que el papa Juan Pablo II se precipitó al decir que el infierno no existe. El infierno son las redes sociales pero no exactamente las redes sociales, sino la gente que habla desde el anonimato y desde la impunidad”. Vive en Madrid desde hace más de cuarenta años y empieza a creer que, a la vista de los datos, “Madrid es de derechas”.

"Madrid is different"

"Madrid es diferente al resto del país, pero no en el sentido en el que creen muchos madrileños, empezando por su presidenta. Madrid es la capital de un país y por lo tanto tiene ventajas que se deducen de esa capitalidad. Lo de la isla de la libertad ya lo comparto menos. No creo que haya ni más libertad ni menos en Madrid que en el resto de España por mucho que alguno lo pretenda. Me produce cierto estupor caminar por las calles de Madrid viendo que la libertad se ha convertido en un eslogan y casi en un pensamiento político. La libertad, decía Don Quijote, es "el mayor bien que nos han dado y el único por el que merece la pena dar la vida". Pero, si la libertad es una cerveza en una terraza o caminar sin encontrarte a un exnovio o una exnovia por la calle, entonces entramos ya en el terreno de disparate".

Díaz Ayuso como personaje

"Nunca llegaría yo a tanta imaginación como para crear a un personaje como Isabel Díaz Ayuso, que a la vez es fascinante, por aquello que decía Sartre de que "la estupidez es fascinante". Isabel Díaz Ayuso, como otros muchos, es la demostración de que como decía también el filósofo francés "un listo se recupera de un éxito, un tonto, jamás"".

La ideología de Madrid

"Empiezo a pensar que Madrid es de derechas. Antes tenía dudas sobre ello y pensaba que eran movimientos sociológicos que se correspondían con las circunstancias de cada momento o con la actuación de algunos gobiernos. Pero cuando algo se repite una y otra vez, empiezas a pensar que detrás de todo eso no hay una coyuntura sociológica o ideológica sino algo estructural y sí, empieza a pensar, después de 25 años que se repiten los mismos datos, que Madrid es de derechas".

Respuesta a la ultraderecha

"Creo que a la ultraderecha, como a cualquier pensamiento antidemocrático, no hay ni que contestarle, ni que entrarle en el juego. Hay que aislarle del juego. Cuando alguien no acepta las normas del juego, tú no puedes jugar con él. Con ello entonces lo único que queda es irte. El otro día en el debate de la cadena Ser, creo que todos los demás políticos se tenían que haber ido inmediatamente cuando la representante de Vox provocó a Iglesias, no sólo no condenando explícitamente la amenaza real que había sufrido al recibir un sobre con balas, sino invitándole desde la chulería a que se fuera. En ese momento se tenían que haber ido todos los demás y dejar en evidencia a la persona que estaba provocando. Esto es como los bares. Si hay alguien provocando a los clientes, o llamas a la policía si pasa determinadas rayas para que se lo lleven o se van todos los demás y se le deja solo".

El debate político

"Tengo el convencimiento de que en un debate en televisión o en cualquier medio entre alguien que utilice frases hechas e inventario de ideas y un pensador, siempre pierde el pensador. Hemos llegado a un punto de deterioro de la conversación y del diálogo que significa que el que más voces da tiene más razón, el que más insulta tiene más razón y ante eso es difícil comportarse. Esto se ve en las tertulias de televisión y en los debates, que al final no tiene más razón el que argumenta, la tenga o no, sino el que más grita y el que más impide hablar al otro. No sabría lo que tiene que hacer un partido civilizado o una persona civilizada en esta situación. Yo, que me considero una persona civilizada, la mayor parte de las veces lo que hago es callarme cuando se convierte la conversación en un griterío y en una provocación constante".

La deriva del periodismo

"Gran parte de lo que se llama periodismo no es periodismo, sino que se podría llamar propaganda o agitación, como decían los órganos franquistas. El problema es que esto pasa en muchos órdenes de la vida. No todo lo que se publica en libros es literatura. No todo lo que aparece en papel o en plataformas digitales es periodismo. Por lo tanto, es muy difícil controlar. Sí que tendría que haber órganos por parte de los propios periodistas, como hay en otros órdenes de la vida y de la sociedad, una deontología como hay en los colegios de médicos o los colegios de abogados. El periodismo es una tierra de nadie en la que cualquiera puede decir lo que quiera sin tener ninguna responsabilidad y eso es muy difícil de controlar".

Culpables del deterioro

"Pienso, al contrario que la mayoría de mis compatriotas, que la responsabilidad mayor de todo lo que ocurre en un sistema democrático es de los ciudadanos, de la gente. La gente vota, la gente decide una y otra vez lo que quiere. Por lo tanto, lo que no puede hacer la sociedad es escudarse en que la culpa de todo siempre la tienen los políticos, por dos razones. Una, y no voy a defender yo a muchos políticos de este país, porque los eligen. Y, dos, porque representan a la sociedad. Esa idea de que la sociedad es perfecta y los que la gobiernan siempre son los más imperfectos es una idea perversa y además imposible. Una de dos, tú no puedes ser una sociedad perfecta si eliges siempre a los más imperfectos o los que elige la sociedad representan en realidad a esa sociedad, que es lo que yo creo".

Hooliganismo político

"Creo que hay en la sociedad un hooliganismo político, un hooliganismo ideológico que hace que la mayor parte de la gente sea de un partido igual que de un equipo de fútbol haga lo que haga. Es muy conveniente siempre saber o leer lo que escribe gente que no opina como tú, pero la mayor parte de las personas lo que buscan es reafirmarse en los medios de comunicación. No que le hagan pensar. Eso provoca un bucle del que es muy difícil salir. La gente va al kiosco a que le den la razón o ponen la cadena de televisión que le da la razón. No busca que le den ideas para pensar. Se plantea entonces aquello que decía Emilio Lledó de que "la duda es la luz del pensamiento". Tú empiezas a pensar cuando tienes dudas. Si tú crees que tienes la razón y buscas reafirmarte continuamente en ella, al final acabas convertido en un hooligan de la política o de lo que sea, igual que los hooligans en el fútbol".

La normalización del insulto

"Me parece muy peligroso lo que está ocurriendo, no en la política, sino en la sociedad. No solo los políticos sino los ciudadanos comunes, sobre todo cuando actúan desde el anonimato, han hecho mayoritariamente del insulto, de la amenaza y la falta de respeto una forma de pretendido diálogo. Creo que es peligroso que el insulto se empiece a considerar normal, que es lo que está ocurriendo, pero la culpa no es sólo de los políticos, también de la sociedad, que es la que se manifiesta en las redes sociales y en los establecimientos públicos. Cuando se pierde el respeto al otro entramos ya en un terreno de arenas movedizas que convendría repensar".

Las redes sociales

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"Las redes sociales no son más que los patios de vecindad de antes, pero amplificados hasta el infinito. Yo no tengo redes sociales, pero por higiene mental y porque no tengo tiempo para perderlo en tonterías, en el mejor de los casos, o viendo cómo se insulta una gente a otra. Prefiero leer a gente civilizada o escuchar a gente civilizada. A mí me sobrecoge ver los comentarios que me llegan de las redes sociales, pues siempre te llegan aunque no las tengas. Me sobrecoge el grado de agresividad de la sociedad en la que vivo y eso hace que esté al margen de las redes sociales que, por otro lado, también tendrían, como otras tecnologías, la posibilidad de ser bien usadas, como el teléfono, como la televisión o como cualquier otro medio. Sin embargo, el uso que se les está dando a mí hace que me aparte de ellas".

El peligro del anonimato

"El problema de las redes sociales es el anonimato. Esto ha ocurrido siempre en las gradas de los estadios de fútbol. En la masa y en la impunidad la gente se vuelve muy agresiva. La gente es agresiva y se manifiesta como es y cuando no tiene impunidad y anonimato se comporta educadamente, porque no le queda otro remedio. Por eso digo que cuando te asomas a los comentarios que suceden a un artículo, que puedes estar de acuerdo o no, y empiezas a ver los insultos y las amenazas, te hace entrar en una fase de melancolía que tiene que ver con aquella frase de que "el infierno son los otros". En el anonimato todos nos manifestamos tal y como somos. En público, nos comportamos de acuerdo al contrato social establecido. Por eso digo que a mí, a veces, asomándome a esas redes sociales indirectamente, la sociedad que estamos creando me produce, como mínimo, temor".

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