A qué huele este tiempo
Hay ocasiones en las que el texto te coge del brazo, y te lleva de forma serena y discreta. No va a ser este el caso.
Ni de coña.
Escribir, sin saber sobre qué, es como preguntarse ¿a qué huele el tiempo? Probablemente huela a perros y soledad, tal vez en el transcurso del articulo lo descubra. Esto no es más que una intro bucólica y atemporal.
Habrá que dar algún que otro volantazo o buscar veinticinco helados de diferentes sabores para atenuar la sinrazón de macarras de patio de escuela a los que habría que darles de vez en cuando una buena hostia con la mano abierta, de esas que más que doler, ofenden. Hay mucho imbécil suelto y mucho calor en las calles.
Saber quiénes somos es fundamental para darle contexto a un: váyanse a tomar por culo. Entender el sentido de este tiempo no es posible. Somos vulnerables a cualquiera que venda certezas sobre el sentido o el propósito de la vida. Hay toda una industria creándonos complejos sobre nuestros alicatados cuerpos en las redes, mientras mueven la caja registradora, y esto debo reconocer que me pilla un tanto offside, a la par que me la suda.
Somos vulnerables a cualquiera que venda certezas sobre el sentido o el propósito de la vida
Demasiada opinión.
El puto tiempo huele a muerte y devastación, a genocidios consentidos. A pirados dispuestos a volarte la tapa de los sesos sin escrúpulo alguno. A cayucos a la deriva. A mentiras a precio de saldo, inmunes a cualquier atisbo de ética. A pseudomedios, tabloides y personajes de medio pelo. A violadores. A togas corruptas. A un “me cago en dios” que supura impotencia y derrota. A esto huele el tiempo. Este tiempo.
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Pako Martí es socio de infoLibre.