EL NUDO GORDIANO DE LA ULTRADERECHA
Radiografía de una ilusión: ¿puede Mamdani tener la llave para derrotar al trumpismo?
“Este hombre solo ha venido a EEUU por una razón: para transformar el país en una teocracia islámica. Yo digo no a la sharia, que es precisamente por lo que he presentado un alegato para enviarle de vuelta a Uganda”. Es una frase especialmente lapidaria. Su autor, Andy Ogles es un miembro de la Cámara de Representantes por Tennessee, y el destinatario de su ira es el candidato para alcalde de Nueva York por el Partido Demócrata, Zohran Mamdani. Esa afirmación la escribió el pasado 28 de octubre en su perfil de la red social X, que más que suyo parece ser una cuenta monográfica para arremeter contra Mamdani. Es difícil entrar en ella durante los últimos días y no encontrarse con una afirmación referente al demócrata, porque prácticamente cada publicación suya está destinada a atacarle, pese a que la ciudad de Nueva York está a unos 1.500 kilómetros del lugar que le eligió para ocupar un espacio en el Congreso.
La ofensiva de Ogles, aunque especialmente intensa y agresiva, no es algo nuevo o exclusivo en estas últimas semanas. Con las encuestas dando a Mamdani una cómoda ventaja de unos 12-20 puntos en los comicios de este martes sobre su principal adversario, Andrew Cuomo, el Partido Republicano está intentando hacer ver que Nueva York será la primera pieza en caer en una especie de auge comunista que llevará al país al desastre. De hecho, la etiqueta del comunismo ha sido uno de los principales sambenitos que se le han colocado a Mamdani desde su irrupción con su victoria en las primarias demócratas. Donald Trump le llamó “lunático comunista al 100%”, el anterior alcalde neoyorquino, Eric Adams, dijo que “no era demócrata sino comunista” e incluso el polemista ultra Ben Shapiro dijo que “el comunismo había ganado en Nueva York” tras la victoria de Mamdani en las primarias.
Pero, ¿qué propone exactamente Mamdani? ¿Tiene una agenda tan radical? Y sobre todo, ¿es su combinación de propuestas y carisma la clave para disminuir el descontento que propulsa al trumpismo?
De congelar el alquiler al cuidado infantil gratuito
Si hay algo que repite el candidato demócrata sin cesar en sus adictivos spots electorales es que quiere ganar para mejorar el día a día de la clase trabajadora. Es, como todo en su comunicación, una forma simple de resumir sus propuestas, todas ellas enfocadas en hacer la vida diaria de los neoyorquinos más fácil y menos cara. Mamdani quiere empezar por lo micro, por el ciudadano de a pie, por los problemas cotidianos, para transformar la ciudad y hacerla más asequible. Poner el foco en el ciudadano en una de las urbes más pobladas del mundo (si se cuenta su área metropolitana).
Por eso, las propuestas de Mamdani tienen que ver con el gran problema de esta década en todo el mundo: la vivienda. Su apuesta estrella es la de congelar el alquiler a los neoyorquinos que tengan rentas estabilizadas, es decir reguladas por ley, donde las subidas no van a cargo del casero sino de la alcaldía, algo que afectaría a más de dos millones de ciudadanos. “Esta es una de las propuestas más realistas, es fácil de implementar y no tendría un gran coste ni económico ni político, pero tiene una gran limitación y es que no mejora el acceso a la vivienda. Sí, ayudaría a quienes viven en esos pisos, pero no genera nuevas casas. Quienes están en ellas no se van a ir y por tanto no daría acceso a nuevos propietarios”, argumenta Mònica Clua Losada, profesora Beatriz Galindo Senior de la Universitat Pompeu Fabra.
Además, Mamdani quiere poner en marcha un ambicioso plan de construcción de viviendas para complementar esa congelación de los alquileres. El candidato promete levantar 200.000 casas a lo largo de los próximos diez años, todas ellas destinadas a alquiler asequible, construidas por los sindicatos y con renta estabilizada. “Tiene la intención de demoler edificios ruinosos para luego construir otros y que puedan ser habitables. Esto es bastante factible; en Europa, en ciudades como Viena ya se ha hecho. La cuestión es ver cuánto tarda en hacer toda esa construcción”, duda Miguel Ángel Ortiz, economista y profesor en CUNEF Universidad.
En el apartado del coste de la vida y la inflación, uno de los problemas que causa más descontento en la Gran Manzana, Mamdani tampoco se queda atrás en cuanto a medidas ambiciosas, especialmente para un país como EEUU. Para bajar el precio de los productos más básicos propone desarrollar una red de supermercados gestionados desde lo público que venderán a precios de mayoristas, sin intención de sacar beneficio de las ventas. Todo esto será complementado por otra de sus propuestas más comentadas: la de los autobuses gratuitos.
“No es algo que sea particularmente difícil de hacer. En EEUU el transporte público ya es casi gratuito en muchas ciudades de tamaño medio y por tanto sería fácil de implementar y tendría un coste bastante asumible, de unos 800 millones. Con el caso de los supermercados es similar, quizás no logre hacer esa red pública tal y como propone, pero sí puede conseguir algo intermedio apoyándose en la tradición que ya hay en EEUU de mercados comunitarios”, explica Clua Losada.
Algo más complicado es, para la experta, llevar a cabo la propuesta de dar un cuidado gratuito a los niños de entre seis semanas y cinco años: “Esta medida se calcula que costaría unos seis billones de dólares [6.000 millones de dólares, si lo traducimos al sistema europeo, en el que un billón estadounidense equivale a mil millones]; es decir, lo mismo que la ciudad dedica a la Policía, y en EEUU hay ciudades que dedican hasta un 70% de su presupuesto a la misma. Así que parece realmente complejo llevarlo a cabo”.
Para financiar todo esto, Mamdani lo tiene claro: los que tienen más deben ser los que más paguen. El candidato prevé aumentar la tasa de impuestos corporativos para igualar el 11,5% de Nueva Jersey, con lo cual, según sus cálculos, generaría cinco mil millones de dólares. A parte de esto, también gravará al 1% más rico de los neoyorquinos, es decir, a aquellos que ganan más de un millón de dólares anualmente, con un impuesto fijo del 2%.
“Aquí Mamdani tendría las manos bastante atadas, porque el alcalde tiene poco margen de actuación a la hora de poner impuestos. Tiene control sobre el IVA, pero poco más, y para realizar las subidas que él propone necesitaría la autorización del Estado”, comenta Clua Losada. Eso por no hablar del peligro de una fuga de empresas: “Nada le garantiza que las grandes empresas se muevan de la ciudad a otros sitios cercanos que puedan tener tasas más bajas, por lo que será algo a tener en cuenta”, señala Ortiz.
La respuesta al trumpismo
La irrupción de Mamdani ha sido casi vista como un milagro en medio de la larga travesía en el desierto que está siendo para los demócratas el segundo mandato de Trump. Es cierto que tiene a buena parte del establishment en contra, pero es innegable que su poderosa entrada en escena ha sido un soplo de aire fresco a la hegemonía trumpista. Por eso, quizás es Mamdani quien ha dado con la tecla para hacer frente a Trump gracias a ese programa constructivo y centrado en los problemas comunes.
Sin embargo… los expertos tienden a desconfiar de que el fenómeno Mamdani sea la kriptonita del trumpismo. En primer lugar porque, al ser una estrategia tan basada en una ciudad como Nueva York, es difícilmente exportable a otros lugares de un país tan diverso como EEUU. “Es un candidato muy apropiado para la circunscripción en la que se presenta. Sería, por ejemplo, muy de izquierdas si fuera a unas elecciones en Ohio, pero en Nueva York es perfecto. Y creo que los demócratas se equivocarían si extrapolan a Mamdani al resto del territorio”, comenta Pedro Soriano, analista de Agenda Pública y experto en política estadounidense.
De hecho, recuerda, Nueva York, al contrario de lo que pudiera parecer, no es una plataforma especialmente exitosa para dar el salto a nivel nacional, precisamente por su excepcionalidad dentro de EEUU. Así, alcaldes que llegaron a cotas de popularidad altísimas y a un gran éxito electoral dentro de su partido, o bien nunca intentaron llegar a la Casa Blanca o, cuando lo hicieron, no fueron especialmente exitosos. Ese fue el caso de Rudy Giuliani, que antes de ser el abogado de Trump fue un auténtico símbolo de la resiliencia de Nueva York después del 11-S. Sin embargo, cuando en 2007 trató de conseguir la nominación republicana, fue derrotado ampliamente por John McCain. Caso similar fue el de Michael Bloomberg, aunque en esta ocasión en el lado demócrata que, pese a invertir millones de dólares en su campaña, no estuvo ni siquiera en la terna final de las primarias de 2020.
Añadido a todo esto, para Roger Senserrich, politólogo especializado en política estadounidense, el programa de Mamdani no es lo más importante a la hora de explicar el fenómeno de su ascenso. “Las propuestas que tiene no son muy diferentes de las de otros candidatos demócratas de izquierdas. En las propias primarias que gana hay un candidato, Brad Lander, también progresista, que tiene unas medidas políticas muy parecidas a las que lleva Mamdani. Pero la diferencia está en que Mamdani es mucho mejor político”, defiende el politólogo.
Para él, la cuestión con este tipo de candidatos no es tanto lo que dicen ellos sobre el programa, sino lo que el programa dice de ellos. “En eso sí deben aprender los demócratas. Mamdani tiene muchas propuestas, algunas serán más realistas que otras, unas más acertadas que otras, pero lo que está claro es que ya el hecho de hacerlas muestra al votante que hay una preocupación por esos temas. Los neoyorquinos saben que Mamdani se preocupa por la vivienda, por el precio de los alimentos… por temas, en buena medida, por los que ellos también se preocupan. Y eso marca la agenda, algo que los demócratas no logran hacer contra Trump”, continúa Senserrich.
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También hay otro punto muy interesante con Mamdani y es que parece haber dado con la tecla para resolver una de las grandes dudas que han tenido los demócratas para atacar a Trump. “Uno de los grandes debates es si hacer oposición basada en la parte económica o dando más importancia a la deriva autoritaria del presidente. Mamdani ha conseguido con su sola presencia aunar ambas cosas: con sus propuestas consigue esa parte más económica y con su perfil encarna todo lo que Trump odia, por ejemplo, el ser árabe”, explica Soriano.
Esa parte simbólica se combina con la naturalidad y el carisma que derrocha, que vienen acentuados por esa posición de underdog y de luchador contra el establishment que suele funcionar tan bien en Estados Unidos. “Es alguien que no habla como un político, sino como una persona normal. Además, en sus vídeos da una imagen de espontaneidad, de que no todo está milimétricamente calculado (aunque lo esté), parece algo realmente natural. A Obama, por ejemplo, le pasaba eso elevado a la máxima potencia y ese relato contra el establishment también le vino bien a candidatos como al propio Obama o a Trump en 2016”, zanja Senserrich.
Aun así, Mamdani tendrá que luchar contra un enemigo invisible: la ilusión. “Es difícil, para este tipo de campañas municipales que generan tanta movilización que luego puedan concretarse cuando llegan a la alcaldía. Mamdani ha usado muy bien el pasado de Nueva York, esa ciudad que en los 70 era casi socialista para estándares europeos, para ilusionar al votante. Toda su imagen de campaña recuerda mucho a esa época. El problema es que ese momento y el actual no pueden ser más diferentes”, zanja Clua Losada.